Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Política

Pacto de hermanos: la historia de los Menéndez, sanguinarios parricidas

27/12/2015 05:15 Política
Escuchar:

Pacto de hermanos: la historia de los Menéndez, sanguinarios parricidas Pacto de hermanos: la historia de los Menéndez, sanguinarios parricidas

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE EL LIBERAL Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO
Casi puede decirse que el parricidio cometido por dos hermanos es una categoría de crimen que se produce con bastante frecuencia y que evoca ocultas disfunciones familiares. Precisamente, uno de los casos policiales más tenebrosos de este año en nuestro país fue el parricidio de Pilar, cuando dos hermanastros descuartizaron y quemaron vivos a sus padrastros, informó Infobae. Anteriormente, el crimen de los hermanos Schoklender fue uno de los que más espacio ocupó en la crónica policial, no sólo por el parricidio en sí sino por el derrotero posterior de sus coautores. En agosto de 1989 un crimen con muchos paralelos con aquel conmocionó a los Estados Unidos y al mundo: los hermanos Lyle y Erik Menéndez -hijos y herederos de un matrimonio adinerado de Beverly Hills- acribillaron a balazos a sus padres en un caso donde la codicia, los abusos y la violencia tomaron fuerte protagonismo. Uno de los investigadores del crimen dijo, más tarde, que por la brutalidad ejercida parecía un acto de tintes mafiosos profesionales o una venganza del cartel de la droga. Los hermanos Menéndez eran dos jóvenes guapos y adinerados que crecieron rodeados de lujos. Desde afuera de la mansión de Beverly Hills en la que vivían parecían dueños de una vida perfecta. Pero, la noche del 20 de agosto de 1989 toda la fantasía se derrumbó: mataron a sus padres a sangre fría en el living de su propia casa. José Menéndez era cubano, miembro de una de las familias de la alta sociedad de La Habana que cuando Fidel Castro llegó al poder se mudó de la Isla. Vivió algunos años en Nueva Jersey y luego se mudó a California, donde alquiló una mansión que había sido residencia de Elton John. Ostentaba mucho dinero con su vida repleta de lujos, le gustaba -por ese intermedio- mostrarse poderoso y humillar a sus empleados, a los que con frecuencia maltrataba por considerarlos inferiores. Kitty Menéndez, su mujer, había sido reina de belleza y amaba el tren de vida que llevaba junto a su marido. Sus hijos, Lyle y Erik derrochaban la fortuna de su padre. Ambos eran atractivos y quienes los rodeaban veían en ellos un prometedor futuro. Lyle tenía 21 años y Erik 18 cuando se convirtieron en parricidas. Según los investigadores fue gracias a la confesión del menor de los hermanos a su terapeuta que el crimen fue esclarecido. 20 de agosto de 1989 Aquel día, los hermanos Menéndez salieron de la casa cerca de las 22, dijeron que irían a ver una película al cine. Sus padres se quedaron en la mansión para ver "James Bond, la espía que me amó". José y Kitty estaban tomando helado cuando sus hijos ingresaron en silencio a la casa. Los acribillaron de varios disparos a sangre fría, se fueron en el mismo auto de alta gama en el que circulaban y tiraron la escopeta Mossberg calibre 12. Hora y media más tarde regresaron a la escena del crimen y a las 23:47 Lyle llamó consternado al 911 para decir que sus padres habían sido asesinados. Uno de los investigadores que estuvo en la escena del crimen dijo que "parecía una zona de guerra; era la escena más horrible que había visto". Los vecinos estaban estupefactos porque en Beverly Hills la gente no estaba acostumbrada a ese tipo de delitos. Uno de ellos contó que había escuchado muchos estruendos similares a fuegos artificiales y que por eso mismo no les dio importancia, pero eran disparos. La policía creyó inicialmente que el doble asesinato era obra de la mafia o de los carteles colombianos, pero luego comenzaron a sospechar de los hermanos pese a que éstos tenían una coartada: boletos de cine de "Licencia para matar". José y Kitty estaban descansado y tomando un helado mientras veían una película cuando los disparos los sorprendieron. En total, 13 tiros a quemarropa. El primero impactó de lleno en la cabeza del padre. Kitty quiso escapar, pero no pudo: un proyectil le dio en la pierna y le provocó una fractura expuesta. Volvió a intentarlo, pero resbaló en su propia sangre y al caer fue blanco fácil de otros disparos que le perforaron el tórax y desfiguraron la cara. Investigación Los hermanos fueron trasladados a la estación de policía local, pero no como sospechosos. Erik se mostraba muy afligido por las pérdidas; en cambio su hermano mayor, Lyle, permanecía estoico. Al no ser considerados como involucrados en el crimen, los efectivos no realizaron pruebas de residuos de pólvora en los hermanos y tampoco revisaron el auto. Todas las sospechas recayeron en los empleados de José, a quienes éste acostumbraba humillar con su estilo prepotente. La incógnita sobre lo ocurrido esa noche crecía. Pero, como aseguran los criminalistas, "ningún crimen es perfecto". El 31 de octubre de ese año, Erik tuvo una cita con el doctor Jerome Oziel, su terapeuta, y más tarde Lyle también tuvo su momento de confesiones. Así fue durante dos meses hasta que, abrumado por lo sucedido, el menor de ellos confesó el parricidio y, al saberlo, Lyle amenazó de muerte al psicólogo si contaba algo. Pese al secreto profesional, los dichos del joven no estaban a salvo porque el miedo llevó al profesional a protegerse y a compartir la siniestra información con la secretaria del consultorio -amante y confidente del especialista-. Tras romper la relación con él, la mujer denunció a Oziel por abuso sexual y contó lo que sabia de los crímenes de Beverly Hills. De inmediato, la policía ordenó un allanamiento y secuestró las cintas de las sesiones. El 8 de marzo de 1990, Lyle fue arrestado cerca de su casa en Beverly Hills, mientras su hermano jugaba un torneo de tenis en Israel. Al enterarse por un amigo sobre el arresto, regresó a los Estados Unidos y también quedó detenido. Los hermanos Menéndez fueron acusados del asesinato de sus padres. A partir de ese momento jugó muy fuerte la defensa de los hermanos. El abogado Leslie Abramson aseguró que los parricidas actuaron "en defensa propia" porque, por un lado, toleraron años de golpes, abusos psíquicos y sexuales, violaciones y humillaciones; y por otro, porque sus padres habían amenazado con matarlos si contaban algo. Durante el juicio, Erik confesó el crimen y dió detalles escalofriantes de la relación con sus padres y de los abusos de José. Muchas de sus declaraciones fueron tan desgarradoras que en el primer proceso -en el que fueron juzgados por separado- el jurado no consiguió alcanzar ningún veredicto. En tanto, los fiscales demostraron que actuaron consumidos por el odio y para cobrar la millonaria herencia de 14 millones de dolares. En un segundo juicio, los hermanos Lyle y Erik Menéndez fueron condenados a cadena perpetua, el 18 de abril de 1996, sin posibilidad de libertad condicional, por los cargos de asesinato de sus padres. Ambos hermanos, que actualmente tienen 45 y 47 años, se han casado en prisión. Están en establecimientos separados. l
Lo que debes saber
Lo más leído hoy