Ciencia y tecnología, cruciales para develar el homicidio de Corlli

La muerte de Dante Edmundo "Chueco" Corlli moviliza a policías y fiscales, optimistas en que él asesino sea delatado por la tecnología, por el celular robado, o bien su "cuerpo hable" a los forenses que indagan en las 39 cuchilladas asestadas en su casa de calle Misiones al 600 del Bº Centenario.

Los voceros confiaron que la investigación hoy se sustenta en las personas que le adeudaban, globalmente, casi $ 9 millones. "Hay especial atención en dos o tres, cuyas deudas crecieron en los últimos meses, al extremo de tornarse impagables", graficó un funcionario.

Parte de las respuestas a la encrucijada descansa en el celular de Corlli, al parecer robado por el homicida. La Fiscalía ya encomendó a sus expertos en sortear las "vallas" (por la ausencia del aparato) y procurar la extracción de información. A la vez, se trabajará con la empresa de telefonía, en pos de disponer de esas pruebas trascendentes.

Otro aspecto clave corresponde a los forenses. Ellos clarificarán las características de las heridas: si el asesino era diestro o siniestro. Todos coincidirían en que la víctima conocía al victimario.

Sus últimos días

De los últimos días de Corlli, trascendió que la muerte de un hijo (en enero pasado en Bº Jorge Newbery) literalmente lo derrumbó. Un tanto depresivo por esa situación, Corlli tenía cierto apego al alcohol. Sus contados amigos confiaron a la Justicia que las charlas acababan en llanto y que el dirigente sospechaba que el adiós de su hijo tendría estrecha vinculación con las drogas.

Ese universo nebuloso también es investigado por las fuerzas policiales, aún cuando las energías descansan en las "finanzas" emanadas de préstamos a él atribuidos.

Cual destellos grises, propios de una vida paralela, esa faceta de Corlli no era habitual ni cercana al alcance de la retina de su selecto entorno. Pero los funcionarios recibieron nombres de sospechosos, desde donde comenzar a investigar. Es más, al cierre se supo que habría un moroso al cual la policía tendría especial atención, con una vigilancia no invasiva.

La noticia impactante plasmada en los medios también jugaría un rol clave. Los policías observan a todos los morosos y, desde esa tácita exposición, los jefes confían en que alguien cometa algún error. A sabiendas de que el crimen perfecto no existe, los tiempos de los policías parecen regirse por la ciencia y la tecnología, disparadores de inminentes procedimientos.