Por: Eduardo Lazzari - Historiador
LEÓN XIV, UN PAPA PARA EL SIGLO XXI LEÓN XIV, UN PAPA PARA EL SIGLO XXI
El cónclave que culminó el pasado jueves con la elección del papa León XIV fue una demostración de la existencia de las realidades sobrenaturales, que para los católicos como es mi caso, significó la presencia del Espíritu Santo que promovió un milagro. Todos los antecedentes eran complejos. Luego del potente pontificado de nuestro compatriota Francisco, era de esperar una gran tensión entre los tradicionalistas, que habían sentido que muchas de las reformas propuestas por el papa muerto el 21 de abril eran exageradas, y los continuadores de su obra que vislumbraban los peligros de detener la marcha iniciada hacia una Iglesia más coloquial, más cercana y más misionera.
El avance de la tecnología de las comunicaciones permitió al mundo seguir al minuto toda la solemnidad de las ceremonias religiosas vinculadas al funeral de Francisco y la elección de su sucesor, así como también una fluidez en la información que desafió la prudencia y la discreción de muchos cardenales, a quienes se los veía con cierta incomodidad responder al periodismo como si fueran estrellas de fútbol o luminarias del espectáculo. Merece una felicitación el desempeño profesional de los servicios informativos y de televisación de los medios vaticanos, que mostraron una calidad cinematográfica durante una transmisión en vivo y en directo. También es destacable la sobriedad de los cuatro cardenales electores argentinos, que esquivaron cualquier protagonismo en estas circunstancias, entre ellos el arzobispo de Santiago del Estero Vicente Bokalic Iglic, quien juró al comienzo del cónclave con un solo apellido.
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Quiero decir, desde nuestro rol de comunicadores y argentinos, que el seguimiento llevado adelante en nuestro país de los acontecimientos desarrollados en Roma durante estos 18 días adoleció, en mi modesta opinión, de un análisis exageradamente político de todo lo que ocurría y muchas veces despojado de una necesaria mirada religiosa, que era sin duda lo único indiscutible: estaba la humanidad asistiendo a un conmovedor episodio donde una de las religiones más numerosas del mundo estaba eligiendo a su líder según un procedimiento que lleva diez siglos manteniendo sus características fundamentales.
Sin embargo y pese a todo lo dicho, hoy la Iglesia Católica ya está conducida por un nuevo obispo de Roma que va lentamente mostrando algunos tópicos que pueden ser estudiados para prever los tiempos por venir. Por eso propongo recorrer estos días pasados desde algunas anécdotas que ya son historia, algunos datos que son sumamente interesantes y sobre todo permitirán conocer a quien era prácticamente un desconocido hasta este jueves 8 de abril.
Las claves de interpretación del Cónclave
La extraordinaria participación de más de doscientos cardenales, casi en mitades iguales entre los electores y los mayores de 80 años, en las Congregaciones Generales que se realizaron durante estos días, excitó la imaginación de quienes sólo ven un acontecimiento político en la elección de un papa. Se exageró la presión de los conservadores, a los que sería mejor considerar tradicionalistas, llegando a quedar establecida la posibilidad de elección de alguien que marcara una vuelta atrás respecto de las grandes reformas pastorales que el papa Francisco había impulsado. Pareciera que no fue tomada en cuenta la ceremonia solemne del funeral del Papa, que fue planificada al detalle por el propio Francisco, y que resultara más tradicional que la que dos años antes se realizara en ocasión de la muerte del papa emérito Benedicto XVI. Sin duda fue la muestra que Francisco era un gran respetuoso de la tradición dogmática y litúrgica de la Iglesia, y que sus reformas estuvieron orientadas a lo pastoral, a la relación de la Iglesia con la humanidad, católica o no.
Como ha resultado en general en los últimos siglos, todos aquellos cardenales que entraron papas, salieron cardenales, como el caso de Pietro Parolin, Matteo Zuppi, Luis Tagle, Peter Erdó o Pierbattista Pizzaballa. La gran cantidad de purpurados, 133, y la diversidad de nacionalidades, sumada a la pretendida falta de conocimiento personal entre ellos, hizo que se previera una larga duración que llevó a especular que pasaría si luego de una semana no apareciera un candidato unificador. Sin duda hubo dentro de la Capilla Sixtina gestos generosos que aceleraron los tiempos.
Era impensable que el papa Francisco, uno de los más finos líderes políticos de este tiempo, no hubiera pensado en su sucesor. Durante sus doce años de pontificado creó 163 cardenales, nombramientos que mostraron la diversidad del pensamiento eclesial y sobre todo las diferencias pastorales en el mundo, y se puede afirmar que Francisco no hizo prevalecer una visión ideológica sino su apreciación sobre las necesidades de la Iglesia en todos los rincones del mundo, tan diversos como la lejana Mongolia o la cercana Italia. Para la Argentina fue una bendición el nombramiento de seis cardenales y para Santiago del Estero, especialmente considerada por él, significó su primer cardenal, su primera santa y su elevación a arquidiócesis primada del país.
