Una de las enfermedades más graves del sistema circulatorio: isquemia cerebral Una de las enfermedades más graves del sistema circulatorio: isquemia cerebral
cerebrales más temidos a nivel mundial
es la aparición de un ictus o accidente
cerebrovascular, los cuales son
una de las causas de muerte más frecuentes
a nivel mundial.
El motivo es el hecho de que su
presencia genera el deceso de parte
de las células del encéfalo, algo que
puede generar diferentes consecuencias
más o menos incapacitantes y llegar
a comprometer la supervivencia en
función de las áreas que resulten dañadas.
Pero lo cierto es que cuando
hablamos de ictus en realidad estamos
hablando de dos grandes tipos de accidente
cerebrovascular: podemos
estar ante una hemorragia
cerebral o ante una isquemia
cerebral.
Es sobre este último tipo sobre el
que vamos a centrarnos a lo largo de
mi artículo para que tengan conocimiento
y conciencia de la gravedad
de este tipo de accidentes cerebrales,
con el fin de transmitir con respecto a
qué es, por qué motivos puede llegar a
producirse y qué tipo de intervención
se puede llevar a cabo en quienes lo
han padecido.
¿Qué es una isquemia
cerebral?
Recibe el nombre de isquemia cerebral
a uno de los grandes tipos de
accidente cerebrovascular que existen,
el cual se caracteriza por la aparición
de una degeneración o muerte
neuronal en el encéfalo derivada de la
existencia de algún tipo de bloqueo en
alguno de los vasos sanguíneos que
irrigan el cerebro. Este bloqueo hace
que la sangre no llegue a las células
nerviosas que el vaso sanguíneo
debería irrigar, con lo que al no recibir
un nivel suficiente de oxígeno y nutrientes
las células afectadas degeneran
y mueren rápidamente. Así, técnicamente
hablamos de isquemia cuando
por algún motivo se interrumpe el
suministro de nutrientes y oxígeno que
las células cerebrales necesitan para
sobrevivir.
Síntomas
La isquemia cerebral es una alteración
que puede generar una gran variedad
y diversidad de síntomas, dado
que la obstrucción puede darse en
cualquiera de los vasos sanguíneos
que riegan cualquiera de las áreas del
cerebro. Así, los síntomas concretos
dependerán en gran medida de la zona
afectada.
Sin embargo existen algunos síntomas
que resultan habituales tanto en
isquemias como en el resto de accidentes
cerebrovasculares: la aparición
súbita de parálisis o adormecimiento
de una parte de la cara o de la mitad
del cuerpo, alteraciones repentinas
del habla (incluyendo afasias en que se
pierde la capacidad de comprender y/o
producir el habla) y la repentina hipotonía
o falta de tono muscular en una
parte del cuerpo.
Además de ello pueden surgir otro
tipo de alteraciones tales como mareos,
cefaleas, alucinaciones, cambios
de personalidad, temblores y/o convulsiones,
visión borrosa o pérdida de capacidades
sensoriales concretas.
Entre la isquemia y la hemorragia
cerebral; la isquemia resulta mucho
más habitual, existiendo una gran cantidad
de factores y situaciones en que
puede aparecer un bloqueo de los vasos
cerebrales.
Sus principales tipos
Dentro de las isquemias también podemos
encontrar diferentes tipologías,
en función de cómo y por qué aparezca
el bloqueo en cuestión e incluso en qué
medida afecta a más o menos regiones
cerebrales. Entre los diferentes tipos
destacan los siguientes.
Isquemia trombótica
Este tipo de isquemias se producen
cuando dentro de los vasos sanguíneos
del cerebro aparece una obstrucción
que impide el paso de la sangre.
Dicha obstrucción recibe el nombre de
trombo, y suele proceder de la presencia
de placas de colesterol en la vena
o arteria o bien de la existencia de
algún coágulo que se forme dentro del
propio sistema cerebrovascular.
