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EL LIBERAL . Santiago

Cecilia Grierson: la primera médica Sudamericana

Por Eduardo Lazzari, historiador. 

23/11/2025 06:00 Santiago
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Cecilia Grierson: la primera médica Sudamericana Cecilia Grierson: la primera médica Sudamericana

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 La historia de las mujeres de la Argentina está jalonada por personajes de una estatura extraordinaria, que debieron enfrentar situaciones que hoy resultan absurdas y sobre todo debieron sobreponerse a los prejuicios y las injusticias de su tiempo. Es una verdadera lástima que la lucha por los derechos de la mujer en estos años presentes no tenga referencia en la vida y en la obra de algunas damas verdaderamente notables que estas páginas de "El Liberal" venimos rescatando como ejemplo y estímulo. Hoy transitaremos por la biografía de Cecilia Grierson, que es mucho más extensa y rica que el hecho de haber sido la primera médica argentina y sudamericana.

Los tiempos de su nacimiento

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 Corría el año de 1859. El 11 de noviembre, en la chacra de los Terrero, en San José de Flores, los representantes del gobernador de Buenos Aires Bartolomé Mitre y del presidente de la Confederación Argentina Justo José de Urquiza, bajo los auspicios del enviado paraguayo Francisco Solano López, firmaban el Pacto de la Unión Nacional. Todo parecía encaminarse en el rumbo de la paz y en el progreso del país. Pero como en general nuestra historia nos ha sorprendido, en poco tiempo iba a estallar nuevamente la guerra civil. Pero eso merece otro relato. Sin embargo, en el hogar porteño de los Grierson, formado por Jane Duffy, irlandesa y John, hijo de un inmigrante pionero escocés que se instaló en la colonia Santa Catalina al sur de Buenos Aires en 1824, llegabaunos días después, el 22 de noviembre,la primogénita, a la que llamaron Cecilia.

 Su formación

   A medida que la familia Grierson iba creciendo, con la llegada de los cinco hermanos de Cecilia, aumentaron las dificultades económicas, por lo que se mudaron a la provincia de Entre Ríos, al norte de Concepción del Uruguay.  Al llegar el tiempo de la escuela primaria, sus padres la enviaron a Buenos Aires, donde estudió en un colegio privado perteneciente a la comunidad británica. El final de esos siete años de escuela coincidirá con la muerte de su padre, lo que la obligó a regresar con su familia. Para contribuir con las cuentas del hogar, comenzó a dar clases en forma particular en la chacra familiar. Al cumplir 15 años, volvió a la capital donde se inscribió en la Escuela Normal de Maestras, fundada en esos días por Emma Nicolay de Caprile, una de las maestras venidas de los Estados Unidos por iniciativa del presidente Domingo Faustino Sarmiento. En 1878 recibió su título de Maestra Normal, y vale la pena aclarar que "normal" se refiere a la pedagogía normalista, basada en la imposición de normas a cumplir por los educandos. El propio Sarmiento la nombra como maestra en una escuela de la Capital. Eran tiempos en los que las maestras dejaban de lado su vida personal por su apostolado educativo, y es quizá este mandato social el que hizo que Cecilia Grierson nunca se casara ni tuviera descendientes. Con sus primeros sueldos docentes, trajo a toda su familia a vivir en Buenos Aires.A pesar de ser una de las primeras maestras graduadas, su inquietud intelectual no se detuvo y su reflexión frente a las consecuencias de las epidemias que periódicamente azotaban a las ciudades argentinas, pensó en la posibilidad de dedicar su vida al cuidado de los enfermos. Y eso la llevó a decidir su ingreso en la Universidad.

 Su carrera científica. Mucho más que una médica

   Luego de atravesar todas las dificultades que las autoridades universitarias pusieron en su camino, logró ingresar a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de la Capital, en 1883. Impuso su criterio que mostraba la falta de impedimentos legales para cursar la carrera por su condición de mujer. Sus estudios pusieron a prueba el carácter y la paciencia de Cecilia, que tuvo que soportar los desplantes de sus compañeros de curso, que abandonaban las aulas cuando ella entraba, los maltratos de los profesores que consideraban a la medicina sólo para hombres, y que sin embargo no impidieron que terminara la carrera en los seis años reglamentarios. Durante sus tiempos de estudiante logró convertirse en la primera mujer docente de la facultad como ayudante de la cátedra de Histología. 

El 2 de julio de 1889 Cecilia Grierson se convirtió en la primera graduada en medicina del país y de Sudamérica. Sólo una mexicana la antecedió en el subcontinente latinoamericano: Matilde Montoya Lafragua, quien se había recibido en 1887. Sus prácticas en la Asistencia Pública la vincularon con el Círculo Médico, en cuyo ámbito creó la primera escuela de enfermería del continente sudamericano. Su visión respecto de que la medicina no sólo estaba referida al diagnóstico y a los medicamentos, sino también a las condiciones de internación y de las prácticas paramédicas fue un estímulo para el cambio en el abordaje de los tratamientos de los enfermos. 

