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EL LIBERAL . Santiago

Alucinaciones Cenestésicas: cuando el sujeto hace real lo irreal, sus tipos, sus causas, síntomas y tratamiento

12/01/2019 22:24 Santiago
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Si cerramos los ojos y nos concentramos

en ello, es posible que podamos oír el

latido de nuestro corazón, cómo el aire

entra en nuestros pulmones, o cuando

nos duelen los riñones o el hígado. Todo

ello se debe a que somos capaces de percibir

sensaciones propias del interior de nuestro cuerpo,

algo que nos ayuda a adaptarnos a las situaciones

y a sobrevivir. Pero estas situaciones tienen un motivo;

nuestro corazón late, respiramos, estamos llenos

o tenemos una infección urinaria. Sin embargo a veces

algunas personas pueden llegar a tener percepciones

de este tipo, procedentes del interior del cuerpo,

sin que haya nada que realmente las cause. Se trata de

alucinaciones cenestésicas.

¿QUé ES UNA

ALUCINACIóN?

A modo de preámbulo y con el fin de hacer más

fácilmente entendible el concepto de alucinación cenestésica,

resulta útil en primer lugar hacer un repaso

de lo que es e implica una alucinación. El concepto

de alucinación hace referencia a la existencia de una

falsa percepción o percepción sin objeto, es decir a la

captación por parte de los sentidos de una persona de

una información o estimulación que no parte de ninguna

fuente real y existente. Se trata de un tipo de engaño

perceptivo en el que se percibe algo que no existe

y que es producto de la mente del sujeto. Sin embargo,

hay que remarcar el hecho de que es una percepción;

el sujeto realmente ve, oye o nota algún tipo

de sensación a pesar de que esta no prevenga de ninguna

estimulación que la genere. Se trata de uno de

los principales síntomas de la esquizofrenia y de los

trastornos psicóticos, aunque puede aparecer en una

gran cantidad de situaciones que no siempre tienen

porqué ser producto de una psicopatología (por ejemplo

un envenenamiento o intoxicación pueden llegar

a generar alucinaciones, o incluso la vivencia prolongada

de estrés). Existen muy diversos tipos y clasificaciones

de alucinaciones, entre las cuales podemos encontrar

las visuales, las auditivas, las olfativas o gustativas,

las táctiles, las cinestésicas (percepción de movimiento)

o las que dan nombre a esta nota; las alucinaciones

cenestésicas.

LAS ALUCINACIONES

CENESTéSICAS

Se entienden por alucinaciones cenestésicas (también

llamadas alucinaciones somáticas o viscerales)

aquellas en las que el sujeto tienen una percepción sin

objeto referida a la existencia de sensaciones en el interior

de su propio cuerpo, en las que se hace referencia

concretamente a elementos como las vísceras, órganos

concretos o elementos del organismo independientemente

de que dichos elementos tengan o no sensibilidad

(por ejemplo la sangre). Se trata de un tipo de alucinación

en que la percepción se realiza a nivel somático

o de conciencia corporal; en la percepción interna

del propio organismo. El sujeto tiene la percepción de

algún tipo de alteración en el interior de su cuerpo, que

pueden estar delimitadas a partes u órganos concretos

de este o bien al organismo a nivel general. Es habitual

que este tipo de alucinación se dé conjuntamente

con diferentes tipos de delirios que las explican, los

cuales suelen ser de una elevada extravagancia y extrañeza.

Un ejemplo de ello dan en aquellas personas con

delirios de infección, en las que a menudo se refiere la

sensación de que hormigas, insectos u otros pequeños

seres han infectado al sujeto y se desplazan por el interior

del cuerpo e incluso puede existir la idea de que

están devorando sus órganos. Las sensaciones percibidas

pueden ser muy variables e incluir entre otras la

percepción de presión mecánica, desplazamiento, vacío,

dolor, picazón o cambios de temperatura. Asimismo

también puede existir la sensación de cambios en

la composición de partes del cuerpo (por ejemplo percibir

que uno de sus pulmones se ha disuelto), sensaciones

relativas a movimientos de órganos (como por

ejemplo percibir que el cerebro ha bajado hasta la posición

del estómago) o variación en su número (como

podría ocurrir en el caso de tener la sensación de haber

perdido una pierna sin haberlo hecho). Otras posibles

sensaciones podrían ser la percepción de la presencia

de elementos externos insertados (por ejemplo

la percepción de la inserción de un microchip entraría

en este tipo de alucinación) o extracción/pérdida de

partes del cuerpo (sentir que el corazón se les ha salido

del cuerpo).