Isquemia embólica
La isquemia embólica o embolia se
diferencia de la anterior porque el elemento
que provoca el bloqueo del vaso
sanguíneo cerebral, en este caso denominado
émbolo, surge en alguna
parte del organismo diferente del cerebro
y viaja junto con el torrente sanguíneo
a lo largo del cuerpo hasta que finalmente
llega al sistema cerebrovascular,
provocando en algún momento
un taponamiento si se encuentra con
un vaso más pequeño que él. Es lo que
puede ocurrir por ejemplo con algunos
coágulos de sangre.
Accidente isquémico transitorio
El accidente isquémico transitorio
es un tipo de isquemia cerebral en
el cual al igual que en el resto aparece
repentina algún elemento que bloquea
los vasos cerebrales, pero que sin embargo
el propio funcionamiento
del organismo consigue
desbloquearlo por sí mismo rápidamente
(por ejemplo porque el flujo
sanguíneo consigue empujar o fragmentar
el émbolo o trombo).
En estos casos los síntomas suelen
tener una duración corta y el sujeto
puede recuperarse totalmente, aunque
el hecho de que haya aparecido
significa que el sujeto está en riesgo de
que aparezcan otros más severos.
Ictus lacunar
Se entiende como tal un tipo de isquemia
cerebral en el que el vaso sanguíneo
afectado es una arteriola, es
decir una de las pequeñas ramificaciones
de las arterias que se introducen
en las profundidades de las distintas
áreas del encéfalo.
Que la isquemia ocurra a este nivel
implica que las áreas afectadas por lo
general van a ser pequeñas y sus efectos
menores que en otros tipos de ictus,
pero también pueden tener repercusiones
serias e incluso provocar la
muerte dependiendo de la región en
que se produzca.
Isquemia cerebral focal
Se denomina como tal a un tipo de
isquemia en el que la interrupción del
flujo sanguíneo se produce en un vaso
sanguíneo que va a irrigar
un área cerebral concreta, de
tal modo que el efecto a nivel neuronal
es específico del área concreta que resulte
dañada o muera.
Isquemia cerebral global
En este caso, la isquemia no se
produce en un vaso concreto sino que
ocurre a un nivel más globalizado,
siendo todo o casi todo el encéfalo
el que no recibe el suficiente aporte
de oxígeno o nutrientes. En este caso
el problema es global y tiene potencial
para generar muchas más repercusiones
sobre el sujeto que lo padece.
Isquemia hemodinámica
En este poco conocido tipo de isquemia
no existe un bloqueo como
tal, pero sí una interrupción de la llegada
de oxígeno o nutrientes al cerebro.
La causa de este tipo de ictus es la
ausencia de un déficit a nivel de
presión sanguínea que lleve a la
sangre a circular a la velocidad necesaria
como para nutrir las células.
Causas
Técnicamente, la presencia de una
isquemia implica la existencia de algún
tipo de bloqueo o dificultad en la llegada
de sangre con oxígeno y nutrientes
a las células del encéfalo. En este sentido,
las causas más habituales suelen
ser coágulos de sangre o placas de colesterol
y lípidos que taponan las arterias.
Pero más allá de ello son muchas
las posibles causas que pueden dar lugar
a este tipo de accidente cerebrovascular.
Entre los numerosos factores de
riesgo para su aparición encontramos
la presencia de hipertensión arterial,
diabetes mellitus, colesterol, lesiones
cerebrales previas (por ejemplo debido
a cicatrización de alguna lesión vascular),
problemas cardíacos (como en
el caso de la isquemia cerebral hemodinámica),
malformaciones, traumatismos
(que pueden generar coágulos de
sangre), falta de suficientes nutrientes,
tumoraciones, tabaquismo o consumo
de determinadas drogas.
Afectación en
la vida del sujeto
El padecimiento de una isquemia
cerebral supone por lo general una
gran afectación en la vida del paciente,
el cual puede padecer secuelas importantes
durante un tiempo o incluso durante
toda su vida.
