¿Sabés cuánto afectan tus hábitos diarios a la salud de tus huesos?

Probablemente, no lo hayas notado, pero la salud de tus huesos puede verse afectada de maneras silenciosas y progresivas. La osteoporosis, una enfermedad común, debilita los huesos, aumentando el riesgo de fracturas que pueden cambiar la vida. Sin embargo, con la información adecuada y los cuidados necesarios, es posible protegerse y mantener la fortaleza de tus huesos a lo largo del tiempo.

Se trata de una enfermedad sistémica, caracterizada por una baja densidad mineral ósea, lo que significa que los huesos se vuelven más delgados y frágiles. Esta fragilidad incrementa el riesgo de fracturas, con consecuencias que pueden incluir hospitalizaciones, cirugías, cuidados a largo plazo e incluso incapacidad. Las fracturas por osteoporosis tienen un impacto económico significativo y pueden influir directamente en la calidad de vida de quienes las padecen.

 En todo el mundo, una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de cincuenta años sufrirá una fractura ósea debido a la osteoporosis. Por eso, es crucial contar con información adecuada para prevenir la enfermedad, diagnosticarla a tiempo y acceder a un tratamiento oportuno.

 Ahora bien, ¿quiénes tienen más riesgo de desarrollarla? Existen dos tipos de factores de riesgo: no modificables y modificables. Los primeros incluyen la edad, ya que después de los 50 años el riesgo aumenta considerablemente, y el género, pues las mujeres tienen más riesgo que los hombres. Otros factores no modificables incluyen antecedentes familiares de osteoporosis, el uso de ciertos fármacos (como glucocorticoides, medicamentos para la diabetes, o antidepresivos) y enfermedades como artritis reumatoide, ViH/SIDa, enfermedad inflamatoria intestinal o enfermedad renal crónica.

 En cuanto a los factores de riesgo modificables, se destacan el consumo excesivo de alcohol y cafeína, el tabaquismo, el bajo peso corporal, el sedentarismo, la deficiencia de vitamina D y los malos hábitos alimenticios. Como bien se definen, todos ellos pueden ser controlados con cambios en el estilo de vida, lo que ofrece una oportunidad para reducir el riesgo de osteoporosis.

 Por lo tanto, conocer el impacto del estilo de vida en el desarrollo de la enfermedad permite tomar medidas preventivas clave:

 - Limitar el consumo elevado de alcohol y cafeína.

 - Evitar el cigarrillo.

 - Mantener un peso corporal saludable.

 - Realizar actividad física de manera regular, aumentando progresivamente los ejercicios de fuerza.

 - Favorecer la exposición al sol, con un mínimo de 45 a 60 minutos semanales.

 - Seguir una alimentación balanceada, priorizando el consumo de calcio y proteínas; recordando que el calcio no solo está presente en los lácteos, pues también se encuentra en alimentos de origen vegetal como el brócoli, el kale, el amaranto, las semillas de sésamo molidas, las almendras, la naranja, las bebidas vegetales fortificadas y el tofu fortificado, entre otros.

 Por esto, la clave está en conocer los factores de riesgo, adoptar una alimentación adecuada y mantener una rutina de actividad física regular: pilares fundamentales para prevenir la osteoporosis. Detectarla a tiempo y seguir un tratamiento adecuado puede marcar una diferencia significativa, ayudando a preservar la calidad de vida y reducir las complicaciones asociadas a esta condición que afecta a tantas personas.