Ciro y Los Persas, en Santiago Ciro y Los Persas, en Santiago
Al ser consultado acerca de cómo fue componer las canciones de “27”, expresó: “Fue fluido, en el sentido de que la banda ya tenía dos años de girar y sonaba muy bien. Y, por otro lado, al estar tan ocupados tocando Espejos, no tuvimos la oportunidad de laburar mucho en grupo: improvisar, experimentar”.
El músico resaltó que los temas “fueron armados más a partir de cosas que yo ya tenía. Están Caminando y Murgueros , que sí fueron más grupales. Y Ciudad animal , con una melodía que trajo Broder Bastos. Por eso espero que, en un próximo disco, podamos zapar más, algo que me divierte mucho”.
¿En qué sentido se diferencia de Espejos?, le consultaron en Clarín.
“En Espejos , mi objetivo principal era salir a tocar. Y estuve un año, desde el fin de Los Piojos, armando la banda. Ahora pasamos a otra etapa, más relajada. Ya sabía que la banda funcionaba, mi carrera como solista había comenzado, los fantasmas eran mucho menores”, enfatizó.
“En el disco anterior, incluso yo quería saldar algo que sentía como una deuda pendiente con el rocanrol primario, el de Moris”, añadió.
Perspectivas
“Llega un momento en que uno pierde perspectiva: no sabe si se está convenciendo de lo que hace para poder llevarlo a cabo o qué carajo”, recalcó.
“Además, el tema termina de ser cuando se grabó y se editó, porque hasta ese momento podés cantar una estrofa distinta, cambiar la melodía o meter o sacar una guitarra. Nada es del todo. Como decía Borges: “Hasta que uno no lo publica, el cuento no termina”. Con una canción pasa lo mismo”, recalcó el artista.
No los extraña
Ciro aseguró también que no extraña a Los Piojos.
“No, la verdad que es un recuerdo muy grato, con mucho cariño, muy fuerte. Se traduce en el afecto del público, en las banderas. Y en mi amistad con Micky, en vernos y recordar cosas”, especificó.
“Toda la gente que labura conmigo es la misma que laburaba en los Piojos: uno puede hablar de solista, pero son 19 personas. Entonces, el cambio no fue tan traumático. Salir de gira es una situación que no cambia: en un rato subimos al micro y nos ponemos a jugar al póquer o al TEG”, indicó.
“Ahora en mis recitales hay gente nueva. Algunos ya entendieron de qué se trata. Otros van prestando la oreja de a poco, porque quizás quedaron medio enojados por el final de Los Piojos. También aparece el público nuevo. Vienen los hijos de aquellos piojosos, con sus padres”.








