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Relato que juega con nuestro temor y curiosidad ante la muerte

29/07/2023 22:16 Pura Vida
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Relato que juega con nuestro temor y curiosidad ante la muerte Relato que juega con nuestro temor y curiosidad ante la muerte

Subtítulos iniciales nos explican que la vigilia es un ritual de judíos ortodoxos: cuando alguien de la comunidad fallece, su cuerpo es velado por un “shomer” (denominación que se le da al “vigilante”), que puede ser un familiar, amigo o, en su defecto, alguien contratado para ello. “The vigil” tiene su centro principalmente en cuestiones culturales, costumbres; en este caso el contraste entre la mencionada tradición religiosa y rasgos de la sociedad estadounidense actual. Lo cual implica el conflicto característico del fantástico, entre lo natural y lo sobrenatural.

En una escena del primer acto, un grupo de jóvenes inmigrantes judíos comentan los episodios cotidianos vividos en su adaptación a EE. UU. A una joven le llama la atención un juego de seducción callejero; Yacov, el protagonista, no pudo acceder a un trabajo por no saber hacer un currículum; además, todavía no sabe manejar bien la tecnología (su celular) ni está acostumbrado al contacto físico con una mujer, un simple beso y abrazo en el saludo. “Necesitamos más clases sobre la vida básica”, comentan en este grupo de amigos.

 Historia simple, relato virtuoso

“The vigil” es uno de esos cuentos cinematográficos a los que nos tiene acostumbrados la BlumHouse, esto es, planteos simples, historias sin mayores implicaciones, que muchas veces lucen “estiradas” para completar un largometraje. En esta película pasa esto. Toda la primera parte es un relato virtuoso: hay un prólogo impactante, en el que un prisionero de los nazis es obligado a ejecutar a un familiar. Luego viene la secuencia de la reunión, donde se lo presenta a Yacob como alguien perturbado, que toma medicación psiquiátrica, ha abandonado su fe, está en proceso de adaptación a un nuevo ambiente y tiene problemas económicos. Su situación de debilidad es la propicia para la entrada del Mal. En la propia trama se hace referencia explícita a un demonio, el Mazzik, que se alimenta de los traumas humanos.

A Yacob le proponen ser “shomer” por cuatrocientos dólares; son unas pocas horas, pues el vigilante anterior ya había empezado el trabajo y misteriosamente lo abandonó, como si huyera. El 90 % de la película, en una puesta casi teatral, es la permanencia del joven en la sala de una casa donde está el cadáver de Rubin Litvak, sobreviviente del Holocausto. Toda la primera parte es un relato virtuoso, con una construcción meticulosa, sutil, del drama; poco a poco se van sumando indicios que permiten definir la situación, los personajes y van anticipando que esas pocas horas de trabajo nocturno no serán tan sencillas. Detrás de cámara y en los textos está Keith Thomas, a quien conocimos recientemente por un episodio de “Cabinet of Curiosities” (“Pickman’s Model”, 2022) y la nueva adaptación de la novela de King “Firestarter” (2022).

Atracción y repulsión por la muerte

Precisamente King habla de cómo el género de terror aprovecha nuestra curiosidad irrefrenable, mezcla de atracción y repulsión, por espiar “debajo de la sábana” donde hay un cuerpo inerte. Keith Thomas le da un buen espacio al espectador para la participación. Así, cuando en un plano general de la sala donde Yakov está sentado en un sillón y al fondo está la mesa con el cuerpo tapado del difunto, no es extraño que observemos sin pestañear la sábana blanca, esperando ver algún mínimo movimiento. Thomas juega con nuestros miedos cuando hace que su personaje al principio se siente de espaldas al cadáver, y además se ponga a escuchar música con auriculares. ¿Nosotros le daríamos la espalda a un muerto en una habitación vacía, en penumbras, además tapando nuestro oídos?

La atmósfera inicial no se sostiene pareja a medida que promedia la película. El director no puede evitar algunos trucos (como bocinazos de la banda de sonido o las consabidas apariciones repentinas) que desmerecen la sutileza con que trabaja en general. Aun así, aunque la trama pueda lucir estirada, Thomas tiene la inteligencia de ir dosificando la información (la relación del prólogo con la trama, la historia de Litvak, el trauma de Yakov) y como resultado tenemos una pieza de terror muy digna, que merece verse.


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