Peleó con su mujer por negarse al sexo y, a modo de castigo, fingió suicidio con sábana

La jueza de Género, Norma Elizabeth Morán, extendió la detención a un vecino del B° Rivadavia, cuya esposa le endilga palizas al por mayor y un suicidio por ella misma desbaratado.

La historia comenzó a inscribirse el 1 de enero, ocasión en que un joven de apellido Robles inició una crisis que se extendería hasta el día siguiente.

Enfrente, su pareja, Sosa, lo padeció, incluidas las tres hijas.

Novios desde los 16 años, hoy la pareja cruzó los 20 y ahora todo es gritos y órdenes.

En más de una ocasión, ella le sugirió "tirar la toalla en la relación", es decir, terminarla.

Por su parte, él alentaría sueños de una mejor convivencia.

Ese horizonte prodigado dista de la pesadilla, judicializada con escándalo mediante.

él habría intentado seducirla, léase llevarla a la cama.

Ella, dijo no, con todos los tonos entendibles para un hombre. Furioso, Robles acudió a la violencia y la castigó.

Para Sosa, la situación devino en un "deja vu", uno de los tantos en los últimos cuatro años de vínculo.

Agotados los recursos de "conquista", Robles se armó de una sábana. Fue al fondo de la casa. Ató al cuello. Del otro lado, hizo un nudo. Puso un banco y quedó suspendido.

Sin embargo, rápido advirtió que el suicidio no era lo buscado y empezó a gritar a Sosa, ordenándole bajarlo urgente.

La joven obedeció con total mansedumbre. Horas después, Robles reaccionó de nuevo con furia y la atacó a golpes.

Desesperanzada, la mujer fue a la Comisaría del Menor y la Mujer y formalizó la denuncia.

Según los psicólogos, ella bordea una depresión. él, refleja "un escaso control de sus impulsos sexuales".

Con tamaño informe, la jueza le dijo no a la pretendida libertad de la defensa y prolongó su detención, en sintonía con lo pedido por la fiscal Mariana Baena.