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Borges, genial y sin Nobel

13/01/2018 21:50 Viceversa
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Borges, genial y sin Nobel Borges, genial y sin Nobel

¿él habrá esperado el premio? Dice Kodama que cuando sonó el teléfono, él le dijo: “No nos hagamos ilusiones”, y que del otro lado de la línea una voz le recriminó al genial escritor argentino su inminente visita al Chile de Pinochet. Borges no hizo caso de la advertencia y ese año viajó al país trasandino y recibió una distinción en un acto en el que estuvo presente el dictador. El Nobel nunca la fue otorgado.

Hoy, las crónicas periodísticas dice que Jorge Luis Borges y el británico Graham Greene compitieron y estuvieron a un paso de obtener el Premio Nobel de Literatura en 1967, pero ese año el guatemalteco Miguel ángel Asturias fue el elegido, de acuerdo con las actas de deliberación de la Academia Sueca, que ahora fueron desclasificadas y puestas a disposición del público en general.

Las actas suelen desclasificarse después de 50 años de que cada premio haya sido entregado, asegura el diario británico The Guardian, que se tomó el trabajo de leer en detalle los papeles; por lo que de ahora en más se podrá revisar cuántas veces el nombre del escritor argentino más importante del siglo XX estuvo a punto de obtener el galardón.

En 1967 hubo 70 escritores propuestos para el premio, entre los que figuraban Samuel Beckett, Saul Bellow, Lawrence Durrell, Georges Simenon y J.R.R. Tolkien; pero sólo habrían llegado a la deliberación final Borges, Asturias, Greene y Yasunari Kawabata, quien lo obtendría al año siguiente.

Anders Osterling, presidente del jurado por entonces, despachó las posibilidades de Borges con pocas palabras: “Desarrolló una obra demasiado exclusiva y artificiosa, basada en ingeniosas miniaturas”. Ni Greene ni Borges obtendrían jamás el premio.

Borges se tomaba a broma el tema. «Es una antigua tradición escandinava: me nominan para el premio y se lo dan a otro. Ya todo eso es una especie de rito», decía en una entrevista de 1979, ya con la lengua más afilada que rápida.

Después de tantos años como figurante en las listas –desde el 56 hasta el final de su vida en 1986 sonó su nombre como candidato–, parece que el motivo de los reiterados rechazos de la Academia Sueca tuvo más que ver con la política que con las polémicas opiniones literarias de Osterling. Su visita a Chile en 1976, para recibir de manos de Pinochet el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Chile, y su discurso de agradecimiento lo marcaron como una suerte de «persona non grata» para el premio.

El diario chileno «La Tercera» recogía parte de su discurso: «En esta época de anarquía sé que hay aquí, entre la cordillera y el mar, una patria fuerte. Lugones predicó la patria fuerte cuando habló de la hora de la espada. Yo declaro preferir la espada, la clara espada, a la furtiva dinamita».

Su relación con el dictador no terminó ahí. Después del acto, Borges se reunió con Pinochet y tras el encuentro lo definió como una «excelente persona», destacando su «su cordialidad» y «su bondad», tal y como recogió entonces el mismo periódico.

Años más tarde, el académico sueco Artur Lundkvist, experto en literatura latinoamericana y responsable de la introducción de la obra borgiana en su país, confirmaría esta sospecha. “Me dijo: la Academia Sueca nunca le dará el Nobel a Borges. Le pregunté por qué. Mencionó el encuentro con Pinochet y los elogios al dictador. Y agregó: la sociedad sueca no puede premiar a alguien con esos antecedentes. Semejante confesión me sorprendió mucho. Supuestamente, un miembro de la Academia no puede expresarse en esos términos”, señaló Volodia Teitelboim, autor de “Los dos Borges”, tras su entrevista con Lundkvist.

En 2016, mientras presidía un acto conmemorativo por el treinta aniversario de su muerte, la viuda del literato, María Kodama, corroboraba esta versión. «Todo el mundo sabe que es una cuestión política», zanjaba entonces. También aprovechó la ocasión para apuntalar el relato de la visita de Borges a Chile, subrayando que «él no fue invitado por Pinochet, sino por la Universidad de Chile» y que lo normal era que un presidente acudiese a una celebración así. “La gente es muy perversa, porque cuando un hombre como él recibe un doctorado, es protocolo que vaya el presidente del país”.

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