Fue gracioso que el retraso en la primera fumata diera lugar a versiones cada cual más disparatada: "los cardenales abandonaron la Capilla Sixtina rumbo a Santa Marta para evitar precipitar los conflictos", "decidieron votar hasta elegir el Papa sin emitir fumata" y otras consideraciones. Las dos fumatas negras, la del primer día y la de la mañana del jueves 8 de mayo volvieron a la normalidad de un cónclave común. Pero la temprana fumata blanca de la tarde dio la gran noticia al mundo: "Habemus Papam". Los pronósticos agoreros de una larga disputa dieron lugar a la sorpresa de un veloz consenso, y los datos recogidos hasta ahora hablan de una "unanimidad" inédita.
Habrá tiempo para otros análisis, pero sin duda hoy es mejor conocer al 267° sucesor de Pedro, León XIV.
Robert Francisco Prevost: su biografía religiosa
Hermano y Sacerdote Agustino
León XIV nació en Chicago, Estados Unidos de América, el 14 de septiembre de 1955, en el seno de una familia católica de migrantes de origen francés, italiano y español. Fue un niño piadoso y cuando llegó a la juventud decidió ingresar en la Orden de San Agustín, lo que hizo el 1° de septiembre de 1977. Vale destacar que San Agustín de Hipona es considerado el gran doctor de la Iglesia del primer milenio y su obra "Confesiones" es uno de los manuales teológicos y espirituales más reconocidos en la historia. Los agustinos son religiosos con gran formación intelectual y no es casualidad que fray Robert sea doctor en matemáticas, lo que sin duda lo hace religioso y científico, algo novedoso. La orden tiene hoy unos 2500 religiosos en el mundo y cinco conventos en la Argentina.
Realizó sus primeros votos temporales de caridad, obediencia y castidad el 2 de septiembre de 1978 y los votos perpetuos el 29 de agosto de 1981. Fue ordenado presbítero el 19 de junio de 1982 en el Colegio Agustino "Santa Mónica" de Roma. Fue destinado como misionero al norte del Perú y en el año 2001 el capítulo general de los agustinos lo eligió como superior general de la Orden, oficio que ejerció durante 13 años. Como superior general visitó las casas agustinas de la Argentina y fue entonces que conoció al arzobispo porteño Jorge Bergoglio, celebrando juntos una misa en la iglesia de San Agustín, en la avenida Las Heras del barrio de la Recoleta. Prevost inauguró la Biblioteca Agustiniana en la avenida Nazca del barrio de Agronomía.
Obispo en el Perú
Dejó el liderazgo de los agustinos cuando transcurría el primer año del papado de Francisco, quien lo destino como administrador apostólico de la diócesis peruana de Chiclayo, y fue nombrado obispo titular de Sufar para ejercer ese ministerio el 12 de diciembre de 2014. Fue ordenado obispo el 12 de diciembre de 2014 en la catedral de Santa María de Chiclayo. Fue promovido como obispo de Chiclayo el 26 de septiembre de 2015, hace diez años. Ejerció como administrador apostólico de la diócesis de Callao en 2020. Se destacó en su actividad pastoral como cercano a las comunidades de la "periferia", como pedía el papa Francisco. Vale destacar que Chiclayo es una diócesis pequeña dentro de la Iglesia peruana.
Cardenal en Roma
El 30 de enero de 2023 el papa Francisco lo nombra presidente del Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que se ocupa de la relación con todos los obispos del mundo, hoy unos 6.000, y del nombramiento de los nuevos prelados. Simultáneamente fue nombrado como presidente de la Comisión Pontificia para América Latina y fue promovido como arzobispo a título personal. Asumió sus responsabilidades el 12 de abril de 2023. Francisco lo creó cardenal diácono el 30 de septiembre de ese año con el título de Santa Mónica, erigido ese día. Hay que destacar que Santa Mónica es la madre de San Agustín. Ese mismo día fueron cardenales los argentinos Vicente Fernández y Ángel Rossi. El 6 de febrero de este año 2025 fue elevado a cardenal obispo de Albano, con lo que quedó tercero en el orden de prelación de los votantes del cónclave.
Pocos advertimos que la meteórica carrera vaticana de Prevost era una señal del destino que el papa Francisco había pensado para él. En términos futbolísticos, podríamos decir que nos "comimos la gambeta". Hay que destacar que su posición en el Dicasterio para los Obispos le permitió establecer una fluida relación con los titulares de las 3200 diócesis católicas del mundo.
Lo que ya sabemos de León XIV
Podemos afirmar para siempre que el papa León XIV es el segundo pontífice americano de la historia, es el segundo papa agustino, y el primero en hablar en español desde los balcones de la Basílica de San Pedro. Es claro que el papa Francisco es su inspirador pastoral, y hasta ahora lo ha nombrado cada vez que ha hablado al pueblo católico del mundo. Ojalá aprovechemos este nuevo tiempo.
Dos papas en Buenos Aires: el arzobispo Bergoglio y el superior agustino Prevost
El padre Prevost inaugurando la Biblioteca Agustiniana de Buenos Aires