Develando el fenómeno de la hipergamia

La hipergamia es un fenómeno que remonta su existencia desde antes de ser productores y recolectores, un concepto que se lo puede medir en términos cuantificables, definida teóricamente como la tendencia de una persona, fundamentalmente la mujer, a casarse o formar pareja con alguien de mayor estatus social, económico o educativo que uno mismo. Es un concepto que se presta perfectamente al análisis desde, siguiendo a Harris (2010), dos perspectivas antropológicas perfectamente diferenciadas como los son los conceptos emic y etic. La hipergamia desde la perspectiva emic (desde adentro de cada comunidad), se centraría en las percepciones, motivaciones y justificaciones que los propios miembros de una cultura o comunidad tienen sobre esta práctica.

Algunas culturas pueden tener términos específicos o proverbios que describen explícitamente la práctica de "casarse para mejorar" o el deseo de ascenso social a través del matrimonio. Otras, aunque la práctica sea común, pueden no tener un término formal para ella, sino que se manifiesta en expectativas familiares o consejos a las hijas. ¿Es una estrategia consciente? Los individuos pueden reconocer conscientemente que están buscando una pareja con más recursos, estatus o educación. Esto podría ser visto como una estrategia racional para mejorar la propia vida o la de la familia. Entonces los interrogantes que nos haríamos serian, ¿Cómo justifican las mujeres (o sus familias) la búsqueda de una pareja de estatus superior?, ¿Es por seguridad, por prestigio social, por acceso a recursos, por una mejor calidad de vida para los hijos?, ¿Cómo perciben los hombres ser el objetivo de la hipergamia?, ¿Lo ven como un signo de éxito, una carga, una expectativa o como algo normal?

En muchas sociedades, según Marvin Harris (2010), la hipergamia no es solo una elección individual, sino una expectativa familiar y social fuerte. Las familias pueden presionar a sus hijas para que "se casen bien" para mejorar el estatus del linaje. Sean "buenas" y "malas" uniones, la comunidad puede tener ideas claras sobre qué tipo de uniones son socialmente deseables (hipergámicas) y cuáles son desaprobadas (hipogámicas o casarse con alguien de menor estatus). Sin embargo en los roles de género, en una perspectiva "emic" revelaría cómo los roles de género específicos de una cultura influyen en la hipergamia. Por ejemplo, en sociedades culturalmente afirmadas a las tradiciones, donde las mujeres tienen acceso limitado a la educación y el empleo, casarse con un hombre de estatus superior puede ser una de las pocas vías disponibles para la movilidad social y la seguridad.

Desde un enfoque emic, por ejemplo, en una comunidad rural tradicional de Argentina, una joven podría ser aconsejada por su abuela o su madre a "buscar un hombre con trabajo fijo y tierra propia", no porque lo amen más, sino porque esta es la forma emic (desde su visión cultural) de asegurar estabilidad, respeto y una buena vida para la familia. Sin embargo, una perspectiva etic (desde afuera) la hipergamia buscaría patrones universales, factores causales generales y consecuencias que puedan observarse y compararse a través de diferentes culturas, utilizando categorías analíticas externas.

Un investigador etic observaría y cuantificaría la frecuencia con la que las mujeres se casan con hombres de mayor educación, ingresos o estatus ocupacional en diversas sociedades, que relacionándolo con edad analizaría si existe una tendencia universal a que los hombres mayores se casen con mujeres más jóvenes, lo que podría correlacionarse con la acumulación de recursos por parte del hombre. Sin embargo, viéndolo desde la asignación de recursos, estudiaría cómo la hipergamia impacta la distribución de recursos y poder dentro de los hogares en diferentes culturas.

Muchas son las teorías que se involucraron para analizar en profundidad este fenómeno. Desde la teoría de la elección racional/económica, la hipergamia se vería como una estrategia racional donde las mujeres (o sus familias) buscan maximizar sus beneficios económicos y sociales a través del matrimonio, especialmente en contextos donde su acceso a recursos propios es limitado. Por otro lado, para Pincus (2017), la psicología evolutiva podría postular que la hipergamia es un comportamiento humano evolucionado, donde las mujeres ancestralmente preferían parejas con señales de mayor capacidad de proveer recursos y protección, asegurando así la supervivencia y el éxito reproductivo de su descendencia. Por otra parte, desde un punto de vista de movilidad social, la hipergamia puede ser analizada como un mecanismo de movilidad social vertical, donde el matrimonio permite a los individuos (y a sus descendientes) ascender en la jerarquía social. También podría verse como un reflejo de las estructuras de poder de género en una sociedad.

Actualmente, los niveles de desarrollo económico y urbanización, cómo la industrialización, la globalización y el acceso a la educación y el empleo para las mujeres en diferentes países, pueden afectar la prevalencia de la hipergamia desde un análisis etic, podría mostrar que a medida que las mujeres ganan más autonomía económica, la hipergamia puede disminuir o cambiar de forma hacia una hipergamia más sutil basada en otros atributos. En los sistemas de parentesco y herencia, la hipergamia puede ser más pronunciada en sociedades con sistemas de linaje patrilineales o donde la propiedad se hereda a través de los hombres, incentivando la "entrada" de mujeres de menor estatus en linajes de mayor estatus. Por ejemplo, un sociólogo que estudia datos censales de varios países podría encontrar una correlación estadísticamente significativa entre el nivel educativo de las mujeres y la probabilidad de que se casen con hombres con mayores ingresos. Esto se analizaría en términos de oferta y demanda en el "mercado matrimonial", tendencias demográficas y patrones de movilidad social a nivel macro, sin necesariamente indagar en las experiencias individuales. Podría observar que, aunque las manifestaciones varíen, el patrón de "marrying up" persiste en diferentes grados en diversas estructuras sociales.

No obstante, existen otros fenómenos que sale a la palestra y que son variables que a la hora de medir la hipergamia puede aumentar o disminuir la búsqueda femenina de parejas de estatus superior o jerárquica, como lo son la infidelidad y la violencia de género. Respecto al primer caso, como por ejemplo el esposo, con una buena posición económica y estatus social considerable, y que dolosamente cayó en las pasiones bajas con otra mujer, su esposa lo suele perdonar con tal de no perder su posición de privilegio, por sus hijos o su imagen social. Por otro lado, la violencia de género es otro fenómeno que puede alterar a la hipergamia dependiendo mucho de las decisiones del género más vulnerable. El cónyuge o pareja agredida, abusada psíquica y físicamente, en algunos casos continua en la relación por temor, intimidación, obsesión con el género domínate, o, por el contrario, no perder los beneficios que le aporta su marido.

Concluyendo, para una comprensión antropológica profunda de la hipergamia, ambas perspectivas son indispensables. Por un lado, la perspectiva "emic" nos daría la rica historia personal, las narrativas, los consejos de las abuelas, las expectativas de los padres y las emociones asociadas con "casarse bien" en una comunidad específica, y a entender el "por qué" desde el punto de vista de quienes la practican. Por el contrario, la perspectiva "etic" permitiría al investigador identificar si el fenómeno observado en esa comunidad es parte de un patrón más amplio, cómo se compara con otras sociedades, y qué factores estructurales o evolutivos pueden estar influyéndolo a un nivel más universal. Al integrar ambas, podemos entender no solo cómo la hipergamia se vive y se justifica en un contexto particular, sino también porque es un fenómeno recurrente en la historia y a través de diversas culturas, e identificar los factores subyacentes que contribuyen a su persistencia o cambio.