A propósito de Manuel Belgrano, el día de la bandera y el instituto nacional Belgraniano

Cada generación tiene su afán. En el campo histórico cultural, la nuestra es poner en presente aquella sentencia del recordado historiador tucumano Manuel Lizondo Borda: "los años pasan. Las generaciones se suceden, y lo que unos sabían, los otros lo ignoran o ya no saben bien. Es, pues, necesario, de tiempo en tiempo, volver a contar, desde el principio, los hechos del pasado" 

La Patria, incuestionablemente, conoció otras épocas, se amasó con otra levadura y con otros hombres y a ellos debemos retornar como faros y guías para sortear las tempestades que nublan el horizonte nacional. 

Uno de ellos fue Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano Peri, nacido en Buenos Aires, hijo de padre inmigrante italiano y de madre criolla, descendiente de familia loretana, en la provincia de Santiago del Estero. Esta fue la razón por la que Manuel Belgrano siempre se sintió unido espiritualmente al suelo santiagueño. Con frecuencia visitó el solar nativo de su abuela materna, por circunstancias diversas, que aprovechaba para visitar a familiares y amigos, que los tuvo y muchos.

Manuel Belgrano, obtuvo el título de bachiller en leyes, en España, y mas tarde el de Licenciado en Leyes en la Universidad de Salamanca. 

Su estadía en Europa le permitió interiorizarse en profundidad en la ciencia de la economía y también entró en contacto con las ideas de la Ilustración, a las que adhirió totalmente. 

Esto explica su participación decidida en la Revolución de Mayo de 1810, en Buenos Aires. Asi, entonces, si Mariano Moreno es reconocido como el ideólogo de este movimiento, Manuel Belgrano fue el hombre intrépido que puso en práctica los ideales de Libertad e Independencia en cuyo logró entregó todo lo que poseía, literalmente, a punto que el 20 de junio de 1820 falleció en Buenos Aires, en la mayor pobreza. 

En virtud de tal ejemplo de patriotismo y sus destacadas virtudes morales, el gobierno argentino fijó el 20 de junio como Día de la Bandera Nacional Argentina.

Las numerosas investigaciones realizadas por eminentes investigadores históricos a lo largo de aquel hecho acontecido hace más de dos siglos, nos permite comprender mejor el verdadero sentido de aquella decisión de Belgrano.

 La decisión de presentar la bandera celeste y blanca, enarbolándola por primera vez en la antigua Villa del Rosario, a orillas del río Paraná el 27 de febrero de 1812, evidencia la potencia creativa y la capacidad estratégica política del prócer. 

Fue un verdadero acto político revolucionario. Bajo la excusa de dotar a las fuerzas patriotas de un estandarte o emblema que lo diferencie de los realistas en el campo de batalla, ejecutó el acto político más claro, inequívoco y valiente de legarnos la bandera que servía, en verdad, para avisar que el ideal revolucionario de Mayo de 1810 era, claramente, la Libertad e Independencia de las provincias del virreinato del Río de la Plata. 

A partir de entonces, la bandera de Belgrano dio lugar al nacimiento de un sentimiento de pertenencia, de identidad político – social, educativo y cultural o sea, la identidad nacional, la idea de comunidad histórica tuvo su representación simbólica en la bandera celeste y blanca que fue adoptada como símbolo patrio en 1816 por el Congreso Constituyente de Tucumán al declarar la Independencia Nacional.

Desde aquel 27 de febrero, la Bandera legada por el general Manuel Belgrano acompañó a los valientes ejércitos patriotas en diferentes circunstancias, triunfos y derrotas, en las guerras de la independencia americana y, en 1982, fue mortaja honorífica de los soldados argentinos muertos en la guerra de Malvinas.

Ahora bien, considerando que Manuel Belgrano, ejemplo superior de virtudes morales, éticas y de enormes servicios prestados a la Patria debían ser mantenidas como un claro ejemplo del deber ser de un patriota y ciudadano responsable, un grupo de intelectuales convocados por la Asociación de Damas Patricias "Remedios Escalada de San Martín", cuando dicha institución era presidida por Maximia Olmos de Jiménez, dama patricia ¡santiagueña!, dio vida al Instituto Belgraniano el 22 de agosto de 1944. El joven historiador Enrique de Gandía fue su primer presidente.

Con el objeto de organizar un metódico estudio documental del protagonismo histórico del prócer en el proceso fundacional de la nación argentina, en 1965 fue creada la Academia Belgraniana de la República Argentina cuyo fundador y primer presidente fue el Prof. Jorge Gulló y Paternó. 

Finalmente, el 12 de agosto de 1992 mediante Decreto N° 1435 el P.E.N. lo reconoció oficialmente como Instituto Nacional Belgraniano, dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación. En el mismo documento se establecía que su finalidad primordial era la exaltación y divulgación de la personalidad y obra del General Manuel Belgrano. 

Desde entonces esta institución realizó una prolija y prolífica tarea de divulgación de la obra belgraniana a través de múltiples actividades en todos los niveles del campo educativo, investigativo y cultural del amplio territorio argentino, creando en cada provincia una Asociación Belgraniana como ocurrió en Santiago del Estero cuando el 11 de mayo de 1961 fue fundado el Instituto Belgraniano, cuyo mayor logro fue crear más de ciento treinta centros belgranianos en escuelas primarias y secundarias de la provincia.

Es digno de destacar que las autoridades y académicos miembros de esta noble institución trabajan con ahinco para conservar en la memoria colectiva argentina la obra gigantesca del General Manuel Belgrano, lo hacen siguiendo el ejemplo del prócer, es decir, ad – honorem. A través del tiempo de sacrificado trabajo han conseguido realizar una valiosa recopilación documental de los escritos belgranianos que han publicado bajo el título de "Anales del Instituto Belgraniano" y "Manuel Belgrano. Documentos para su historia" que hoy pueden leerse digitalmente a través del sitio oficial del Instituto.

A contramano de este derrotero institucional, el gobierno argentino actual dio la sorpresa, ingrata por supuesto, a través del Decreto N° 346/025, de fecha 21 de mayo de 2025, es decir a un mes exacto de recordarse el Dia de la Bandera, que determina el cierre del Instituto Nacional Belgraniano, fundamentándolo en razones de ¡ordenamiento de las cuentas públicas!

Ante tal situación no seríamos auténticos argentinos y belgranianos si cruzados de brazos nos dedicamos a contemplar el derrumbe moral y material de nuestro legado histórico.

Por ello, hoy, resulta perentorio recordar estos hechos a las generaciones presentes. Es obligación de todo argentino orgulloso de su pasado histórico y de las próceres que dieron todo por transformar una colonia en un país de ciudadanos libres e ilustrados capaces de disponer su pensamiento, energía y voluntad en trabajar para el progreso constante de nuestra sociedad, sin renegar en ningún momento de nuestra tradición histórica, al contrario, apoyándonos en el ejemplo de patriotismo, rectitud y honestidad de aquellos hombres que desde el pasado continúan iluminando el presente y también nuestro futuro.