Cómo se crían los dorados en cautiverio Cómo se crían los dorados en cautiverio
EEntre las principales misiones que acomete el Instituto, la Piscicultura es una de las más visibles.
El licenciado en Ciencias Biológicas Sergio Saltz, secretario del Agua de la provincia y responsable del Instituto de Hidrobiología, explicó sobre esta área: "Hablamos de remediación y saneamiento porque no solamente monitoreamos cómo se va recuperando la naturaleza en cuanto a la vida íctica, sino que va a achicar los tiempos de repoblamiento", con peces criados en cautiverio.
El proceso
Revela entonces: "Este año vamos a empezar con la primera siembra. Estamos hablando de la temporada de verano, desde diciembre, que biológicamente se puede extender hasta marzo. La idea que tenemos programada es sembrar 5.000 ejemplares. Van a ser fraccionados. Los peces juveniles se siembran en las nacientes de los ríos, pero nosotros vamos a hacer una siembra simbólica, ya definiremos dónde, como para empezar a devolverle vida al lago".
Sobre el proceso que seguirán, detalló: "Vamos a empezar con una especie que es ícono, que es el dorado, y después vamos a ver cómo van las otras. Ya hicimos pruebas, hemos inducido (hormonalmente) la reproducción en cautiverio, ya tenemos ejemplares y estamos en condiciones de sembrar. Pero también tenemos muestreos de la población de nuestras aguas y ya sabemos qué nos está faltando, más allá de que todos saben por la cantidad de peces que han muerto que nos falta mucho".
Antes de hablar de una eventual segunda siembra, Saltz aclara: "Siempre tenemos que trabajar con el peor escenario y ver cómo se dan las cosas, para ir aprendiendo. Si superamos la media (de supervivencia de ejemplares sembrados), recién vamos a programar siembras consecutivas. Siempre va a haber animales listos, porque vamos a ir sembrando ejemplares de distintas tallas, para ver cuál es la que tiene más posibilidad de sobrevivir. Por ejemplo, un dorado de 14 kilos, capaz de poner un millón de huevos, en la naturaleza tiene posibilidad de sobrevivir y llegar a adulto dos de esos hijos. La depredación empieza desde el momento en que ponen los huevos, que son comidos por todas las especies, y (una vez nacidos) hasta se comen entre ellos, porque son altamente caníbales. Tenemos más o menos claro cuál es el mejor momento para prosperar, que es una talla entre los 7 y los 10 centímetros, juveniles que ya se empiezan a alimentar solos".
En la parte del laboratorio, los expertos trabajan estudiando las especies que pueblan el lago y el río, además del estado del sedimento del fondo del embalse. La Lic. Andrea Juárez, bióloga en área de Investigación y Formación de Recursos Humanos, y el Lic. Maximiliano Barros, biotecnólogo en área de Laboratorio de Aguas y Monitoreo, revelaron las sensibles tareas diarias que realizan para lograr reproducir al emblemático dorado santiagueño. En primer lugar atraparon ejemplares en la zona de La Dormida, departamento Loreto, donde encontraron ejemplares de tamaño adecuado para soportar el estrés del traslado. Por tratarse de una especie que no se reproduce en cautiverio, tuvieron que inducir la preñez hormonalmente. A medida que la crías crecen, se las ubica en piletones con agua extraída del lago (se usa en todo el proceso), y se las alimenta y cuida, incluso su salud, protegiendo su integridad, ya que se trata de un animal con hábitos caníbales, es decir que comen a sus propios hermanos, siguiendo el principio de supervivencia del más apto, o selección natural, que le asegura que sólo los más fuertes alcancen la edad adulta, con lo que garantizan la excelencia genética de las futuras generaciones.
El Lic. Saltz explicó sobre el modo de la siembra: "Hay que saber la condición y el estado del agua; hay que programar la siembra de acuerdo con la capacidad de carga tiene el cuerpo de agua (¿cuánta cantidad? ¿tienen comida? ¿van a crecer? ¿de qué manera?). Consultado acerca de la conveniencia de sembrar primero una especie depredadora como el dorado, el biólogo señaló: "El dorado es la especie más sensible y de la que más ejemplares murieron. Se alimenta, por ejemplo, del sábalo, que también se vio muy diezmado, pero éste se recupera más rápido. Un sábalo hembra puede poner un millón de huevos, un dorado hembra del mismo tamaño, pone 100.000. La velocidad de crecimiento del sábalo triplica la del dorado. Hoy, a través de los muestreos sabemos que tenemos población de sábalos para soportar sin ningún tipo de problemas lo que vamos a sembrar. Es más, como para empezar a preocuparnos, tendríamos que sembrar unos 500.000 ejemplares. Si nosotros evitamos que entren contaminantes que alteren el lago, el ecosistema se va a empezar a recuperar. Si a la naturaleza le damos una mano, ella se recupera".








