Argentina y España, unidas por el Ratón Pérez

El director argentino Juan Pablo Buscarini acredita una carrera con producciones que son imaginadas para el mercado internacional, y suelen identificarse por el uso inteligente de la animación y los efectos especiales, como ahora ocurre nuevamente con “El Ratón Pérez y los guardianes del Libro Mágico”, estreno de esta semana.

La nueva propuesta del autor de “El arca” mezcla personajes virtuales y marionetas con actores, cuenta la historia de Mar, una niña que ama los libros de cuentos, pero que descubre a un malvado que quiere destruir el mundo de la fantasía y por eso emprende una aventura con sus amigos para evitarlo.

¿Cómo nace esta coproducción entre Argentina y España?

La primera entrega, si bien nació en la Argentina en 2006, también fue una coproducción por la necesidad de contar con los efectos especiales. Fue un éxito en los dos países y en España ganó un Goya en 2007. Esta segunda, al revés, nació en España, a propuesta de Televisión Española que desde hace más de una década tiene a Los Lunnis, un grupo de adorables muppets, personajes emblemáticos para público infantil, y consideraban que merecían una película de calidad y trascendencia.

¿Cuándo fue eso?

En los últimos días de 2017 recibí la propuesta para dirigirla y me pareció muy interesante. Además propuse una coproducción entre ambos países, es decir entre TVE y Pampa Films. El guión español implicaba enormes desafíos de postproducción digital y combinar en pantalla actores de carne y hueso con marionetas, y personajes creados en animación 3D, todos durante dos tercios de la trama, en un mundo fantástico.

Hacer películas para chicos siempre es un desafío...

Es realmente difícil. Un desafío particular porque los que estamos detrás del proyecto y de la cámara, ya no somos chicos ni millenials, como el público actual, con una infancia muy diferente en múltiples aspectos a la nuestra, y saber hablarles, atraerlos, emocionarlos, hacerlos reír, en definitiva generar algo que disfruten, es doblemente desafiante. Un guionista y un director de una comedia para adultos presume que si hay un gag que al filmarlo hace reír a los que están en el set, también haría reír al público. Cuando uno hace algo para niños, la incertidumbre es más importante. l