Un banderillero muy especial en el MotoGP Un banderillero muy especial en el MotoGP
Oliva es chaqueño, amante de los fierros y banderillero por hobby, por amor a los fierros. Por pura pasión. Es canoso y habla pausado, no se contagia ni por un instante de la velocidad de las motos.
"En el MotoGP se trabaja sólo con banderas agitadas, a diferencia del automovilismo donde se trabaja también con banderas quietas", explicó Oliva calzándose el traje de docente.
En esa dirección, agregó: "Con las motos se hace de esa manera para que los pilotos puedan visualizar mejor las banderas, porque tiene apenas un instante para hacerlo".
Contó además que trabajó en algunas de las últimas visitas al país de la Fórmula Uno, allá por la década del 90. Y que también guió los destinos de los últimos Grandes Premios de Motociclismo de esa época, así como también en la anterior visita a Las Termas de 2014.
"Esto lo hago por hobby, no por trabajo. Es sólo placer", aseguró, y sus ojos delataron la veracidad de esas palabras y expusieron abiertamente sus sentimientos por los fierros.
En el perímetro del circuito, de casi cinco kilómetros de extensión hay casi 50 mil personas, muchas de las cuales darían lo que fuera por estar un segundo en su lugar, tan cerca de las máquinas.
"Siento que es un privilegio. La comparación que yo hago es que sería como participar de un mundial de fútbol como juez de línea. A nosotros que nos gusta esto, lo hacemos con total placer", afirmó.
Mientras, sus compañeros lo escuchaban y asentían. Luego, volvieron a tomar sus posiciones antes de que empiece la final del Moto2.l








