Profundo pesar por la muerte del folclorista Pedro Palomo Profundo pesar por la muerte del folclorista Pedro Palomo
Don Arturo Palomo marcó a fuego el camino artístico de Pedro Palomo, uno de sus hijos que en la madrugada de ayer (3.30) falleció a la edad de 66 años luego de soportar las dolencias de una larga enfermedad que fueron minando sus fuerzas.
Pedro era un niño de 8 años de edad que vivía maravillado por la habilidad con que ejecutaba la guitarra su padre. Así fue como le pidió a don Arturo que le enseñara a tocar ese instrumento. Una vez que lo consiguió, se propuso cantar. Y también lo consiguió.
Años después quiso mostrar, públicamente, esa maestría aprendida de su progenitor. Y también lo logró. Fue a los 16 años cuando integró Los Tobas. Con su voz característica e inconfundible (tercera alta), Palomo comenzó a forjar su historia, una particular historia.
Durante los nueve años que estuvo en el conjunto, Palomo le imprimió su sello junto a Vicente “Morenito” Suárez quien, a la postre, sería su eterno compañero en el camino de la vida y el arte. En esta formación cimentaron la estructura de su repertorio tradicional.
Una vez que dejó el grupo, continuó con su labor como empleado de la administración pública provincial. Ya en los años 80, con “Morenito” separado de Los Tobas, se juntaron para darle vida a ese dúo tan distintivo y personal como fue Suárez Palomo.
Pedro sabía contar que por un tiempo largo anduvieron cantando “sin nombre” con Suárez. Esto fue hasta que el gobierno provincial, bajo la supervisión del profesor Marcelo Santillán, los llevó a Cosquín formando parte de la delegación que representaría a Santiago del Estero en el escenario mayor Atahualpa Yupanqui de la plaza Próspero Molina.
“Al otro día nos andaban buscando casi todos los sellos grabadores”, supo evocar Pedro. Y el sello beneficiado con la presencia del ya convertido Dúo Suárez Palomo fue Polygram. Allí llegaron a grabar cuatro Larga Duración (LP en esa época).
Particularidad
La autenticidad de su canto era lo que los distinguía, como también la belleza poética del repertorio que escogieron para interpretarlo con fuerza y una presencia escénica que rompía con los estereotipos del los cantores tradicionales: desde entrar bailando hasta revolear el poncho y hablar claro, fuerte y simplecito eran sólo algunas de sus formas.
A ello se sumaba el permanente gracejo. El humor era una constante. Era una de las llaves maestras que abría esa fenomenal puerta hacia la comunicación con su público, ganándose, mayoritariamente, en los últimos tiempos, a los jóvenes.
Otras de las formas que lo hacían único era haber sido un grupo formado con una primera voz y una tercera voz alta. Normalmente, los dúos se constituyen con una primera y una segunda voz. Fue otro de los estereotipos que el Dúo Suárez Palomo rompió.
A esto se agregaba la pasión y la entrega con que cantaban, tocaban la guitarra, las cajas y las vidalas. Hoy lo lloran las vidalas y las cajas se llaman a silencio.









