LA FIESTA DE LA NAVIDAD

Lo verdaderamente importante de la Navidad es que se trata de una Fiesta, en la que conmemoramos el Nacimiento del Hijo de Dios, el verbo divino hecho carne que asume nuestra naturaleza humana al nacer en Belén, es el mejor regalo de Dios hecho a la humanidad, tal como leemos en el Evangelio: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Navidad es la fiesta de la humanidad de Dios, de un Dios que ha querido hacerse hombre voluntariamente, participe de la naturaleza humana con todas sus condicionantes, ponerse al lado del hombre y en favor del hombre. Tal como profesamos en el símbolo de la fe: “Verdadero Dios y verdadero hombre”. De esta manera Cristo se hace parte de la Historia de la humanidad.

Navidad es la fiesta de la contemplación y la adoración del niño Jesús que nace en un pesebre, tal como nos lo relata Mateo 1:22-23 “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:

He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo. Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”.

De modo que desde ese día no solo está Dios con nosotros, sino que también está “en nosotros” y “entre nosotros”. Así nosotros también debemos descubrir detrás de cada rostro la presencia viva de Cristo.

Navidad es la fiesta del Amor, pues en ella descubrimos el Dios del amor, un Dios cercano, lleno de mansedumbre y ternura, un Dios que ha descendido desde los cielos y sea hecho de nuestra condición humana. Solo desde la fe es parcialmente comprensible este misterio del Amor Divino. Tal como nos lo dice San Juan: “Dios es Amor”, esta en la esencia de Dios mismo. Que viene al mundo como un pequeño niño, contemplando el amor y el abrazo de la sagrada familia, nos llama también a nosotros a participar de ese amor de Dios.

Finalmente, la Navidad es la fiesta del gozo y de la alegría, el ángel que comunico a los pastores el nacimiento del Salvador les dijo que esa noticia les iba a llenar a todos de alegría. Conforme nos relata Lucas 2:9-12 “De pronto, un ángel de Dios se les apareció, y la gloria de Dios brilló alrededor de ellos. Los pastores se asustaron mucho, pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Les traigo una buena noticia que los dejará muy contentos: ¡Su Salvador acaba de nacer en Belén! ¡Es el Mesías, el Señor! Lo reconocerán porque está durmiendo en un pesebre, envuelto en pañales.» Así que nuestra alegría es participación de la alegría de Dios, ya que no es una alegría basada en cosas materiales, sino en el gozo de sentir la presencia viva de Dios en nosotros.

Por ello adoremos con devoción a Jesús y vivamos plenamente está Natividad del Señor, para que Cristo sea entronizado en nuestros corazones y le brindemos cobijo con todo nuestro amor. Feliz y Bendecida Navidad queridos hermanos en Cristo.