La violencia que sufre "María" (nombre ficticio para proteger su identidad) la llevó al límite de la vida. "Intenté suicidarme tres veces. Ya no aguanto más. Lucho todos los días para sobrevivir", contó a EL LIBERAL en exclusiva.
"Quiero que me ayuden porque todo va a terminar en tragedia, conmigo muerta" "Quiero que me ayuden porque todo va a terminar en tragedia, conmigo muerta"
"María" (nombre ficticio) es una docente bandeña de 43 años. Ayer, llegó devastada a la Redacción de EL LIBERAL y contó que sufre violencia psicológica por parte de su ex pareja, un profesor de Educación Física. "Intenté matarme tres veces. Ya no quiero vivir así. Ya no más", sostuvo entre lágrimas.
La educadora tiene dos hijos y está casada legalmente con un profesor de Educación Física de quien hace más de un año se encuentra separada de hecho. Contó que desde hace varios años sufre el hostigamiento permanente del acusado y ahora se sumó su grupo familiar.
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La violencia psicológica puede dañar aún más que la física y "María" parece ser un claro ejemplo de ello. "Mi vida se ha vuelto un caos. Yo presiento que todo va a terminar en una tragedia y por eso quiero que alguien me ayude", dijo.
La docente contó que todo se desencadenó en el año 2023 cuando descubrió que su pareja le era infiel. "Nuestra relación venía muy mal hasta que un día (de ese año) yo le agarré su teléfono y descubrí que tenía una 'novia'. Hallé chats, fotos incluso imágenes con contenido sexual entre ellos", sostuvo.
Según contó "María" tras esa situación, el hombre le pidió recomponer el vínculo y "reparar el daño que me había causado. Pero desde entonces nada fue igual, nunca más. Yo no confiaba en él. La relación se volvió tóxica. Aparecieron las agresiones físicas y verbales mutuas", remarcó.
"Yo a raíz del vínculo que tenía con él comencé a consumir ansiolíticos. Él constantemente me denigraba como mujer, me trataba de puta, me decía drogadicta, psiquiátrica. Hurgaba mi teléfono porque decía que yo tenía vínculos con otros hombres", expresó.
Profundamente angustiada, reveló: "Recuerdo que un día domingo por la noche me llega un mensaje; él bruscamente me quita el teléfono, y nuevamente comienza a insultarme. Él me agredía y yo me defendía. Intenté perdonar yo toda esa situación, pero no se puede".
"Él siempre me decía que yo era la culpable de que él me golpeara. Me lo repitió tantas veces que yo creí eso. En su personalidad, él es un hombre agresivo, impulsivo. He recibido muchas agresiones físicas", manifestó.
El matrimonio se volvió violento. "Yo siempre aguantaba; no quería que mis hijos quedaran sin una familia, pero no pude más. En febrero de 2025, cansada de todo lo que vivía tomé un blíster de clonazepan: quería dormir. Al otro día él volvió de la calle a la noche y comenzó a agredirme".
Visiblemente consternada contó: "Yo estaba completamente fuera de mí, los gritos se escuchaban hasta la calle; él agarra un sifón de soda, me moja, en eso mis hijos tratan de separarnos, él se va a la Comisaría de la Mujer en busca de que venga alguien a calmarme".
Según remarcó "María" allí intervino la Fiscalía de Violencia de Género e Intrafamiliar por primera vez. "A él lo excluyeron y desde entonces estamos separados". Pero su calvario no terminó ahí. "Él tiene un régimen ilimitado con mis hijos, entonces va a la casa cuando quiere. Él considera que la casa es su esfuerzo, su sacrificio y su trabajo", por eso ingresa cuando se le da la gana.
Cada vez que va a "ver a sus hijos" la ataca verbalmente. "Me agrede, me llama mala madre, que no cuido a mis hijos, me llama drogadicta, enferma mental, que soy una desagradecida. Ahora su familia también me manda mensajes insultándome", sostuvo.
"María" conto que el domingo de Pascuas trató de suicidarse tres veces (ver nota aparte) y desde entonces, del entorno del profesor la destratan. "Me dicen que quiero llamar la atención para que él vuelva a vivir conmigo en mi casa. ¿Para qué? Para volver a golpearme, volver a destratarme. ¿Para qué quisiera que vuelva a mi casa?, si yo solo quiero estar en paz", remarco.
Devastada, cargando una mochila en cuyo interior guarda al menos una docena de cajas con medicamentos contó: "Me tratan de loca, de enferma, de que soy una mala madre, pero mis hijos viven bien, tienen calificaciones excelentes, no andan en la calle, tienen actividades deportivas en las que son reconocidos, y todo eso es porque yo me ocupo de ellos".
Luego cuestionó: "Si estoy tan loca como me dicen, si soy todo eso que él (por su ex pareja) dice por qué no pide la custodia de mis hijos. Tendría todas las de ganar, si yo soy una paciente psiquiátrica, que está medicada gracias a él, pero todos los días lucho para sobrevivir. Todos los días quiero vivir, pero ya no puedo más, estoy cansada. La Justicia no hace nada. Tienes que ir ensangrentada o muy golpeada, para ser 'víctima', pero no reconocen la violencia psicológica que sufro".
"Necesito que esto se termine ya, porque de lo contrario va a terminar en una tragedia y seguramente la que perderá voy a ser yo, porque ya estoy cansada del hostigamiento, de la saña y el daño que me hacen. Yo entiendo que los medios no imparten Justicia, pero ayudan a difundir los silencios", finalizó totalmente angustiada la víctima.
Drástica determinación
Los últimos días, según relató María, no fueron fáciles. El abuso emocional que dijo sufrir la llevó a atentar contra su vida tres veces en un mismo día. "Ya lo había pensado, quería terminar con mi dolor. El domingo de Pascuas me quedé sola y consumí dos paquetes de veneno para rataS", sostuvo.
Avergonzada, pero aún creyendo que esa era la única manera de huir del calvario, dijo: "Para mi mala suerte estaban vencidos. Entonces preparé todo para ahorcarme en el baño. Llevé una banqueta me coloqué un cable en el cuello y cuando la arrojé, mis pies tocaban el piso, no lo logré".
"Pensé, dónde más lo podía hacer, salí al patio donde tengo un tingladito alto, entonces nuevamente llevo la banqueta, paso el cable por un tirante, lo uno a una sábana y a la sábana me la ato al cuello", explicó recordando cada detalle de la situación. Cuando se aventó al piso otra vez, afortunadamente, falló. "Quedé suspendida, pero el cable se cortó. Caí desvanecida al piso. Mi vecina quien la auxilió me contó que escuchó el golpe y que yo lloraba. Ella entró porque yo había dejado todo abierto para que me hallaran", remarcó.
En ese momento fue trasladada al CIS Banda donde recibió asistencia médica. "Ahora estoy medicada y luchando todos los día por vivir", manifestó.








