La esencia santiagueña en los atributos que acompañarán al nuevo mandatario

En cada ceremonia de traspaso de mando, los símbolos que recibe un gobernador condensan mucho más que un rito institucional. Funcionan como una síntesis entre historia, identidad y legitimidad democrática. 

La próxima asunción provincial volverá a poner en escena ese entramado simbólico a través de dos piezas centrales: la banda y el bastón de mando, concebidos para acompañar al mandatario en el inicio de su período 2025-2029.

Como se recordará, el gobernador electo Elías Suárez recibirá los atributos de poder el próximo miércoles 10 en la toma de juramento que se realizará en la Legislatura provincial, en un acto que comenzará a las 19.30.

El bastón de mando se presenta como la pieza que mayor densidad simbólica concentra. Elaborado por artesanos santiagueños, recupera elementos que dialogan con la historia y la geografía local. La vara, realizada en madera de algarrobo, evoca el carácter sagrado que este árbol tiene para los pueblos originarios y su rol como sustento en la vida del monte. El lustrado y el lacado acompañan esa identidad sin ocultarla, reforzando su condición de emblema provincial.

La empuñadura, trabajada en plata, incorpora detalles que completan una pieza de notable elaboración: el escudo provincial en oro, tallado a mano; el nombre de la provincia en sobre-relieve; y un diseño superior inspirado en el algodón, cultivo históricamente ligado al trabajo y a la economía provincial. La terminación inferior, también en plata, con argollas en sobre-relieve, retoma la misma línea de sobriedad y equilibrio.

El bastón descansa en una caja de madera de algarrobo, tapizada en pana gamuzada negra. En la parte superior, detalles en alpaca grabados a láser reproducen la tradicional guarda del poncho santiagueño, mientras que una placa central registra el nombre del mandatario y su período de gobierno.

Junto al bastón, la banda suma una carga simbólica igualmente significativa. Confeccionada especialmente para la ocasión, es realizada por la Sastrería Militar del Ejército Argentino, la misma institución que históricamente se encarga de elaborar los símbolos patrios y los atuendos de altos funcionarios. Su intervención garantiza no solo la calidad técnica, sino también la continuidad de una tradición que asocia cada atributo con la solemnidad del cargo y el respeto por las formas republicanas.

La pieza está confeccionada en cinta de gro de seda de 10 centímetros de ancho, siguiendo estrictamente la reglamentación oficial que rige para las insignias del Poder Ejecutivo. Su interior contiene una capa de algodón con poliéster, y la estructura completa se compone de tres capas de tela, diseñadas para aportar firmeza, comodidad y durabilidad durante su uso ceremonial. El diseño replica el formato clásico de las insignias nacionales: desde el hombro hasta el esternón, donde se ubica el escudo provincial, bordado en hilo dorado. El cruce presenta un diseño pinzado del que cuelgan dos borlas, elaboradas también bajo los estándares tradicionales del protocolo argentino.

Estas características no responden únicamente a criterios estéticos. La banda se convierte, en el momento de su colocación, en un símbolo de poder y autoridad, y en una representación visible de la investidura que el gobernador recibe ante la ciudadanía. La incorporación del escudo santiagueño refuerza la idea de que la máxima responsabilidad ejecutiva se ejerce en nombre de la provincia y su gente, marcando un punto de inflexión entre el compromiso personal y el mandato institucional.

Cada atributo responde a un mismo propósito: expresar, a través de la artesanía y el protocolo, el vínculo entre autoridad e identidad provincial. En tiempos donde los gestos institucionales adquieren un valor renovado, la banda y el bastón vuelven a situarse como testimonios materiales de una tradición que no solo se preserva, sino que también se proyecta hacia el futuro de la provincia.