El argentino Manque La Banca compite por el Oso de Oro en Berlín

El cortometraje argentino está muy bien representado este año en el 68° Festival Internacional de Cine de Berlín, donde el cineasta rionegrino Manque La Banca competirá por el Oso de Oro con el misterioso, lúdico e inclasificable "T.R.A.P.", mientras que la joven Micaela Gonzalo concursará en la sección Generation Kplus con "Toda mi alegría", que narra las vivencias de una niña en paso hacia la adolescencia.

Acostumbrado a transitar el cine experimental con propuestas estéticamente arriesgadas y de bajo costo, La Banca llegó a la Competencia Oficial de la Berlinale con un cortometraje en 16 milímetros inspirado en el universo del Romanticismo, que parte de una expedición de guerreros medievales y evoluciona sorpresivamente hacia una errancia juvenil anclada en la actualidad, contracultural y opuesta a los discursos patriarcales.

"Una línea de exploración del corto es la diversidad sexual como forma de resistencia al discurso dominante. Con mis compañeros venimos investigando la ruptura de estereotipos a través de las imágenes. Estamos convencidos como artistas audiovisuales que para desarmar las estructuras de poder que rigen al mundo es necesario construir relatos que se corran de la lógica heteronormativa", afirmó La Banca en diálogo con Télam.

Por su parte, con "Toda mi alegría", la joven Micaela Gonzalo propone un filme "sobre cómo nos encontramos con el deseo propio. Algunas veces -apuntó- el deseo es un destello potente y direcciona indiscutiblemente nuestro recorrido, y otras se presenta en forma de pistas que muchas veces no sabemos que estamos siguiendo. Mi intención fue la de contar cómo un personaje sigue esas pistas, sin prejuicios sobre el género".

Elegido para competir en la sección Generation Kplus, el corto de Micaela Gonzalo -que ahora prepara "La chica nueva", su primer largo, sobre una joven que viaja a Tierra del Fuego a trabajar en una fábrica de ensamble tecnológico- ofrece las vivencias de una joven que recorre el difícil tránsito entre la niñez y la adolescencia, que se expresan en tareas domésticas, diversos juegos y algunos deseos que surgen durante los momentos previos y durante un encuentro familiar.

"Lo que le pasa a Camila no es un episodio de mi propia vida, pero todo lo que está alrededor sí. Muchos de los diálogos son cosas que recuerdo de mi familia, la manera de mi mamá de hacer varias cosas a la vez, la forma de aburrirse de mis hermanos, el cansancio a último momento de mi papá y las conversaciones de las cuales nunca fui parte, pero quedaron ahí sonando", recordó la realizadora en diálogo con Télam.