Copo: buscan al instigador por el ataque a  "Enano"  Pereyra

La Justicia de Monte Quemado, departamento Copo, lanzó a las calles a los policías de la Seccional 22, en busca del instigador del intento de asesinato de Leonardo "Enano" Pereyra, quien fue hallado con una herida en el cuello el domingo a la noche en calle Víctor Chequer, del Bº Triángulo.

En medio de un hermetismo total, el fiscal Gabriel Gómez delineaba anoche redadas masivas tras el individuo que encomendó el "trabajo", cuya sola motivación sería dominar el negocio de las drogas.

Todo hizo eclosión antenoche. Una mujer halló casi degollado a Pereyra. De inmediato, acudieron policías y paramédicos. En menos de 30 minutos, una ambulancia partió hacia el CIS Banda, con Pereyra muy descompensado por la profusa hemorragia en el cuello. En la madrugada, habría sido sometido a una cirugía, con su vida en serio peligro.

Con la misma inmediatez, el fiscal requirió allanamientos y recibió luz verde en el juez de Control y Garantías, Facundo Sayago. Antes de la medianoche cayó preso Pedro Acuña, quien prendió el ventilador al toque: "A mí me mandaron", habría deslizado.

Drogas y más drogas

Al cierre, todos los caminos conducían a las drogas. Trascendió que Acuña habría sido contratado por un proveedor de drogas: las motivaciones, deudas, o bien un ajuste de cuentas, se supo.

Es más, la Fiscalía ya tendría nombres de dos comerciantes que regentearían a "soldaditos" de drogas, a cambio de unos pocos pesos.

Los mismos voceros subrayaron que la puja se sitúa entre los "soldaditos", muchos poco permeables a mantener sus cuentas en orden. Más específicos, dentro de la usina de rumores, se sabe que varios "soldaditos" habrían vendido "merca", pero omitieron "honrar sus deudas".

"Por ahí viene la mano", deslizó un investigador, al confirmar que son horas decisivas, ya que también temen que el peso gordo abandone Copo y en menos de una hora cruce a suelo chaqueño.

El funcionario tiene secuestrado el celular de Acuña, quien se encuentra muy complicado: varado entre la salud frágil de la víctima y el dilema de guardar silencio, o "vomitarlo" todo, a sabiendas de que difícilmente sea excarcelado desde un "homicidio en grado de tentativa".