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EL LIBERAL . Opinión

Una descripción de Santiago del Estero, de 1864, del viajero inglés Thomas Hutchinson

27/04/2020 22:31 Opinión
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Una descripción de Santiago del Estero, de 1864, del viajero inglés Thomas Hutchinson Una descripción de Santiago del Estero, de 1864, del viajero inglés Thomas Hutchinson

Introducción: En el S. XVIII, tuvo lugar en Inglaterra lo que se denominó la Revolución Industrial, que consistió en el paso de la agricultura, ganadería y producción artesanal milenaria a la mecanización y producción industrial. El sector que comenzó este proceso en gran escala fue el textil, debido al aumento de la población. Dejó de utilizarse la lana, se pasó al algodón y así nacieron las hiladoras mecánicas. El gran proveedor de materia prima fue el Sur de los EE.UU., los estados de la Confederación, que utilizaban como mano de obra a los esclavos negros. Pero a partir de 1861 hasta 1865, cuando la Guerra de la Secesión, trajo aparejada la crisis en el envío de algodón a Inglaterra.

Ante ello, Inglaterra puso sus ojos en Santiago del Estero (Argentina), de donde había informes de la cantidad y calidad de su producción de algodón. Y designó como cónsul británico en la ciudad de Rosario el médico Thomas Hutchinson, donde también se desempeñó además como representante de agencias comerciales inglesas. El 4/9/1862 Hutchinson solicitó autorización para visitar la región del río Salado y las provincias de Sgo. del Estero, Córdoba y Santa Fe, como también al apoyo, ayuda y protección de sus gobiernos. Se propuso visitar la región, ver el suelo, las semillas de algodón que se utilizaban, el clima, riego, etc.

Entre paréntesis colocaremos más abajo unos agregados nuestros para aclaraciones al lector.

Supuesto origen del algodón santiagueño: si bien hay quienes sostienen que a las primeras semillas de algodón de Santiago del Estero las trajeron los españoles desde Chile (1554), nosotros nos adherimos a la tesis sostenida por muy importantes autores, en el sentido de que los incas “señorearon” estas tierras (argentinas y santiagueñas en especial), antes de la llegada del español, y les legaron el idioma quichua, el culto de la adoración al Sol y el algodón, entre otras cosas. En EE.UU. e Inglaterra, el famoso historiador William H. Prescott sostenía idéntica teoría.

El viaje del agente inglés: Hutchinson llegó por el camino real desde Córdoba a Santiago del Estero y escribió en su diario (transcripto por el diario “Norte”, de fecha 4/02/1866): “El 27 de julio de 1864 entramos en la capital de Santiago del Estero por la calle que hoy se denomina Buenos Aires (dobló por Avellaneda) y luego en Independencia, donde estaba un hotel (“De la Paz”, a la altura del n° 30), y una agencia de las mensajerías nacionales” (sobre calle Libertad, al lado del C.C.B.).

“El aspecto era el de un pueblo que contaba ya con tres siglos de existencia. Agitado en el torbellino de la guerra civil, arrastrado en las alas de sangre, los moradores de Santiago se vieron obligados por más de 50 años (mayormente el período de Juan F. Ibarra) a ocuparse de guardar la patria, sofocando la anarquía y repeliendo la invasión, sin tener el tiempo y material bastante para ocuparse de hacer progresar a las poblaciones. Pero vinieron las batallas de Pavón y Ceibal (de fecha 17/12/1861, donde el Gral. Antonino Taboada batió a Celedonio Gutiérrez y recuperó el control de Tucumán) y por fin se afianzaron las instituciones de la República. Santiago, como sus hermanas, colgó la espada y el fusil, y empuñó el arado y la pala”.

“Cuando entré en la ciudad, ésta presentaba el aspecto de una población recién saqueada, estando muchas de sus casas en ruinas”.

El viajero fue invitado a almorzar en casa de Santiago Villar, y recibió atenciones y cortesías de Manuel Taboada. Posteriormente, el gobernador y su hermano Gaspar lo acompañaron -a su solicitud- a conocer las ruinas del templo de San Francisco (recordar que la actual iglesia data de 1895). Allí solo se encontraban fragmentos de paredes, y la celda capilla del santo. En su sacristía estaban el cordón y la casulla de Francisco Solano. También se encontraba el tirante que según se dice, el milagro hizo estirarlo para que sirviera de viga.

“En 1864 comenzaron las refacciones de las viviendas. Pedro Gallo dio el ejemplo, y su casa (luego Museo Histórico, en hoy calle Urquiza) mejoró de la mano del arquitecto. El Hotel, que ocupaba una casa vieja y poco aparente para esa clase de establecimientos, se trasladó a otra espaciosísima y arreglada a la moderna. La plaza céntrica, que ante era solo una extensión de campo con las viejas ruinas de una Matriz (iglesia) y de un Cabildo (en la esquina de Libertad y Tucumán, destruido por un terremoto), y que por adorno sólo tenía en sus alrededores y centro muchos montones de tierra, hoy enseña un precioso paseo, cuadrado con postes y cadenas, con calles anchas de árboles y asientos, y en el medio una columna –la más hermosa de la Rep. Argentina- dedicada por el pueblo al Gral. Belgrano” (esa columna fue sustituida en 1912 por la estatua de Belgrano).

