Una actriz que siempre estuvo en la mira de Cannes Una actriz que siempre estuvo en la mira de Cannes
La personificación de Ana Casco le valdría una mención en el Festival de Cannes de 1957, y un año más tarde, por su trabajo en "Un centavo de mujer", de Román Viñoly Barreto, habría de recibir el lauro como mejor actriz entregado por el Instituto Nacional de Cinematografía, a la que siguió "Isla brava" (1958). En 1959, "La caída", de Torre Nilsson la presentó encarnando con precisión y sugestión a la Albertina imaginada por Beatriz Guido, al año siguiente apareció en "Luna Park" y finalmente en 1961 en "La mano en la trampa", nuevamente a las órdenes de Torre Nilsson, labor premiada -por la Fiap- en Cannes. A estas obras siguieron "La novia" (1961), "Las furias" (1962), "Los inconstantes" (1963), "La cigarra no es un bicho" (1963), "Un momento muy largo" (1964); "Cosquín, amor y folklore" (1965), "Viaje de una noche de verano" (1965), "Amalio Reyes, un hombre" (1970), "La balada del regreso" (1974), "Los chantas" (1975), "Comedia rota" (1978), "Comandos azules" (1980).