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EL LIBERAL . Santiago

Los balotajes y sus curiosidades argentinas

Por Eduardo Lazzari, historiador.

12/11/2023 06:00 Santiago
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Los balotajes y sus curiosidades argentinas Los balotajes y sus curiosidades argentinas

La historia de los presidentes argentinos ha sido pródiga en distintos métodos para elegir a los ciudadanos que habrían de conducir al país desde aquel 8 de febrero de 1826, cuando en virtud de una ley establecida por el Congreso General de 1824 y en circunstancias graves, como lo era la guerra contra el Imperio del Brasil, los diputados constituyentes optaron por Bernardino Rivadavia para ejercer la presidencia de las Provincias Unidas de la República Argentina, convirtiéndose el porteño en el primer ciudadano que recibió el título de presidente. 

Menos de dos años después volvería a utilizarse ese procedimiento para elevar a la primera magistratura a Vicente López y Planes, autor del himno nacional y el más olvidado de los presidentes argentinos. Vale destacar que en esos tiempos no existía la institución del vicepresidente, y que por la provincia de Santiago del Estero participaron de aquella asamblea electora los santiagueños Félix Ignacio Frías, Manuel Vicente Mena, Antonio María Taboada, José Francisco Ugartechey Juan Antonio Neirot, además del porteño Manuel Dorrego, presentado como diputado por Santiago del Estero por el gobernador Juan Felipe Ibarra, su aliado político. 

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Los colegios electorales 

La sanción de la Constitución Nacional redactada por la pluma ilustre del santiagueño José Benjamín Gorostiaga en las salas del Cabildo de Santa Fe de la Veracruz y jurada por los constituyentes el 1° de mayo de 1853 estableció un sistema indirecto, basado en la elección popular de ciudadanos electores que, reunidos en cada jurisdicción provincial, procedían a votar por los diversos candidatos partidarios. Esta forma de elección de los presidentes comenzó con la consagración del entrerriano Justo José de Urquiza en 1854 como primer magistrado de la Confederación Argentina y del sanjuanino Salvador María del Carril como su acompañante vicepresidencial. 

Desde entonces y hasta la reforma constitucional de 1949, rigió este sistema que tuvo como característica la gran eficacia del método para evitar situaciones de zozobra por indefinición en tan importante asunto, ya que sólo en la elección de 1916 hubo un corto tiempo de incertidumbre debido a la resistencia inicial de los radicales santafesinos a convalidar en el colegio electoral el triunfo que Hipólito Yrigoyen obtuvo en las urnas populares, lo que duró un par de semanas hasta que se consagró al radical como presidente electo como consecuencia de los primeros comicios con voto secreto, obligatorio y universal. 

La única elección directa por mayoría simple 

En 1951 fue el inicio del voto femenino en elecciones presidenciales, siendo la única votación popular directa en la que el ganador quedaba establecido por mayoría simple, es decir que el más votado era consagrado presidente por diferencia de un voto, tal como lo establecía la Constitución Nacional surgida de la reforma de 1949, y sin la posibilidad de una segunda vuelta. Pero el triunfo de la fórmula Juan Domingo Perón – J. Hortensio Quijano resultó por mayoría absoluta. Producido el derrocamiento del general Perón en 1955, se procedió a la anulación de la reforma antedicha por vicios en la convocatoria a la convención constituyente y se restauró el texto magno de 1853, con el sólo agregado del artículo 14 Bis referido a los derechos sociales básicos. 

Este próximo 19 de noviembre los argentinos afrontaremos el segundo balotaje de nuestra historia política. A pesar de que en cuatro ocasiones los ciudadanos, con sus votos, encaminaron las elecciones generales a una segunda vuelta, en dos de ellas uno de los candidatos optó por renunciar a la posibilidad de ser presidente. Esta interesante alternativa electoral tuvo su origen en la búsqueda de gobiernos fuertes en tiempos tempestuosos. 

El balotaje en la historia 

El origen de la palabra castellana balotaje es el término francés: "ballotage". La primera vez que un texto legal utiliza esta palabra que establece la segunda vuelta para las elecciones populares de cargos ejecutivos y legislativos es un decreto del 2 de febrero de 1832 que la definió en Francia como el sistema a aplicar "cuando ninguno de los candidatos reúna la mayoría absoluta de sufragios". Vale destacar que entre los países de sistema parlamentario europeo, Francia siempre estableció un poder mayor para el presidente de la República. El "ballotage" fue utilizado en 1852, entre 1870 y 1940 y desde 1957 hasta hoy. Este método fue luego adoptado por las monarquías parlamentarias de Bélgica en 1899 y de Holanda en 1917, y Austria en 1929. 