VINCULADAS A OTROS

TIPOS DE ALUCINACIONES

Tal y como en base a esta descripción es posible

imaginar, las alucinaciones cenestésicas se encuentran

profundamente vinculadas con otras tales como

las táctiles o hápticas (designa la ciencia del tacto,

por analogía con la acústica (el oído) y la óptica

(la vista); o las relativas a la percepción de movimiento

o cinestésicas. De hecho, a menudo es posible

encontrar que ambos tipos de alucinación se dan

conjuntamente. Algunos neuropsicólogos y neurólogos

indican incluso que en realidad las alucinaciones

cenestésicas incluyen las táctiles, cinestésicas y

las viscerales como subtipos, aunque por lo general

se identifica cenestésico con visceral. La principal

diferencia entre estos tipos es que en el caso de

las cenestésicas estamos hablando de percepciones

relativas al propio cuerpo y por lo general a su interior,

sin que exista la idea de un contacto externo o

sin que el desplazamiento se produzca externamente.

Pese a ello a menudo se dan de manera asociada

o conjunta.

TRASTORNOS Y

ALTERACIONES

RELACIONADOS EN EL

SíNDROME DE EKBOM

Con frecuencia la aparición del síndrome de Ekbom

se asocia a una hiperactivación del organismo

debida al consumo de determinadas sustancias. En

particular, la parasitosis delirante en muchos casos

se debe al síndrome de abstinencia en personas con

dependencia del alcohol o bien al consumo excesivo

de cocaína u otros estimulantes. Además de los

trastornos psicóticos, otras alteraciones de la estructura

y el funcionamiento del cerebro pueden explicar

el surgimiento de este trastorno. Las enfermedades

neurodegenerativas (incluyendo la demencia

alcohólica) y los traumatismos craneoencefálicos,

por ejemplo, son dos causas comunes del síndrome

de Ekbom. Es interesante mencionar también

la cleptoparasitosis delirante (forma de alimentación

en la que un animal se aprovecha de presas o

alimentos que otro animal ha capturado, colectado,

matado, o preparado), que es considerada un subtipo

del síndrome de Ekbom. En esta variante la persona

no mantiene la creencia de que hay bichos en

su piel, sino que estos infectan su residencia y por

tanto corre el riesgo de ser parasitada. No obstante

es posible y habitual que ambos trastornos se den

a la vez. El síndrome de Morgellons es otra variante

del delirio de parasitosis, en el cual los parásitos son

sustituidos por fibras de distintos tipos que han tenido

contacto con la piel, como tela o restos de vendas,

o bien no son identificadas por el paciente. Se trata

de un trastorno poco común que se ha empezado a

estudiar dentro de las neurociencias hace poco más

de diez años.

CONTEXTOS DE APARICIóN DE LAS ALUCINACIONES

Las alucinaciones cenestésicas resultan menos habituales que otras

como las auditivas o visuales, si bien pueden darse en múltiples contextos

y condiciones. A nivel neuropsicológico, una de las más conocidas es la

esquizofrenia, junto con otros trastornos del espectro psicótico como el

trastorno delirante crónico. Por ejemplo, en el síndrome de Ekbom o delirio

de parasitosis, en que el sujeto sostiene la creencia de estar infectado por

seres vivos, o en el síndrome de Cotard (trastorno delirante en que existe

la creencia de estar muerto o de que los órganos se están pudriendo,

algo que puede partir de la interpretación de alucinaciones somáticas).

Sin embargo hay que tener en cuenta que dichos síndromes se basan en

la existencia de delirio, sin que sea necesario que exista alucinación al

respecto. También pueden darse en el contexto de algunas depresiones,

y es posible su aparición en algunos casos en episodios de tipo maníaco

(como por ejemplo en el trastorno bipolar). Entre ellas, es posible por

ejemplo que aparezcan alucinaciones cenestésicas en situaciones como

intoxicaciones por sustancias como la cocaína o en algunos casos de

epilepsia, aunque es menos frecuente.

¿QUé ES EL SíNDROME DE EKBOM?

