Buscan sostener la tradición ancestral de los musiqueros de un pequeño paraje del interior

La ancestral costumbre de los musiqueros del monte santiagueño, inspiró a una asociación civil cuyos integrantes se propusieron sostenerla y proyectarla a través de una iniciativa a la que se sumaron instituciones solidarias de la provincia. Hoy el proyecto está en marcha y con grandes avances.

Concretamente se trata del proyecto "Somos", una iniciativa para sostener el proceso del "resurgir de los musiqueros", en Piruaj Bajo, propiciada por Cynnal Asociación Civil, y que encontró respuesta en nuestra provincia en el Rotary Club Santiago del Estero, Francisco de Aguirre y Rueda de la Amistad.

Según fundamentaron desde la asociación civil, hay en la región unos 15 musiqueros, quienes son solicitados en un radio de más de 100 kilómetros, en los que habitan unas 25.000 personas.

"Existen algunos aspectos puntuales que ayudan a comprender el status quo de los musiqueros. La transmisión del conocimiento está estancado. Esto se debe principalmente a la falta de instrumentos para los más jóvenes. Las nuevas generaciones no tienen acceso a tiempo significativo a la práctica del instrumento. Es así como el modo en que los niños aprenden los acordes básicos del instrumento es a través de maderas de cajones, las cuales son marcadas con tiza dibujando las cuerdas y los trastes. Se llevan esa reproducción a sus casas y durante la semana practican los movimientos de los tonos, imaginando que ejecutan el instrumentos", cuentan.

Refieren que "el modo de transmisión del conocimiento de la música es, como dicen los pobladores, 'mirando'. La enseñanza no es a través de las reglas convencionales basadas en la lectura de partituras. Los músicos aprenden de 'oído', a través de habilidades innatas que les ayudan a percibir el sentido que esconde la música".

Frente a esta situación, es que elaboraron el proyecto y solicitaron la donación de instrumentos, y recursos para sostener la presencia de un profesor, lo cual encontró respuesta en los clubes rotarios de nuestra provincia, quienes se pusieron en campaña y consiguieron la donación de varios de los instrumentos solicitados, los que serán entregados a la entidad el próximo martes 30 de este mes.

El martes recibirán instrumentos nuevos

En una reunión que tendrá lugar el martes próximo en un hotel de nuestra ciudad, los clubes rotarios de nuestra ciudad y La Banda harán entrega a los impulsores de este programa, de instrumentos para que cumplan su cometido en Piruaj Bajo.

De acuerdo con el compromiso asumido, el Rotary Club hará entrega de ocho guitarras, cinco violines y seis bombos.

Según se dio a conocer en la convocatoria de Rotary, el objetivo de este proyecto es sostener la tradición ancestral que habita en el género de los musiqueros y también fortalecer la identidad campesino-indígena de la zona. Esto último se logra socializando el arte que aún está vivo en el corazón del monte y que tiene por particularidad la alta calidad musical de personas que no han asistido a escuelas ni institutos convencionales.

Un modo de expresión que viene desde el Siglo XVIII

Los musiqueros del monte surgieron en el siglo XVIII en torno a la reducción jesuita de San José de las Petacas. Su inspiración era principalmente la devoción a los santos y la animación de las fiestas. Los jesuitas formaron, en aquel entonces, una auténtica escuela de música. Combinando enseñanzas e instrumentos traídos de Europa y considerando los implementos y estilos propios de los indígenas.

Así, surgió una interesante fusión artística que tuvo como resultado una identidad que perdura hasta nuestros días. La práctica de esta música se extendió, con el paso del tiempo, más allá de la reducción y entró en diálogo y mímesis con otros géneros propios del Norte Argentino, particularmente con estilos del monte, cuya procedencia es desconocida.

La música reúne a la gente, la anima y le ofrece un canal para expresarse y la gente pide la presencia del musiquero

"Los pocos musiqueros que quedan en la zona tienen instrumentos en muy mal estado y la nitidez musical es de mala calidad. Un ejemplo es el de Basilio Gómez. Este gran violinista ejecutaba sus piezas con un instrumento que fue propiedad de su tatarabuelo. Un donante anónimo le obsequió un nuevo violín y Basilio lo recibió con lágrimas de emoción.

Hay varios musiqueros que podrían enseñar de forma sistemática y constante. El problema es que siendo ellos mismos campesinos necesitan de su trabajo diario en el campo para subsistir. Pese a ello, algunos hacen esfuerzos increíbles para transmitir su conocimiento con generosidad.

La música del monte es un elemento de identidad cultural muy contundente. La música reúne a la gente, la anima y le ofrece un canal para expresarse. Por este motivo, los pobladores de esta extensa zona piden a los musiqueros su presencia, casi que lo suplican.

Varios musiqueros de la zona animan fiestas comunitarias o familiares llevando su música a lugares muy alejados de los centros poblados más desarrollados. Para este propósito los musiqueros suelen pedir una colaboración económica ya que deben trasladarse largas distancias y dedicar tiempo productivo a dicha actividad.