Estevanez, el galán del pueblo Estevanez, el galán del pueblo
“Galán es el rótulo que te ponen y no me siento así. Lo de pueblo es porque me hice de abajo, toda mi familia se hizo de abajo. A los 10 yo ya estaba trabajando. Nadie me obligó, pero tenía vacaciones en el colegio y trabajaba en una verdulería en Almagro. Galán peronista no sería buena definición, porque lo político me pone nervioso. Soy apolítico”, enfatizó Sebastián.
“Era una verdulería chiquita. En un momento mi abuela era la cajera. Después yo trabajaba en chapa y pintura, o de boletero de teatro. De todo. Cuando a mi viejo le empezó a ir bien y empezó a producir teatro, yo pasé del colegio del Estado a uno bilingüe inglés. Alumnos de alta sociedad. Hijos de embajadores. No entendía nada. Para ellos era un indio. Sapo de otro pozo. Pero yo estaba acostumbrado al desprecio”, confesó.
¿Sentís ese placer de la revancha? El “indio” pudo, le preguntaron al hijo del empresario “Quique” Estevanez.
“Eso lo sentí siempre. Que cumplí. Uno al milagro también lo busca. Y yo creo que Dios en un punto me premió. Después, te elige la gente. Dentro de mis limitaciones, hay algo que yo no dejo de dar: alegría y tenacidad”, respondió Estevanez.
“A los que me critican no les respondo. ¿Cuántos canales hay? ¡Encima tienen cable! Es como un equipo de fútbol. A veces la estrategia no es buena y vos estás metido adentro”, resaltó el protagonista de Camino al amor.
“Pongo todo. Los actores que hacemos novelas tenemos grado de dificultad 10. Grabar 10 horas, no poder repetir. Me importa más ser buena persona que buen actor”.
El amor
Luego, aseguró haber tenido “3 o 4 novias” y dejó en claro el profundo amor que siente por su esposa Ivana Saccani, madre de sus hijos y con quien está hace 14 años.
“Me encantaba la joda más que comer. La tentación está siempre. Todo el tiempo la tengo al lado. Pero en mi caso es fácil porque amo profundamente a mi mujer, entonces mandarme una sería perder lo que más amo”, destacó.
Estevanez hizo una autocrítica sobre su aspecto: “No sé si me gusto, pero trancé. Ya me hice amigo. De mí y de ese al que no le gusta cómo laburo. Que te odian, que critican. No entro en eso. Hace falta más amor en el mundo”. l