A un nivel directo el paciente puede
padecer una gran diversidad de problemáticas
derivadas de la muerte de
sus tejidos, los cuales pueden ir desde
afasias hasta parálisis de parte del
cuerpo, pasando entre otros por hormigueos,
dificultades a nivel cognitivo
(como por ejemplo de concentración
o memoria), déficits sensoriales,
problemas del sueño, el movimiento,
la sexualidad o la alimentación. Y desafortunadamente
no siempre estas
problemáticas van a poder solucionarse
o compensarse, algo que puede llevar
a que el paciente presente diferentes
grados de discapacidad.
Además hay que tener en cuenta
que a nivel social y laboral las secuelas
de la isquemia pueden tener consecuencias;
por ejemplo si el paciente
padece una afasia derivada de la isquemia
va a encontrar dificultades para
comunicarse de manera efectiva,
algo que puede llegar a ser muy frustrante
para el sujeto y generar incomprensiones
para con el entorno.
Finalmente y más allá de las consecuencias
directas de la isquemia, no
podemos dejar de lado el gran impacto
emocional que supone padecer este tipo
de trastorno. El sujeto ha vivido una
situación de gran riesgo para su vida y
no es infrecuente que aparezcan problemas
de tipo ansioso o depresivo,
así como un gran miedo a la posibilidad
de que pueda volver a ocurrir.
Tratamiento
En casos de isquemia cerebral, la
premura al acudir al centro médico es
fundamental y puede llegar a salvar la
vida de quien la padece, así como reducir
los posibles efectos de la destrucción
celular.
Una vez identificado el problema,
a nivel neurológico y neuropsicológico
es posible inyectar sustancias que
permitan la disolución de coágulos o
incluso emplear la cirugía para extraer
el coágulo (pudiendo llegar a las arterias
cerebrales con procedimientos
como la angioplastia desde otras partes
del cuerpo).
Una vez tratado el problema y devuelto
el riego sanguíneo a la normalidad,
y tras un período en que el paciente
queda en observación y en el
que es posible que se reduzca parte
del área afectada por la falta de riesgo,
la llamada penumbra isquémica;
se observa el estudio por diagnóstico
de imágenes como el TAC o el
RMN; en que una zona cerebral se ha
visto en parte afectada pero no ha llegado
a morir en su totalidad, y que en
algunos casos puede recuperar parcial
o totalmente la funcionalidad; será necesario
valorar el estado neuropsicológico
del paciente.
Para ello será necesario valorar su
funcionalidad en los diversos ámbitos,
tanto a nivel motor como cognitivo,
con el fin de identificar los posibles déficits
y alteraciones que ha provocado
la muerte de células nerviosas.
Hecho esto será necesario elaborar
un tratamiento individualizado a nivel
neuropsicológico en el que deberemos
evaluar todas las funciones cognitivas,
ejecutivas, intelectuales, emocionales
y en la globalidad de lo mental,
porque el cerebro es lo orgánico y
lo mental el sentido psíquico en el cual
dependiendo del caso puede ser necesario
el uso de terapia ocupacional, estimulación
neuropsicológica cognitiva;
en la cual pueden trabajarse aspectos
como la memoria, las funciones ejecutivas
y la atención, logopedia y/o fisioterapia
para la estimulación y neurorehabilitación
motora.
Se trata de realizar una rehabilitación
neuropsicológica del paciente, favoreciendo
que recupere o compense
las funciones afectadas.
También puede resultar de utilidad
la terapia psicológica al afectado, dado
que las secuelas de las isquemia pueden
ser vividas con pánico y sufrimiento
y provocar; sea directamente como
consecuencia de la isquemia o indirectamente
al derivarse de la percepción
del déficits; alteraciones emocionales,
ansiedad, distorsiones cognitivas
y problemas de ajuste psicosocial.








