"Jeepers creepers reborn": cómo hundir una franquicia

Este estreno muy esperado por los seguidores de la saga parece una lección ilustrada de cómo hundir una franquicia. Detrás de cámara estuvo Timo Vuorensola (cuyo nombre que da para la paráfrasis burlona, pero no la voy a hacer por respeto), el "responsable" de "Iron Sky" (2012), la película de los nazis en la Luna. Ojalá "Jeepers Creepers reborn" hubiese tenido aunque sea esa locura. Pero no, Vuorensola pretende tomarse en serio la mitología del monstruo que renace cada veintitrés años (es de desear que pasara lo mismo con estos estrenos) y lo único que ofrece es una serie (otra lección ilustrada) de lugares comunes sin efectividad. Ni los efectos visuales se destacan; lo que en la película original eran sutileza y ambigüedad que contribuían a lograr el efecto de incertidumbre y miedo, aquí es una exhibición burda de una criatura de diseño bastante pobre (por lo poco aterradora).

Homenajes

Hay "homenajes" (léase hurtos) de aquí y de allá, a "Duel" (1971, el camión amenazante, bocinazos incluidos), a "Twisted Nerve" (1968, el silbidito), a "The omen" (1976, el cura empalado por un pararrayos) y más. Obviamente, también hay "autohomenaje": Vuorensola (sobre un guion de Sean-Michael Argo) ensaya la metatextualidad como para involucrar a los seguidores de la franquicia. Así, un personaje central, Laine, refiriéndose al monstruo, comenta: "Espera, ¿no hicieron una película de ello? ¿Creeper Creepers o algo así?" Y el novio le aclara: "Una trilogía en realidad, pero eso ni era real." Para decir que todo eso es una fantasía sin asidero en la realidad, la chica dice sarcásticamente: "Y la tierra es plana. Y los Nazis tienen bases en la Luna autorreferencia a "Iron Sky". Elvis vive. Y el aterrizaje del Apolo fue escenificado..."

"El horror en el cine y en la literatura"

En su libro "El horror en el cine y en la literatura" (2004), Norma Lazo menciona las etapas por las que, según algunos teóricos, pasa el cine de terror y sus diferentes subgéneros. La primera es la de la experimentación, en la que los realizadores pioneros prueban nuevos temas y formas narrativas; la segunda es la de la comercialización, en la cual otros realizadores toman, ya sin riesgo, aquellas innovaciones que resultaron exitosas. Esto conduce a una masificación y sobreproducción de películas, que da lugar a productos donde prima lo industrial sobre los valores artísticos, y entramos en una nueva etapa: la parodia, inevitable burla sobre el género que ha comenzado a saturarse y vaciarse del contenido original o tergiversarlo.

Cuarta y final etapa

La cuarta y final etapa es la deconstrucción, en la que "el género se ve a sí mismo con ojo crítico y se analiza con la precisión de un cirujano". Casi todo se aplica a esta saga que se inició con un film sorprendente, original, de culto inmediato, la "Jeepers creepers" del 2001; no se cumplen las últimas etapas, porque esta nueva producción no tiene siquiera el ingenio de una buena parodia ni deconstruye nada. Más bien –como quedó dicho al principio de esta reseña– destruye.