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HISTORIAS DESCONOCIDAS DE LA PATAGONIA

01/11/2020 01:47 Santiago
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HISTORIAS DESCONOCIDAS DE LA PATAGONIA HISTORIAS DESCONOCIDAS DE LA PATAGONIA

La historia de la Patagonia ha sido, a lo largo del tiempo, fuente de misterio y de imaginación, por su inmensidad y sobre todo por su desconocimiento desde la llegada a la bahía de San Julián de la expedición iniciada por Hernando de Magallanes y culminada por Juan Sebastián Elcano hace 500 años. Los mapas dibujados entre los siglos XVI y XIX hablan de la “Terra Incognita”, la tierra no conocida. Esta condición cambia desde 1850 gracias a las expediciones de los grandes naturalistas y con el avance del Estado argentino hasta el cabo de Hornos, incorporando la Argentina un tercio de su superficie actual.

Hay libros de crónicas, relatos de viajeros y biografías muy interesantes referidas a la Patagonia, pero falta una enciclopedia que recopile la gran historia de esta porción de la Argentina desde sus orígenes hasta la actualidad. Sin pretensión exagerada, el recorrido que haremos hoy por algunas de los episodios de la vida patagónica que vale la pena descubrir, es una invitación a la aventura intelectual acerca de un universo fascinante que sigue despertando el interés de toda la humanidad.

 

El adelantamiento

de Nueva León

Una de las historias más desconocidas de la tierra austral es sobre la Gobernación de Nueva León, creada por el emperador Carlos V, rey de España, el 21 de mayo de 1534. La historiografía suele recordar a Pedro de Mendoza, adelantado del Río de la Plata, primer fundador de Buenos Aires en 1536, pero omite a Simón de Alcazaba y Sotomayor, un protagonista apasionante de aquellos años lejanos.

Este portugués nacido en 1470 y dedicado a la navegación, estableció una relación muy activa con la corona española, que le permitió obtener en 1529 el título de gobernador, capitán general, adelantado y alguacil mayor de Nueva León, una gigantesca posesión de tierras que abarcaba 200 leguas (1.000 km.) al sur de las correspondientes a Francisco de Pizarro, conquistador del Perú. Alcazaba no pudo armar la expedición prometida y perdió ese adelantamiento, institución creada para expandir el imperio con rapidez.

En 1534 Alcazaba vuelve a ser depositario de una capitulación real por otras 200 leguas, esta vez ubicadas entre el paralelo del cabo de San Antonio, desde la desembocadura del río de la Plata hasta el océano Pacífico, y el paralelo de San Julián, en Santa Cruz. Esta vez sí el portugués cumplió su compromiso y el 21 de septiembre partió desde Sanlúcar de Barrameda con dos naves y 250 hombres.

El 26 de febrero de 1535 recala su flota en la caleta Hornos, al norte del golfo de San Jorge, en las tierras del Chupat (hoy Chubut), y Alcazaba funda el Puerto de los Leones, al que convierte en la capital de Nueva León, al jurar allí como gobernador el 9 de marzo. Hay que destacar que esta población es anterior a la primera Buenos Aires. Días después, Alcazaba encabeza la primera expedición de europeos al interior de la Patagonia, llegando hasta el río Chico, al que bautiza “Guadalquivir”. Allí se produce un encuentro con los tehuelches, indios pacíficos que los condujeron por la estepa en búsqueda de una ciudad dorada, origen de la leyenda de la “Ciudad de los Césares”.

Esa quimera nunca fue encontrada y cuando la expedición regresó al puerto, un motín acabó con la mitad de los hombres que la componían, y el propio Alcazaba fue asesinado. El 17 de junio los rebeldes se embarcaron de regreso a España, dejando abandonados a quienes fueron fieles al gobernador. De esos hombres nada más se supo nunca. Queda pendiente una expedición arqueológica que recupere los restos de esa primera población patagónica. La provincia del Chubut declaró el lugar de interés histórico y turístico hace ya un cuarto de siglo por medio de la ley 4188 del 18 de junio de 1996, aunque hasta hoy el lugar sigue siendo inaccesible.

En 1584, otro de los adelantados, Pedro Sarmiento de Gamboa funda la ciudad del Nombre de Jesús en el extremo austral de la costa continental, en el paraje bautizado por Magallanes como el cabo de Santa úrsula y las Once Mil Vírgenes, asentando a 250 colonos. Este poblado tuvo un trágico destino de abandono, hambre y muerte, ya que sobrevivió sólo Tomé Hernández, que fuera rescatado tres años después por un navío inglés.

 

Las fundaciones del Virreynato del Río de la Plata

Nada ocurrió hasta la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, por cédula real de Carlos III. Juan José de Vértiz y Salcedo, que por su pasión de poner faroles en las calles pasó a la historia como el “virrey de las luminarias”, iba a desarrollar una estrategia de control territorial de las 200.000 leguas cuadradas que le tocaba gobernar. Como gobernador, Vértiz había conducido la campaña militar que obligó a los portugueses a abandonar la Banda Oriental, y como virrey organizó la frontera desde el río de la Plata hasta la cordillera de los Andes. Entre 1779 y 1805 se instalaron el fortín San Juan Bautista de Chascomús, la Villa de la Concepción del Rio Cuarto y la última fundación, el fuerte San Rafael Arcángel del Río Diamante, entre otras muchas fundaciones.

