Una crisis social y global Una crisis social y global
En febrero, la protesta en Libia terminó en una cruenta guerra civil que todavía se prolonga y en la cual los históricos conflictos tribales juegan un rol determinante. Al mismo tiempo en Medio Oriente, en Yemen estallaron protestas que derivaron en una suerte de guerra civil anárquica de baja intensidad que aún no se ha resuelto; la protesta estalló en Siria en marzo, convergiendo el reclamo de reformas políticas con históricos conflictos étnicos y religiosos y prolongándose durante cinco meses una dura represión. En este contexto, el régimen iraní logró controlar los efectos locales de esta rebelión mundial y lo mismo lograron las seis monarquías del Golfo Pérsico lideradas por Arabia Saudita, y Jordania.
Siguiendo con Europa, el movimiento de los “indignados” de España irrumpió en el segundo trimestre del año en el contexto de la dura crisis económica y política que sufre el país. Las protestas que en 2010 tuvieron lugar en países del Este europeo y en Grecia no llegaron a tener un efecto globalizador, como sí parece haberlo tenido el modelo de la ocupación de la Plaza Tahrir de El Cairo, adoptado en España con la ocupación de la Plaza de Puerta del Sol. En el conflicto español se hace evidente otro problema social global, también presente en el Norte de áfrica y Medio Oriente: el desempleo juvenil, que duplica al promedio en todo el mundo. El movimiento español tuvo repercusiones en diversos países del continente, pero sólo cobra fuerza como tal y se mantiene con altibajos durante varios meses. En el caso español, las nuevas tecnologías juegan un papel más importante que en el Norte de áfrica y Medio Oriente por su mayor penetración. En Asia, la reacción del gobierno chino ha sido dura y eficaz -hasta ahora- desde que a mediados de enero se globalizaron las imágenes de las protestas del Norte de áfrica, prohibiendo su difusión en los medios y bloqueándola en los servidores de Internet.
Pasando al Asia, desde enero las protestas sociales han crecido. En China tanto en el caso de las minorías musulmanas -como la que vive en la provincia de Xijiang- como en el de la clase media urbana -ya conectada a Internet-, que ha generado estallidos locales de protesta social contra el aumento de los precios, la corrupción, el abuso policial y el daño ambiental. A partir del 16 de agosto, la protesta social global ha llegado a la India, el país más poblado del planeta. La detención de un militante pacificista que denuncia la corrupción gubernamental, generó movilizaciones en su apoyo en más de 20 ciudades. Aunque en las manifestaciones pacíficas, se produjeron incidentes en los cuales fueron detenidas 1300 personas, frente a los cuales, el parlamento ordenó su liberación.
Los estallidos de protesta juvenil en Londres y su periferia y los que han tenido lugar en Israel han potenciado su globalización. En el primer caso, el desempleo juvenil estructural y las pandillas parecen tener un mayor rol que las diferencias étnicas y raciales combinadas con la pobreza que precipitaron el conflicto. Una vez iniciado, se vio a africanos, musulmanes y pakistaníes uniéndose para protegerse del vandalismo de jóvenes blancos. El chat de BlackBerry, que no deja registro, fue el instrumento utilizado para organizar los saqueos por las pandillas, en un movimiento que tuvo pocos puntos de contacto con los surgidos en el norte de áfrica y en Europa en los meses anteriores. Pero el clima global creado por las imágenes ha tenido indudable influencia. Las protestas surgidas en Israel están más bien originadas en el malestar por el encarecimiento del costo de vida y las dificultades económicas que en otras causas. Sin violencia han llegado a participar en las movilizaciones cientos de miles de personas, en un país cuya población es de sólo cuatro millones, siendo un millón de ellos árabes-israelíes. En marzo la protesta global había generado manifestaciones análogas en los territorios palestinos. El caso israelí tiene lugar en una sociedad que mantiene al mismo tiempo la prioridad por las amenazas generadas por el terrorismo, el conflicto no resuelto con los palestinos y la hostilidad general que tiene en el mundo musulmán.
Por último en América Latina, la protesta estudiantil chilena que estalló en julio también ha tenido influencia de la rebelión global, más allá de sus causas locales. Quizás el problema social más importante que tiene Chile -que ha sido el país más exitoso de América Latina en reducir la pobreza- es la falta de ascenso social. Pasar de la clase baja a la media y de ella a la alta es casi imposible. Por eso es el país de la región con menor movilidad social y el sistema educativo es la clave de este fenómeno, que los gobiernos de la Concertación, incluso con dos presidentes socialistas, no supieron o no pudieron resolver. El problema ha estallado ahora en las calles, al combinarse la rebelión global con el primer Presidente de centro-derecha desde el fin del gobierno militar. La combinación del reclamo social global con la protesta estudiantil chilena ha precipitado a los estudiantes de Honduras a las calles, reclamando contra un proyecto de financiamiento educativo que consideran una privatización encubierta. Mientras en Chile el partido comunista juega un rol en impulsar la protesta estudiantil, en Honduras lo tienen los partidarios del ex presidente Zelaya. En Bolivia, el problema de las etnias indígenas ha precipitado protestas contra la construcción de una carretera transamasónica financiada por Brasil y en Argentina se ha extendido la ocupación de tierras en el norte del país para construir viviendas, cuya falta afecta a la cuarta parte de la población. Los EE.UU. parecen hasta ahora al margen del fenómeno de protesta social, pero ello puede ser por poco tiempo, dado el alto desempleo que está sufriendo.
En conclusión: la crisis global que afecta la economía y la política se manifiesta también en protestas sociales que si bien en cada país tienen causas particulares, son precipitadas por la globalización tecnológica; en Europa la expresión más relevante han sido los “indignados” de España; al mismo tiempo en China se incrementan las protestas en los sectores medios que han salido de la pobreza y en India, la detención de una militante pacifista precipita una protesta generalizada; el estallido británico es más consecuencia del alto desempleo juvenil que de problemas étnicos o raciales y la protesta israelí, generada por causas socioeconómicas, tiene un alcance muy vasto y en América Latina la protesta estudiantil chilena es la manifestación más relevante de fenómeno que en los últimos días también ha repercutido en Honduras, Bolivia y Argentina.