“Fuera de esto, y en todas partes, se ha trabajado y entre los edificios renovados y edificados recientemente se cuentan en la ciudad 27, 19 de ellos nuevos y 8 renovados, entre éstos dos iglesias. El rápido progreso desenvuelto, después de una postergación de medio siglo, ha dado un valor crecido a la propiedad: terrenos que en enero de 1864 se vendía a 2, 3 y 4 pesos la vara (una medida española que corresponde a 0,836 mt.), se venden hoy a 15, 20 y hasta 50 pesos. En 1863 Gaspar Taboada adquirió un inmueble enfrente a la plaza a 6 pesos la vara”.

“Hay más: en julio de 1854 las calles estaban desiertas al toque de ánimas, y hoy “Morfeo” (el dios griego de los sueños) ha sido desterrado, no permitiéndole llegar antes de las doce o una de la noche”.

“Los sitios que abundaban sin paredes y formando grandes huecos, unos han sido llenados con casas, otros con paredes, pero ninguno permanece abierto”.

“El lujo de las señoras también se ha aumentado y la moda con todos sus caprichos, desterrando la sencillez y elegancia primitivas, ha plantado sus reales en los salones de la sociedad santiagueña”.

“En una palabra, Santiago, que hace un año y medio aparecía en el inmenso mar del territorio argentino como un pobre buque desmantelado por las tormentas y borrascas de las luchas, hoy se encuentra rejuvenecido y lleno de vida, tan elegante y hermoso como un buque recién construido”.

“Para concluir el proceso que hemos seguido a Santiago, nos falta sólo asentar que en la campaña los terrenos han triplicado sus valores, y que en el curso del año presente (1866) el Cabildo y la Matriz (actual iglesia Catedral) abrirán sus cimientos. Esto prueba claramente que, con paz en los pueblos e inteligencia en los gobiernos, las naciones progresan”.

Orígenes de la ciudad: explica Hutchinson que “la primera capital de Santiago estaba al otro lado del río (hoy departamento Banda), como a tres leguas de distancia, y se llamaba ciudad del Barco (por la española “El Barco de ávila”). Esa ciudad fue fundada por Juan Núñez de Prado, y en 1553 trasladada a su actual ubicación por el Cap. Francisco de Aguirre, que la denominó “Santiago del Nuevo Maestrazgo”.

Nosotros adherimos a la tesis de que la primitiva ciudad fue fundada en 1552 en la margen oriental del río, hemos explicado las razones y adjuntado nueve mapas de los principales cartógrafos europeos de 1600 y 1700, que muestran a la ciudad de Núñez de Prado en la margen “bandeña” (en nuestra “Historia de Santiago del Estero”). Ocurre que en una tremenda inundación de enero de 1553, el río Dulce cambió abruptamente de cauce corriéndose hacia la izquierda, pasando por encima del caserío del Barco, y dejando a esa ciudad automáticamente del lado occidental (el Poniente).

San Francisco: existe una anécdota que atribuye al padre Francisco Solano el haber edificado su iglesia con la puerta hacia el Oeste (hoy plazoleta Cnel. Lugones), cuando la ciudad estaba en el parque, hacia el Este, o sea a espaldas de la ciudad. El libro que transcribimos hace referencia a una versión mezquina y frívola, de que ese sacerdote quiso separar a su iglesia de la corrupción de la ciudad, y que por eso lo llamaron entonces el “Padre loco”. Pero en realidad en esa erección hay una suerte de profecía, ya que las crecientes del río del 1600 empujaron a la ciudad hacia el Oeste, colocándola a la entrada de la puerta que había construido cien años antes el padre Solano.

“La iglesia de La Merced, en la plaza, es una ruina completa, habiéndose caído su techo en 1852” (aquí hay una confusión: Hutchinson denomina y ubica como “La Merced”, a la que fuera “Catedral IV”, construida a partir de 1678, permítaseme llamarla así al solo efecto identificatorio. Santiago del Estero dejó de tener Catedral en 1699, cuando el obispado fue trasladado a la ciudad de Córdoba, por disposición del rey de España y del Papa. Y como ese templo principal se incendió, lo afectó una inundación del río y el temblor de 1817 lo derribó, el actual templo de “La Merced”, que había sido construido por Juan F. Ibarra en 1836, pasó a ser la iglesia Matriz, hasta 1877).

“La actual iglesia de Santo Domingo era anteriormente la iglesia de San Ignacio de Loyola y la primer iglesia jesuita edificada en territorio argentino. No he podido descubrir a qué lado quedaba la iglesia Catedral, de la que el Deán Funes dice se incendió en 1612” (la tercera iglesia Catedral estuvo ubicada al frente de lo que hoy es el Teatro “25 de Mayo”).

“La provincia de Santiago tiene 140.000 habitantes, y en la capital 10.000. En ésta hay una fuerza de 700 guardias nacionales, 150 de los cuales son comerciantes, una especie de fuerza de guardia o de voluntarios. Creo que no hay Municipalidad en toda la provincia, siendo gobernado cada distrito por un comandante y una tropa de soldados”.

Bibliografía:

Hutchinson, Thomas J.: “Buenos Aires y otras provincias argentinas”, Bs. As., Ed. Huarpes, 1945.

Castiglione, Antonio V.: “Historia de Santiago del Estero (Bicentenario 1810-2010)”, Latingráfica, 2010


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