Franco Ramírez vive a pleno su santiagueñidad

- ¿Qué se siente ser santiagueño?

Es una forma de vivir. Es un fuego muy lindo que hace uno solo con la cultura, que hace uno solo con la tierra, que hace uno solo con tu gente. Ahora mismo estoy viviendo la santiagueñidad al palo en un patio, con muchos amigos míos, comiendo un asadito, con Enrique Marquetti (músico santiagueño) y con gente del rock también porque también Santiago del Estero es la mixtura de un montón de corrientes. Es una forma de vivir.

- ¿Qué es lo que más te emociona de estos días de festejos por el aniversario de la fundación de Santiago?

Lo que más me emociona es poder compartir y cantar con la gente para la gente de aquí, de mi tierra. Hemos estado festejando, en el Parque del Encuentro (en ciudad Capital), los 20 años de Tupinami (su primer disco). Hemos estado en la peña de Orellana-Lucca. Hemos estado en La Marcha de los Bombos (realizada ayer) cantando con muchos compañeros. Me emociona eso, el encontrarme dentro de mi pueblo, cantándole y toda la gente bailando y disfrutando.

- ¿Cómo imaginas que se puede seguir transmitiendo a la nueva generación la cultura de Santiago?

Es seguir viviendo con el orgullo que tenemos de ser nacidos en esta tierra y, aparte, conscientes de que tenemos una historia, de que tenemos una historia bastante oscura también donde tenemos que sobrellevarla con música, con arte, con baile, con conciencia y con memoria.

- ¿Cuáles son las cosas que crees que identifican a Santiago del Estero?

La gente, la chacarera y el bombo.

-A lo largo de las giras que has realizado por el mundo, ¿cómo has detectado a otro santiagueño?

Por la tonada. Es inconfundible. Me ha tocado estar en Madrid y encontrar un santiagueño que casualmente estaba tocando en la calle. La tonada es inconfundible.

- ¿Te gustaría descansar aquí cuando Dios te llame?

Estoy tratando de volver todos los meses para cantarle a mi gente. La energía que te da Santiago, donde está mi familia y gente querida, es impresionante. Ojalá que el final, espero que no sea pronto, me pille en Santiago.