Por Yesmín Jozami.
"Hermanos": una comedia íntima "Hermanos": una comedia íntima
La obra de Jorge Accame, dirigida por Luis Lobo, ofrece una mirada sensible y a la vez grotesca sobre la convivencia entre dos hermanos marcados por el pasado, con actuaciones que combinan humor, delirio y una profunda humanidad.Obra: Hermanos
Autor: Jorge Accame
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Director: Luis Lobo
Elenco: Angélica- Pamela Veiga
Bebe- Gustavo Jaibar
Octavio José Giménez
Al ingresar en la sala se percibe un ambiente de luces cálidas, ópera de fondo, y el escenario, un hall de entrada con paredes empapeladas como en los años 60, muebles modestos y una radio antigua. En este clima hogareño, la obra permite ver en la intimidad de un vínculo de hermanos, muy particular: Bebe y Angélica, de 65 años aproximadamente, conviven desde siempre en la casa paterna.
El fallecimiento temprano de su madre hizo que Angélica tomara un rol materno con Bebe, resignando su vida a las tareas de la casa, postergando su felicidad a algún porvenir eterno y depositando sus sueños en la poesía y la ópera, único lugar donde ella se sentirá plena.
Bebe, en cambio, es un soñador empedernido, un 'eternus puerus' atado al pasado de su padre, quien fue un Coronel de baja monta, hecho que no puede asumir Bebe y lo ensalza reivindicando constantemente la figura de su padre, y hasta reclamando un premio Nobel para él. Encerrado en su casa (mente) y dependiente de Angélica, ocupa su tiempo en escribir obras 'inmortales' que en realidad son evidentes plagios.

A esta relación, se suma otra muy particular: el novio de angélica, Octavio, quien desde hace 45 años que no puede esposarla.
La obra comienza, en apariencia, siendo dramática y va avanzando hacia el delirio y lo grotesco, o más bien, exponiendo una realidad grotesca. Explícitamente, a través del novio recién mencionado, personaje muy trabajado desde lo físico por el actor Jose Gimenez, ya que transforma su cuerpo y voz al servicio de Octavio, un médico hipocondríaco, miedoso y sumiso. Sin embargo, su discurso es mucho más coherente que el de Bebe, quien manifiesta todo lo grotesco que puede llegar a ser un hombre emocionalmente inmaduro y refugiado en su propia ficción. El actor Gustavo Jaiba moldea este personaje a través del pasaje continuo de emociones, de un estado de frustración a uno de ensueño, de un tono demandante, manipulador e infantil al de ensoñamiento, donde su 'excelso' poeta, según sus ínfulas, declama.
El personaje de Angélica, dramático, quien Pamela Vierya representa de manera verosímil, sostiene el eje realista de la obra desde su diálogo, y simbólicamente desde su fábula y línea de pensamiento, ya que es ella quien lleva la casa adelante y administra el dinero que cobra de la pensión militar de su padre.
Esta puesta, muy bien lograda por el director Luis Lobo, a través del finísimo humor del texto de Accame, plantea el sinsentido, los peligros de aferrarse al pasado y no encarnar la vida propia, y el desplazamiento de roles en nuestros vínculos. Entre momentos cúlmines de humor, el espectador reflexiona, siendo un mismo gag para éste, la clara identificación de la vida cotidiana.
Por Yesmín Jozami.









