Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
“Vosotros oíd lo que
significa la parábola del
sembrador: Si uno escucha
la palabra del reino
sin entenderla, viene
el Maligno y roba lo sembrado
en su corazón. Esto
significa lo sembrado
al borde del camino.
Lo sembrado en terreno
pedregoso significa
el que la escucha y
la acepta en seguida con
alegría; pero no tiene raíces,
es inconstante, y,
en cuanto viene una dificultad
o persecución por
la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre
zarzas significa el que
escucha la palabra; pero
los afanes de la vida y la
seducción de las riquezas
la ahogan y se queda
estéril.
Lo sembrado en tierra
buena significa el que
escucha la palabra y la
entiende; ése dará fruto
y producirá ciento o sesenta
o treinta por uno”.
Comentario
El escenario en el que se mueve el profeta
para fungir de tal no es
precisamente una balsa
de aceite; el reino del
Norte es un puro desastre
y su caos no les ha
servido de lección para
los del sur. Si el del
norte volvió la espalda a
Yahvé, el del sur reniega
del Señor.
El profeta, no obstante,
habla del perdón que
recaerá sobre el pueblo
que regresa a la ley del
Señor.
Este perdón restaurador,
no otro argumento,
da pie para soñar
con la restauración del
reino del sur. Se hacen
presentes, en su oráculo
profético, las mayores
tradiciones de Judá:
Sión, como lugar de congregación
del pueblo y
trono del Señor, así como
la monarquía davídica,
restaurada según el
primer designio.
El perdón de Yahvé
con su pueblo se hace visible
en las palabras que
dibujan a los dos reinos
vueltos a unir, como expresión
de un solo pueblo,
el que Yahvé espera
y cuida con esmero.
Jerusalén obedecerá
al Señor y a sus profetas,
y ya no hará oídos
a las perniciosas sugerencias
de su endurecido
corazón.