Habló el abogado de Joaquín Cesca: "Mi asistido no tiene nada que ocultar"

El Dr. Guillermo F. Ruiz Alvelda, abogado asistente de Joaquín Cesca, expresó que fue "convocado por los padres de Joaquín a los fines de asistirlo legalmente en el control de la producción de pruebas en las que su intervención vino siendo requerida por el Ministerio Público Fiscal investigador" y que no es "defensor" de Cesca puesto que "no pesa sobre el mismo ninguna acusación a punto tal que no se ha determinado siquiera hasta el presente que el lamentable deceso de Torres haya provenido de un hecho delictivo ni menos aún que, en tal caso, se sindique a ninguna persona como presuntamente responsable".

"Es así que lo acompañé cuando entregó voluntariamente su teléfono ante la Fiscalía, en presencia de la fiscal Celia Mussi y del representante de la querella, Dr. Sebastián Robles, donde no sólo Cesca desbloqueó el dispositivo sino que hasta dio la clave de acceso a su correo electrónico".

"Sin tener acceso alguno a la causa por carecer de legitimación procesal para que se me lo permita, todos los aspectos que hacen a la investigación fueron por mi parte conocidos por las publicaciones de prensa y por las que los querellantes expresaron en sucesivas oportunidades en medios de comunicación locales y nacionales. Claro está que en lo relativo a Cesca él mismo me reiteró detalladamente lo declarado en las oportunidades en que compareció ante la Fiscalía ante la que incluso aportó imágenes impresas de conversaciones y datos de chats que mantuvo con Luciana Torres hasta el día anterior a ser encontrada ya fallecida en su departamento".

Agregó: "Supe también que hubo dos diligencias no muy comunes: una suerte de impropia o indirecta reconstrucción del hecho (del hallazgo del cadáver) ocurrida cuando la Fiscalía se constituyó en el edificio y en un departamento de idénticas dimensiones y distribución interna de ambientes procedió con personal de Criminalística a tomar fotos y medidas de dimensiones y distancias y hasta se obtuvo del baño a retirar un soporte para colgar (toallero) aparentemente idéntico al que en su departamento tenía Torres y del que, como se sabe, fue hallada pendiendo de un elemento tipo soga"; y la segunda fue la de someter a Cesca a una "entrevista" que duró 9 horas, en una oficina o gabinete policial de ?análisis de conducta y perfilación criminal? que no es ni técnicamente ni una pericia ni una declaración (que, repito, Cesca ya había brindado ante las fiscales de Instrucción) a la que no obstante ello le recomendé concurrir para que pueda aportar aún más datos que le fueren requeridos para el esclarecimiento de los hechos y dado a que ello ayudaría a su propia situación ya que por las redes sociales –nuevos tribunales de juzgamiento- y, sin nombrarlo también la familia de la extinta, venía siendo indicado infundadamente como el prácticamente único sospechoso de haber provocado la muerte de Torres y, obviamente, porque nada tenía que ocultar. Estimo que iguales diligencias estarán pendientes de realización con otras personas, puesto que la Fiscalía ni querella descarta ninguna hipótesis investigativa". Sostuvo que los vecinos de Luciana Torres "habrían ya prestado sus declaraciones ante la fiscal Mussi, y habrían expresado no haber escuchado ni voces de alarma o pedidos de ayuda ni detectado ninguna situación extraña el día y horarios probables en que Torres habría fallecido". Tras afirmar que Cesca no estuvo en el lugar y el momento del hecho, concluyó: "Estoy seguro de que por la dilatada experiencia e idoneidad de la fiscal deben también encontrarse en curso otros procedimientos de eventuales teorías del caso de manera de arribarse a lo que la familia merece, una determinación de probabilidad suficiente que eche luz sobre lo ocurrido en carácter de verdad real de los sucesos".