Al poco tiempo de recibirse, logró ingresar al Hospital Ramos Mejía, llamado por entonces San Roque, y allí abrió los consultorios de ginecología y obstetricia, dedicando su inteligencia a los problemas médicos propios de la mujer. Sus estudios académicos culminaron con la presentación de su tesis doctoral titulada "Histero-ovariotomias efectuadas en el Hospital de Mujeres desde 1883 a 1886", cuya publicación fue ordenada y solventada por la Universidad. Su apreciación sobre las tareas de enfermería en los hospitales la llevó a fundar la primera escuela del ramo en el continente, siendo actualmente la Escuela de Enfermería de la Ciudad de Buenos Aires, que lleva su nombre.

 Su actividad profesional fue de la mano de su participación en las instituciones que fomentaban la ciencia médica: en 1891 participa de la fundación de la Asociación Médica Argentina, en 1892 crea la Asociación Argentina de Primeros Auxilios a la vez que colabora en la primera operación quirúrgica de cesárea en el país, en 1894 se postula para titular de la cátedra de Obstetricia de la facultad, en un concurso que es declarado desierto porque Cecilia Grierson lo gana, pero no estaba contemplado que una mujer fuera profesora de la Universidad. En 1897 publica el libro "Masaje Práctico" que marca el inicio de la kinesiología en el país, y más adelante dicta cursos de kinesioterapia como auxiliar de varias cátedras.

Viaja a Europa y visita distintos hospitales en París, Viena y Berlín. Estos viajes son paralelos a su actividad política feminista que comienza por estos años finales del siglo XIX. En 1900 funda la Asociación Obstétrica Nacional, en 1910 preside el Congreso Nacional de Mujeres Universitarias y durante todo este tiempo participa de misiones vinculadas con la medicina, solicitadas por las autoridades sanitarias a lo largo y lo ancho del país. Dedica muchos años a la atención de niños sordomudos en el Patronato de la Infancia. Ya para la década de 1920 fue retirándose de la práctica de su profesión, contando con el respeto y la consideración de sus colegas.

 Su carrera política

 desde ya que sus inquietudes por la salud femenina llevaron a Cecilia Grierson a ocuparse de los derechos civiles, políticos y económicos de la mujer. Desde 1892, y por ocho años, fue vocal del consejo nacional de educación, donde se ocupó de las condiciones laborales de las maestras normales. En 1899 participó, como vicepresidente, del congreso internacional de mujeres que se llevó a cabo en París. Al año siguiente funda en Buenos Aires el consejo nacional de mujeres. Fue presidenta del primer congreso feminista internacional de la república argentina, celebrado durante los días del centenario de la revolución de mayo, en 1910, en ocasión del cual se firmó el primer manifiesto sufragista femenino en el país. Logró el cambio de la legislación contenida en el código civil, que hasta 1926 equiparaba en derechos a la mujer con los niños. Fue una de las primeras mujeres en conducir un auto, una joya que se encuentra aún conservada en la localidad de Los cocos en córdoba.

 Su retiro, su muerte y Los homenajes

 Retirada de la actividad profesional, en 1924 se suma a la sociedad ornitológica de la plata, dedicando su tiempo a la observación de las aves, su conservación, tarea que llevó hasta sus últimos días. Cecilia Grierson, ya septuagenaria, se retiró a su casa en Los cocos, provincia de córdoba, donde vivió con los magros fondos de una jubilación, que la llevó a los arrabales de la pobreza. Murió durante un viaje a Buenos Aires el 10 de abril de 1934 y sus restos fueron sepultados en el cementerio Británico, y su tumba ha sido declarada sepulcro histórico nacional. 

Fue una de las pocas mujeres pioneras argentinas en recibir múltiples homenajes durante su vida, tanto por su dedicación a la medicina, como por su participación política y su actividad como fomentista de la educación. De hecho, en su testamento legó sus pocos bienes al consejo nacional de educación y su propiedad de Los cocos se convirtió en una escuela pública que lleva su nombre, con un sector dedicado a museo.

 Decenas de calles en todo el país la recuerdan, una gran avenida en Buenos Aires, ciudad que además la homenajea con una plaza. Varias escuelas la conmemoran en la argentina e incluso hay hospitales que llevan su nombre. Se han emitido sellos postales con su rostro y su retrato engalana el salón de las mujeres argentinas de la casa rosada. Como testimonio de su estatura científica, la base de datos de los científicos argentinos organizada por el consejo nacional de ciencia y tecnología (Conicet) lleva su nombre.

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