Por Karen Hutch.
Manifestar el futuro: una ilusión peligrosa para este Año Nuevo Manifestar el futuro: una ilusión peligrosa para este Año Nuevo
No es de sorprender que cada que un año está por concluir, las personas comienzan a prepararse para recibir el siguiente. Surgen nuevas tendencias que nos hacen caer en la superstición, como la que actualmente es tendencia: manifestar y decretar para tener un año lleno de éxito, dinero, fama y abundancia.
Y aunque estas prácticas son disfrazadas de buenas intenciones, ciertamente nos causan el efecto contrario a nivel emocional, psicológico y práctico. Desde años anteriores, comenzó a popularizarse la creación de un visión board, donde colocas todos los aspectos que quieres realizar el siguiente año. Sin embargo, esto también suele caer en la superstición sino se hace correctamente.
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¿Manifestar para tener la vida que anhelas?
Manifestar y decretar suelen entenderse como la idea de que, mediante pensamientos, palabras o visualizaciones, podemos atraer exactamente lo que deseamos a nuestra vida. Estas prácticas provienen de corrientes espirituales y motivacionales que hoy se difunden masivamente.
La ilusión de querer controlar el futuro
Uno de los mayores peligros de decretar la vida del próximo año es la ilusión de control total. Creer que podemos decidir de antemano cómo será nuestra experiencia ignora una verdad básica: la vida está atravesada por la incertidumbre.
Cuando caemos en la trama de creer que "si lo decretó va a pasar", nos enfrentamos tarde o temprano a la frustración de una realidad que no siempre responde a nuestros planes.
¿Qué puedo hacer para no caer en dichas trampas?
Encontrar un equilibrio sano entre las metas que queremos alcanzar el próximo año y alcanzarlas, implica un esfuerzo diario, por lo que, principalmente es necesario ser realistas y hacer un balance para identificar dónde estamos y hacia dónde queremos ir. En lugar de decretar cómo debe ser nuestra vida, podemos adoptar una postura más realista y compasiva:
1. Plantear objetivos flexibles
Evalúa qué hábitos quieres implementar este año que viene y cómo puedes lograrlos. Recuerda que estos objetivos deben ser claros y sobre todo realistas, no te satures de una gran lista de propósitos, pues lo único que pasará es que tu cerebro se saturará y no podrá cumplir todos a la vez.
2. Aceptar que no todo está bajo nuestro control
Recuerda que no podemos tener el control de ciertas circunstancias. Uno de los efectos que ocasionan las actividades como decretar y manifestar es que, cuando no se cumplen nos culpamos a nosotros mismos o bien, nos llenamos de ansiedad y estrés.
3. Haz propósitos de la mano de Dios
Muchas veces dejamos fuera a Dios de nuestros planes, sueños y metas, por lo que este puede ser un buen inicio de partida para crear propósitos que estén siempre a la luz de la fe y encaminados a Dios.
El Padre Pío dijo: "Señor, mi pasado lo confío a tu misericordia, mi presente a tu amor, mi futuro a tu providencia".
Como ves no se trata de predecir el futuro, sino de prepararnos para afrontarlo con mayor conciencia, responsabilidad y los ojos puestos en Cristo.
Fuente: Aleteia.








