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Desentrañando el Fenómeno de los Asesinos en Serie

Por Lic. Juan Alejandro Barraza, Sociólogo.

Desentrañando el Fenómeno de los Asesinos en Serie (Foto ilustrativa)

Desentrañando el Fenómeno de los Asesinos en Serie (Foto ilustrativa).

20/07/2025 06:00 Santiago
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Entre la década de los 70 y 90, el historiador Peter Vronsky (2020) bautizo a esta etapa como "la época de oro de los asesinos en serie", debido a la mega ola de asesinos en serie que se habían infestado en gran parte de los países de mundo, siendo los EE.UU el país más prolifero comparable al resto, siguiendo en orden Inglaterra, Rusia y Alemania entre otros. Era un fenómeno que se produjo de forma simultánea como si se hubiesen abierto las puertas del infierno, o como una abominable horda de monstruos sedientos de sangre.

El término evoca escalofríos y una fascinación oscura: asesino en serie. A diferencia del asesino en masa y el asesino itinerante o relámpago, quienes arrebatan vidas en uno o varios eventos, el asesino en serie acecha en las sombras, tejiendo una red de violencia a lo largo del tiempo, con un "período de enfriamiento" entre sus actos. Pero, ¿qué impulsa a estas figuras a cometer crímenes tan atroces? ¿Y por qué capturan tan vívidamente la imaginación del público?

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Robert Ressler (2018), ex agente del El Buró Federal de Investigaciones (FBI), define al asesino en serie como aquel que comete tres o más asesinatos en eventos separados, con un período de tiempo entre cada uno. Esta definición, aunque técnica, apenas roza la superficie de un fenómeno complejo arraigado en profundas perturbaciones psicológicas.

Con la implementación de la técnica de perfilación criminal, metodología heredada por Thomas Bond en el siglo XIX y continuada por James Brussel a mediados del siglo XX, fue el FBI quien perfecciono esta técnica con el fin de impartir a las fuerzas de seguridad para detectar y atrapar a esta clase de criminales, dividiendo la dimensión de asesinos en serie en tres tipos diferenciados: asesino organizado (Ted Bund, John Wayne Gacy, Jack el destripador, Robledo Puch); asesino desorganizado (Richard Chase, Dorancel Vargas); asesino mixto (Andrei Chikatilo, El zodiaco, Dennis Rader-BTK)

Si bien no existe un "perfil" único del asesino en serie, ciertos rasgos emergen con frecuencia en su historial y comportamiento. A menudo, estos individuos exhiben una historia de violencia o agresividad desde temprana edad, evidenciando problemas de conducta y emocionales en su infancia. La falta de empatía, la incapacidad para conectar emocionalmente con otros, y una necesidad imperiosa de poder y control sobre sus víctimas son características psicológicas comunes.

Sin embargo, la motivación detrás de sus actos varía, pero frecuentemente se relaciona con la obtención de satisfacción psicológica, a menudo ligada a fantasías violentas y, en mucho de los casos, a la gratificación sexual. La víctima, en su mayoría, es despersonalizada, reducida a un objeto para satisfacer sus oscuros impulsos. Además, son varias las mutilaciones que recibe el cuerpo de la víctima, no solo son golpeadas, denostadas y violadas, al ser la mujer un plato fuerte de estos depredadores, son desmembradas, canibalizadas y, en algunos casos, realizan prácticas necrofilicas. Esta deshumanización facilita la comisión de actos de violencia extrema sin experimentar remordimiento.

Más Allá del Monstruo: es fácil caer en la demonización de los asesinos en serie, presentándolos como monstruos depredadores e incomprensibles, como la comparación que refiere Garrido (2023) en su obra El monstruo y el asesino en serie. Sin embargo, comprender el fenómeno requiere adentrarse en las complejidades de la psique humana. Muchos expertos en criminología y psicología forense señalan una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales en la génesis de estos individuos. Traumas infantiles, como abuso físico, emocional o sexual, abandono, y una disfuncionalidad familiar severa, suelen ser elementos presentes en sus historias. Estas experiencias tempranas pueden moldear su desarrollo emocional y su percepción del mundo, generando profundas heridas psicológicas que, en algunos casos, derivan en una necesidad patológica de ejercer poder y control sobre otros.

El Legado Oscuro y la Fascinación Pública: a pesar de la repulsión que generan sus crímenes, los asesinos en serie ejercen una extraña fascinación en la sociedad. Libros, películas y documentales exploran sus vidas y crímenes, alimentando una curiosidad macabra. Esta fascinación puede deberse, en parte, al intento de comprender lo incomprensible, de encontrar una lógica detrás de la crueldad extrema. También puede reflejar una ansiedad social subyacente sobre la naturaleza del mal y la fragilidad de la seguridad.

Los hechos perpetrados por los asesinos en serie no buscan glorificar sus actos, sino comprender un fenómeno oscuro y complejo para mejorar la prevención, la investigación criminal y, en última instancia, proteger a la sociedad. Analizar sus patrones de comportamiento, sus motivaciones y sus antecedentes puede ofrecer pistas valiosas para identificar señales de alerta y desarrollar estrategias de intervención más efectivas. 

El fenómeno de los asesinos en serie sigue siendo un enigma perturbador, un recordatorio sombrío de la capacidad humana para la oscuridad. A través de la investigación y la comprensión, se espera arrojar luz sobre este rincón oscuro de la condición humana, buscando respuestas que puedan prevenir futuras tragedias.

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