La Argentina introdujo el balotaje como sistema por imperio del gobierno de facto de la Revolución Argentina en 1972, como consecuencia de las negociaciones que el ministro del Interior Arturo Mor Roig, delegado por el presidente Alejandro A. Lanusse, llevara a cabo con los partidos integrantes de "La Hora del Pueblo", entre los que se contaban la Unión Cívica Radical, el Movimiento de Integración y Desarrollo, el Partido Justicialista, entre otros. El gobierno estableció entonces el Estatuto Fundamental Temporario, promulgado el 24 de agosto de 1972, que con carácter supraconstitucional impuso un mandato presidencial de cuatro años, una segunda vuelta con todos los candidatos que obtuvieran más del 15% y una doble vuelta electoral al 50% de los votos para llegar al poder, además de otros cambios al texto de la Carta Magna. 

LOS BALOTAJES FRUSTRADOS Y EL ÚNICO REALIZADO HASTA HOY

La aplicación del balotaje comenzó con las elecciones del 11 de marzo de 1973, donde la fórmula del Frente Justicialista de Liberación, conformada por Héctor José Cámpora y Vicente Solano Lima obtuvo el 49,53% contra la presentada por la Unión Cívica Radical que reunió a Ricardo Balbín y Eduardo Gamond, que logró el 24,29%. Quedó afuera por pocos centésimos Francisco Manrique que con la Alianza Popular Federalista obtuvo el 14,91%. Era tan poca la distancia de los ganadores de la primera vuelta respecto del 50% (sólo un 0,47%: 51.000 votos sobre once millones) que Balbín renunció a participar de la segunda vuelta el 30 de marzo de 1973. 

Luego de la reforma constitucional de 1994, que incorporó varias cláusulas de aquel Estatuto de 1972, como los senadores por la minoría, cuatro años de mandato presidencial y elección directa de presidente, vicepresidente y senadores, comenzó a regir el sistema de doble vuelta electoral, pero estableciendo un sistema que se apartó de la mayoría absoluta a través de un complejo estatuto con varias posibilidades: si en la primera vuelta el candidato más votado obtiene el 45% es presidente, lo que también ocurre en el caso de lograr el 40% de los sufragios y una distancia con el segundo mayor al 10%. Si no se concretan estas opciones, debe realizarse un balotaje como los comicios que se realizarán el próximo domingo 19, cuyo resultado dará por ganador al que obtenga más votos positivos. 

En las elecciones generales del 23 de septiembre de 1973, del 14 de mayo de 1995, del 24 de octubre de 1999, del 28 de octubre de 2007, del 23 de octubre de 2011 y del 27 de octubre de 2019 no hubo necesidad de realizar una segunda vuelta ya que los candidatos que obtuvieron el primer lugar superaron los límites establecidos en cada caso para ser presidentes de la Nación: Juan Perón, Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Cristina Fernández de Kirchner en dos ocasiones y Alberto Fernández respectivamente. 

En la elección del 27 de abril de 2003, en que se puso en suspenso el Estatuto de los Partidos Políticos, permitiendo a cada partido presentar candidatos sin que los validara una elección interna, el ganador fue Carlos Saúl Menem con el 24,45% de los votos afirmativos, segundo Néstor Carlos Kirchner con el 22,25%, tercero Ricardo López Murphy con el 16,37%, cuarto Adolfo Rodríguez Saá con el 14,11% y quinta Elisa Carrió con el 14,05%, en una clara demostración de la disgregación partidaria, fruto de la crisis política, económica y social de fines del 2001. Sin embargo, lo que la convierte en algo insólito incluso a nivel regional y global, es que ante la posibilidad de una abultada derrota en la segunda vuelta del candidato ganador Menem tal como marcaban las encuestas, muy creíbles por entonces, el riojano anunció su renuncia al balotaje el 10 de mayo cuando sólo faltaban cuatro días para la realización del mismo. Quien esto escribe fue testigo de la frase de un presidente del Brasil ante la consulta sobre su opinión ante este hecho: "Sólo un argentino puede entender esto, si la ley establece algo (una segunda vuelta) hay que hacerlo". 

En 2015 se concretó el único balotaje votado hasta hoy cuando en las elecciones generales del 25 de octubre el candidato oficialista Daniel Scioli obtuvo el 37,08% de los sufragios frente al candidato opositor Mauricio Macri, votado por el 34,15%. Vale destacar además que ya estaba en vigencia el sistema de elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso). A las cuatro semanas, el 22 de noviembre se realizó el balotaje y se invirtió el resultado: Macri logró el 51,34% contra Scioli, que sólo fue seguido por el 48.66% de los votos afirmativos. Macri se convirtió así en el primer ciudadano que accedió a la primera magistratura por medio de una doble vuelta electoral. 

En las elecciones generales del próximo domingo 19 que definirán a quien conducirá los destinos de la República por cuatro años se sigue consolidando el marco institucional que los argentinos hemos sabido construir a lo largo de cuatro décadas: el 10 de diciembre conmemoraremos los cuarenta años de la asunción de Raúl Alfonsín a la primera magistratura del país; lo haremos al compartir la asunción del 50° presidente argentino de la historia y que también será el 10° mandatario desde la restauración democrática. No es poco, falta asumir los desafíos que colocarán a la Argentina en el camino que soñaron los padres fundadores de la Patria, los padres constituyentes y los grandes de la historia nacional. 

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