El síndrome de Ekbom es un trastorno neuropsicológico que se

caracteriza por la creencia delirante de que la persona tiene insectos

debajo de la piel, o bien pequeños parásitos de otro tipo. Esta alteración

se asocia a la presencia de alucinaciones táctiles y de prurito (picor

constante en una parte del cuerpo que provoca un impulso intenso de

rascarse). Quienes presentan el síndrome de Ekbom pueden mantener

con gran convicción la idea de que tienen parásitos en la piel durante

mucho tiempo y a pesar de las evidencias en contra que se obtengan

a través de exámenes médicos o de otras maneras. Si se dan estas

condiciones la alteración se clasificaría como un trastorno delirante

propiamente dicho. Desde otras perspectivas se concibe el síndrome de

Ekbom como una psicosis con la creencia delirante como único síntoma.

Es por esto que en ocasiones se utilizan fármacos antipsicóticos como la

pimozida y la olanzapina para tratar este trastorno, si bien también existen

procedimientos neuropsicológicos para el manejo de los delirios y de las

alucinaciones. Otros nombres que se utilizan para hacer referencia al

síndrome de Ekbom son “delirio de parasitosis”, “parasitosis delirante”,

“delirio dermatozoico”, “delirio parasitario”, “delirio de infestación” y

“parasitosis imaginaria”. El manual diagnóstico CIE-10, que recoge de

forma específica este trastorno, lo denomina “delirio de parasitosis”.

Esta alteración es más habitual en mujeres, en especial a partir de la

quinta década de vida. Algunos expertos atribuyen parcialmente este

hecho a la llegada de la menopausia, que se asocia con la aparición de

fenómenos sensoriales anormales a los cuales la persona podría dar una

interpretación delirante, surgiendo así el síndrome de Ekbom.

SíNTOMAS Y CUADRO CLíNICO DEL SíNDROME DE EKBOM

La mayoría de personas que presentan el síndrome de Ekbom

refieren sensaciones que atribuyen a movimientos de insectos que

atraviesan la piel o que se desplazan por la parte interna de esta. Esta

percepción anormal es denominada “formicación” (alucinación táctil

en la que existe la sensación de que corren hormigas por la piel u otros

pequeños insectos) y forma parte de los fenómenos conocidos como

parestesias, que incluyen también pinchazos o entumecimiento. Si bien

las hormigas son uno de los “parásitos” a los que se hace referencia con

mayor frecuencia y dan nombre a distintos términos que se usan para

referirse al síndrome de Ekbom, también es habitual que las personas

con este trastorno digan que tienen gusanos, arañas, lagartijas y otros

animales pequeños. En ocasiones afirman que estos son invisibles.

En determinadas condiciones cualquier persona puede percibir

sensaciones de formicación, en especial si se dan circunstancias

que las propicien, como la menopausia o las alteraciones médicas

que afectan a los nervios sensoriales. Sin embargo, la generación de

la creencia delirante es mucho menos habitual y requiere algún tipo

de desencadenante. Existen dos grandes categorías de delirios de

parasitosis en función de la naturaleza de las alteraciones. Hablamos de

síndrome de Ekbom primario cuando los síntomas surgen en ausencia

de problemas identificables, y por tanto pueden ser atribuidos a errores

en el razonamiento del paciente. Este subtipo tiene una naturaleza

similar a la de la psicosis aguda. En cambio, cuando se detecta una

alteración subyacente que desencadena la creencia delirante el

trastorno se clasifica como secundario. A su vez este tipo se divide en

dos; funcional, que se diagnostica en los casos en que el síndrome se

debe a un trastorno neuropsicológico como la esquizofrenia, y orgánico,

cuando la causa es una enfermedad o un fármaco.

CAUSAS DE LAS ALUCINACIONES

Más allá del contexto en el cual aparecen, las causas de las

alucinaciones cenestésicas no están claras, aunque al igual que con otras

alucinaciones el sistema límbico y el diencéfalo parecen estar implicados.

También se ha observado la implicación de la corteza somatosensorial,

así como la parte de la corteza correspondiente a la ínsula. Algunas

investigaciones por los profesionales especializados en el tema, estipulan

la existencia de una dificultad de base para integrar la información

sensorial, algo que puede provocar que nuestro sistema nervioso genere

percepciones sin que exista un elemento físico que lo desencadene.

Asimismo, otras teorías (que no excluyen la anterior) indican que el

problema puede provenir de una dificultad para separar el contenido

mental de la experiencia física, de tal modo que no es posible separar lo

imaginado de lo percibido.

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