Natalia Oreiro, seducida por Mengele Natalia Oreiro, seducida por Mengele
Sin dejar de mirarla, el hombre recoge del suelo una muñeca y la observa; es mestiza, está rota, es imperfecta. “¿Cómo se llama?”, le pregunta a la chica. “¿Ella?”, responde la voz frágil, “Wakolda”.
Así, con una narrativa envuelta en un sutil clima de inquietud y provocación, es como la directora Lucía Puenzo comienza a contar en Wakolda, su tercer largometraje, el encuentro en 1959 de una jovencita y su familia argentina con un extranjero que se presenta ante ellos como Helmut Gregor, pero que es en realidad el criminal nazi Joseph Mengele, conocido como el “ángel de la Muerte” a raíz de sus experimentos con humanos en Auschwitz y quien, luego de huir de Europa, vivió en la Argentina, incluida La Banda, en Santiago del Estero, hasta sus últimos años.
“La película habla de Mengele y de su paso por Bariloche, pero transcurre básicamente en un período de tiempo en el que justamente se le había perdido el rastro y nadie sabía dónde estaba. A partir de la captura en Buenos Aires de Adolf Eichmann, Mengele escapó hacia el Paraguay”, contó la directora.
Según narró Puenzo, Mengele “tenía una identidad falsa y se movía en Bariloche con total impunidad. La película habla de un inmigrante alemán que llega a la ciudad y entabla una relación con una familia con la que se fascina porque tiene una madre de sangre alemana y un padre de sangre mestiza”.
La historia nos lleva por varios senderos, por un lado el de la familia y en especial el de Eva que está a punto de dar a luz; el de Nora Eldoc, la aparente bibliotecaria que espía los movimientos de los nazis escondidos en la zona; y el de la relación que se establece entre Lilith y Mengele, uno fascinado por la otra y viceversa, en medio de un entorno germanófilo.
Puenzo explicó que la historia tiene puntos de contacto con la realidad, en especial con la historia de Joseph Mengele, el siniestro médico nazi, y que se supone vivió un largo período en Bariloche antes de emigrar a Paraguay y luego a Brasil, donde finalmente murió el 7 de febrero de 1979, a los 67 años.
El filme es riguroso, sin pretensiones. Su meta es contar una historia a puertas cerradas dentro de otra más grande, que le concierne al mundo, que es la del biólogo en busca de la “perfección”, esa pureza aria que enunciaba el Tercer Reich.
Cómo encontró a “Mengele”
“Fue difícil la búsqueda de Mengele, porque debía ser un actor que hablara muy bien español pero también alemán, con acento del sur y muy parecido al de Mengele. Brendemühl (Alexander, actor catalán que compuso a Mengele) es perturbadoramente parecido a Mengele y algo que podía cambiar algunas cosas era si la filmábamos en Bariloche. Concluimos que era importante hacerlo en Bariloche y no en el sur de Chile porque Mengele vivió allí esta historia”, dijo.








