El Rally Dakar pasó con los camiones por Santiago y todo fue una fiesta El Rally Dakar pasó con los camiones por Santiago y todo fue una fiesta
Aquella vez, y después de realizar una etapa por las zonas serranas de Ojo de Agua, una caravana de vehículos, que incluía las motos, autos y camiones, sobrepasó los límites de la ciudad capital para trasladarse luego al vivac que se montó en el hipódromo de San Miguel de Tucumán.
La experiencia que se vivió fue inolvidable porque era la primera vez que el Dakar pasaba por la “Madre de Ciudades” y con la expectativa lógica de ver a los hombres que hoy le desafían a la naturaleza y a la vida misma.
Y como pasó aquella vez, otra vez la ruta 9 y la avenida de Circunvalación marcó el camino para los pilotos que ahora hicieron el recorrido a la inversa. La otra diferencia fue que solamente los conductores de los camiones y los vehículos de asistencia, tuvieron la posibilidad de realizar el enlace de 406 kilómetros hasta llegar a las sierras de Ambargasta, para darle el puntapié inicial a la carrera de 55 kilómetros.
Pero igual poco les importó a los que son fanáticos de los fierros. El sol todavía no se había mostrado resplandeciente cuando a la altura de la rotonda del barrio Autonomía apareció el primer vehículo. Fue una camioneta del parque de asistencia la que indicaba el camino y la que alertó tanto a la policía que ya se encontraba en el lugar para el operativo de seguridad como para el escaso público hasta allí, de lo que se avecinaba más atrás.
Eran las 5 y 10 de la mañana y Santiago se alistaba para disfrutar de un evento que quedó otra vez como histórico. Con las luces bien encendidas y reflejando su buen porte, en la distancia surgió el primer camión: el N° 500 del líder de la carrera, el holandés Gerard De Rooy. A su lado viajaba su copiloto Tom Colsoul que aprovechó para dormir un rato más hasta llegar a las sierras de Ambargasta.
El desfile de los camiones y de los equipos de asistencia fue incesante a partir de allí y todo se tradujo en saludos con bocinazos para el público que bordeaba el sector Oeste de la rotonda y que de a poco se fue aumentando en cantidad.
Hubo gente que se llegó con el mate en la mano para acompañar a los pilotos en su paso por uno de los lugares elegidos para la ocasión. La bandera argentina del gigante mástil que se instaló en el centro de la rotonda, era testigo también de todo lo que ocurría en el momento. Tampoco faltaron aquellas personas que diariamente utilizan un improvisado circuito delimitado por la rotonda para hacer sus caminatas o trotes.
Ya con la luz del día, el tránsito vehicular por la zona comenzó a ser más intenso y la policía y personal de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad, muchas veces tuvieron que frenar a los automovilistas para permitir que los camiones pudieran continuar con su recorrido a Ojo de Agua sin problemas. Así fue por lo menos hasta cerca de las 7 cuando ya dejaron de pasar por el lugar y fueron en su mayoría los equipos de asistencia los que después siguieron su camino.
Todo terminó en paz y con la sensación de que el Dakar otra vez atrapó y cautivó a los santiagueños.