La campaña naval que partió el 15 de diciembre de 1778 desde Montevideo, al mando de Juan De La Piedra y Francisco de Viedma y Narváez, fue el más importante plan para ocupar efectivamente la Patagonia en los tiempos coloniales. Fue una expedición ambiciosa que fundó varios poblamientos desde 1779 hasta el estrecho de Magallanes, en tiempos de amenazas por parte de los imperios británico, francés y holandés. El 7 de enero se funda el fuerte de San José, que duró hasta 1810 sobre la orilla norte de la península de Valdés; el 22 de abril se asienta la villa de Mercedes de Patagones, en la orilla sur del río Negro, que arrasada por una inundación el 13 de julio, se trasladó a la otra orilla como fuerte de Carmen de Patagones, que sería poblado por colonos llegados desde la Maragatería, una comarca leonesa, hecho que dio origen al curioso gentilicio de los oriundos de Patagones: maragatos. Esta ciudad constituye el más importante testimonio colonial de la Patagonia.

Al año siguiente, en 1780, Viedma llega hasta la bahía de San Julián y a unas dos leguas de la costa funda Floridablanca, en homenaje al ministro de Indias de Carlos III José Moñino. Llegaron 150 pobladores desde La Coruña, que hicieron esfuerzos heroicos para sostener la colonia, pese a la falta de agua, aunque finalmente tres años después, el rey ordenó su abandono. Hoy se realizan tareas arqueológicas para recuperar las ruinas de este gran establecimiento que mereció mejor destino.

 

Galeses en el Chubut

En tiempos en que la Argentina estaba en guerra contra el Paraguay, el buque “Mimosa” partía desde Liverpool el 25 de mayo de 1865 con 153 galeses que buscaban un lugar donde hablar su idioma, practicar su religión y cantar su música. El 28 de julio fondearon en New Bay (hoy golfo Nuevo) y desembarcaron para iniciar una epopeya que merece ser más conocida. La autorización para radicarse allí la dio el ministro Guillermo Rawson, durante la presidencia de Bartolomé Mitre.

Por la falta de agua potable, decidieron instalarse en el valle del río Chubut, donde se fundó el 15 de septiembre “Trerawson”, en galés el pueblo de Rawson, homenaje al ministro mencionado. En una larga lucha contra los elementos, poseídos por una voluntad indomable, los galeses fueron poblando “Trelew”, el pueblo de Luis, “Treorky”, el pueblo del perro, Puerto Madryn, Gaiman y Dolavon, cerca de la costa. Para 1886, cuando llegó la segunda tanda en el velero “Vesta”, se animaron a cruzar la estepa hacia la cordillera y fundaron la Colonia 16 de Octubre, hoy Esquel y también “Trevelin”, el pueblo del molino. Vale destacar que en 1888 se inauguró el primer ferrocarril de la Patagonia entre Puerto Madryn y Trelew.

La notable convivencia entre galeses y tehuelches dio lugar a un mestizaje ejemplar que hoy se contempla en rostros indianos de ojos verdes y cabellos rubios, junto a rostros celtas lampiños. Sólo un episodio rompió la armonía y fue en 1884. Varios colonos galeses, encabezados por John Evans, decidieron llegar desde la costa hasta la cordillera y durante la travesía se cruzaron con un contingente militar. Cuando estaban regresando, se toparon con hombres del cacique Foyel, que los tomaron por espías del Ejército. Eso provocó una agria discusión que terminó en persecución.

Los galeses intentaron huir, pero fueron alcanzados por los indios en un paraje llamado hasta hoy Valle de los Mártires, en su homenaje. Los compañeros de Evans fueron asesinados. Pero John, montando su caballo “Malacara”, mote que hacía referencia a las manchas de su pelaje, logró saltar una cañada de cuatro metros y pudo escapar. Este caballo acompañó a Evans hasta su muerte en 1909. Hoy, en la ciudad de Trevelin, la tumba del animal es una atracción, y su lápida reza: “Aquí yacen los restos de mi caballo Malacara, que me salvó la vida en el Ataque de los indios en el Valle de los Mártires 03/04/84 al regresarme de la cordillera. RIP John Daniel Evans”.

Uno de los patrimonios más notables son las capillas galesas del Chubut. Son dieciséis construcciones típicas que conforman un conjunto religioso, cultural y social único en el mundo, que espera su declaración como monumento histórico nacional, en la esperanza posterior que la Unesco los convierta en patrimonio cultural de la humanidad.

Estas historias tienen el valor de ser anteriores al imperio del estado nacional a la Patagonia, cuando la Argentina se convirtió en el país de habla hispana más grande del mundo, título que sigue ostentando hasta hoy. Siempre las pequeñas y olvidadas crónicas ayudan a comprender los procesos que son columna de la gran historia. l

 


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