Un total de 28 personas son juzgadas desde octubre del 2024. La negra historia, con tentáculos en Santiago.
Preventiva para una líder de secta "Templo Filadelfia", con 32 víctimas rescatadas en Santiago del Estero Preventiva para una líder de secta "Templo Filadelfia", con 32 víctimas rescatadas en Santiago del Estero
La Cámara Federal de Casación Penal prorrogó por 6 meses la prisión preventiva para María Luisa Alza, una de las líderes del "Templo Filadelfia", secta evangélica que habría cometido múltiples atrocidades, con filiales en muchas provincias: inclusive en Santiago del Estero donde en noviembre del 2020 fueron rescatadas 32 víctimas.
Según la historia, desde 1972 hasta el 1 de diciembre de 2020, el "Templo Filadelfia" tuvo su base en San Justo, Buenos Aires, pero con tentáculos en distintas provincias y también propiedades en Brasil y Paraguay.
La "Tía Eva" era la encargada de liderar las ceremonias conocidas como "Fiestas del Señor". Promovía danzas rituales, durante las cuales provocaba tocamientos con la intención de hacer eyacular tanto a adultos como menores bajo la consigna de lograr la "castración espiritual".
María Luisa Alza
Con respecto a María Luisa Alza (63), está acusada de participar de la iglesia desde sus orígenes y llevar operaciones en Salta, Santiago del Estero, Brasil y Paraguay.
En tal sentido, la Fiscalía Federal Nº 1 de Morón y Nº 2 de Santiago del Estero, Indiana Garzón, en noviembre del 2020 hicieron operativos, por "delitos de trata de personas, reducción a la servidumbre, lavado de dinero, contra la integridad sexual, la identidad y la vida".
El resultado fue el rescate de 101 víctimas y allanamientos en San Justo, Bahía Blanca, San Miguel del Monte, Neuquén, Entre Ríos, Mendoza, Tucumán, Salta, Santiago del Estero y Ciudad de Buenos Aires.
El domingo 29 de noviembre del 2020 se hizo un allanamiento y rescate en Santiago del Estero. El epicentro fue una finca a 50 kilómetros de Añatuya. En forma conjunta con representantes del Programa de Nacional de Rescate y Acompañamiento y el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre), han sido descubiertas 32 personas oriundas de Villa Atamisqui, Fernández (Robles), y Yuchán (Juan Felipe Ibarra).
La génesis de la secta
El grupo, oculto bajo una presunta vocación religiosa, comenzó sus actividades en el país en 1972 o 1973 liderado por "la Tía Eva" (foto) y dos cómplices. Se las acusa, hasta ahora, de dos abusos sexuales (en el marco de acciones "religiosas" con el fin de "evitar el pecado") contra, por lo menos, un menor.

Los cómplices captaban a personas en situación de vulnerabilidad para explotarlas laboralmente y someterlas a condiciones de esclavitud. Un método eran las denominadas "Fiestas del Señor", donde Eva Petrona Pereyra se mostraba poseída por el Señor y se les solicitaba a los fieles entregar lo más preciado, tanto una propiedad, como un hijo.
Las víctimas también debían asistir, obedecer y alabar a las líderes de la organización que se arrogaban poderes divinos, tales como ser las "ungidas de Dios", seres divinos que podían escuchar y transmitir los designios y voluntad del Señor. Se ganaban la confianza, respeto y obediencia de los fieles, y faltar a su palabra era equiparado a fallarle al Señor.
Un lavado de cabeza para las víctimas
Hay 28 acusados, juzgados desde el año pasado. Enfrentan cargos por asociación ilícita en concurso real con los delitos de reducción a la servidumbre y trata de personas con fines de explotación laboral agravada.

Las víctimas sufrían un adoctrinamiento religioso acompañado por condiciones de vida precarias: grupos familiares enteros, incluidos niños y adultos mayores, eran ubicados en habitaciones reducidas, sin ventilación adecuada.
Además, cumplían extensas jornadas de trabajo, de hasta 12 horas diarias, sin recibir pago alguno, abocados a la elaboración de panificados y su posterior venta callejera, actividades de limpieza y otro tipo de labores.
La jefa era Eva Petrona Pereyra, "Tía Eva" (80), detenida. Por debajo, su hermana Divina Luz Pereyra y su sobrina Adriana Carranza, fallecidas. Miguel Evangelista Mora Bogado, el pastor: "Enseñaba a los fieles a obedecer". También "inculcaba a los jóvenes ser privilegiados y mantener sus relaciones sociales, generando la sensación de un mundo paralelo". Y María Luisa Alza.
Digitaban parejas y hasta los partos
La secta también imponía la formación de parejas que presuntamente eran elegidas por Dios. Nacían niños que crecían bajo estas creencias y, al llegar a la edad estipulada, eran incorporados a la explotación laboral al igual que sus padres, retroalimentando de forma progresiva a la organización.

Las personas rara vez obtenían permiso para hacerse controles médicos e incluso pocos poseían su documentación. Para lograr el control de las voluntades, se habrían implementado rigurosos métodos de adoctrinamiento y castigos, así como también la prohibición del contacto de las víctimas con ajenos a la organización.








