Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Viceversa

El Estado más allá de las cosas nuevas

Por Juan Alberto Paiola

21/12/2025 04:32 Viceversa
Escuchar:

El Estado más allá de las cosas nuevas El Estado más allá de las cosas nuevas

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE EL LIBERAL Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

En tiempos en que las posibilidades de obtención, producción y análisis de datos sobre la sociedad humana se han multiplicado respecto de los siglos XVIII y XIX —cuando en Europa surgió el Estado moderno y el paradigma estadístico que luego influyó en la Argentina, con la inquietud de "medirlo todo"— resulta necesario recordar algo fundamental: aun en el siglo XXI, y pese a la avalancha de innovaciones tecnológicas sobre todo en el mundo digital, que es el Estado el que detenta el monopolio legítimo de la información estadística oficial sobre diversos aspectos de la vida social.

Hoy conviven, junto a ese monopolio, nuevas formas de producción de datos impensadas siglos atrás. Empresas privadas pueden reconstruir perfiles completos a partir de patrones de clickbait, el rastro de los dispositivos móviles y el trabajo permanente de sofisticados algoritmos que procesan grandes volúmenes de información digital al instante. Un simple "me gusta" puede convertirse en un dato valioso para orientar ofertas comerciales, estimar segmentos de mercado o identificar preferencias, edades, intereses y comportamientos de los usuarios. Todos hemos experimentado, más de una vez, cómo el teléfono celular nos "responde" con anuncios o sugerencias que parecen anticiparse a nuestras búsquedas.

También te puede interesar:

Sin embargo, más allá de estas modernas formas de captación de información, el Estado continúa produciendo datos "sobre el terreno" a través de sus múltiples agentes. Se trata de datos que quizá no interesan al mercado, pero que resultan esenciales para diseñar políticas públicas: cantidad de hogares de parajes remotos, tipos de viviendas en toda la provincia, distribución de poblaciones rurales, cartografía de comisiones municipales, o dinámicas demográficas, etc, que no tienen valor comercial pero sí relevancia social y son captados por las estadísticas oficiales.

Así, la información estatal no solo sigue siendo necesaria: sigue siendo insustituible. Y este punto será crucial para comprender el desarrollo histórico de la estadística en Santiago del Estero.

El Estado, las estadísticas y la construcción de la realidad

El Estado legitima y legaliza las cifras demográficas, económicas, de salud, de trabajo, etc., que él mismo produce, más allá de las necesidades del mercado. El mercado difícilmente se interesaría por georreferenciar los parajes del Santiago profundo, cartografiar las comisiones municipales, o determinar la cantidad de hogares y viviendas, así como el crecimiento absoluto o relativo de cada departamento provincial y sus proyecciones poblacionales hasta 2040.

En ese sentido, la Dirección General de Estadística y Censos (DGEyC), creada el 13 de abril de 1950, cumple un rol fundamental. A través de ella, y en conjunto con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y otros organismos públicos, sabemos que para 2026 los santiagueños seremos unos 1.059.927 habitantes, lo que representa un aumento de 14.651 respecto del censo 2022. Sabemos también que el conurbano Santiago-Banda se acrecentó desde el último cuarto del siglo XX; que el crecimiento vegetativo ha decaído tras la pandemia; que la fecundidad es más alta en ciertos departamentos; que la emigración se ha atenuado; y que la población rural, aunque disminuida, sigue siendo una de las más altas del país en términos relativos.

Más allá de los números que son necesarios para la toma de decisiones a nivel público, sabemos también que mediante las estadísticas, como señala Pierre Bourdieu (1993), el Estado organiza la sociedad a nivel micro al imponer categorías y formas de ver el mundo que las personas aceptan como legítimas, naturales y evidentes, sin que aquel necesite recurrir a la fuerza. Hogar, vivienda, población económicamente activa, nacido vivo, defunciones, argentino, sexo, edad, población escolar, ocupado/desocupado, etc., son parte de nuestra habla cotidiana sin plena conciencia de ello. 

Los ciudadanos nos formamos con esas categorías y empezamos a percibirnos a través de estas ellas. Así por dar un ejemplo:

"Mi nombre es tal, vivo en tal barrio, soy varón, ocupado/desocupado, jefe de hogar, tengo equis años, estudios primarios/secundarios/ terciarios, mis ingresos son tales, soy casado/divorciado, con hijos/as", etc.

De tanto pensarnos a través de ellas, estas categorías no solo forman parte de nuestra identidad, narramos quiénes somos e incluso a lo que aspiramos ser o tener (casarme o divorciarme, tener estudios completos, determinados ingresos, etc). 

Y así lo que inicialmente es una clasificación externa —un cuadro, una variable, una categoría del INDEC o de la DGEyC— se incorpora a nuestra identidad personal. Como plantea el mismo Bourdieu, el Estado no solo administra poblaciones: también moldea los esquemas de percepción con los que las personas se piensan a sí mismas y al mundo.

Esta construcción de los números fundamentales tiene una larga tradición en el país y en Santiago del Estero, que se remonta más allá de 1950, al siglo XIX, cuando el Estado provincial se expandía en funciones y territorio.

La génesis de la estadística santiagueña (siglos XIX y XX)

Hacia mediados del siglo XIX, durante la gobernación de Juan Felipe Ibarra, el Estado provincial ya había asegurado el monopolio de la violencia legítima (Max Weber). Aunque malones e insurrecciones aborígenes y algunos conflictos civiles lo pusieran en duda, este monopolio se consolidó sobre gran parte del territorio.

Luego, ya en la etapa taboadista comenzaron a sumarse cuadros administrativos burocráticos que buscaban conocer y controlar las áreas que se construían a medida que el Estado se consolidaba. Estos cuerpos producían registros administrativos que serán la base de la organización del Estado actual.

Uno de ellos fue la "Mesa de Estadísticas", creada en 1867 para regularizar la ocupación y tenencia de la tierra, un problema propio de la segunda mitad del siglo XIX, cuando el dominio estatal se extendía más allá del Río Salado. La Mesa debía tabular datos de propietarios, tierras fiscales y otras con títulos imperfectos, cuantificar beneficiarios de recursos hídricos y cobrarles por ello. Su objetivo era ordenar la tenencia de la tierra y la distribución del agua, con fines recaudatorios (Rossi, 2018). Esta sería la primera repartición pública que lleve el nombre de "estadística".

En 1869 se transformó en "Oficina de Estadística y Crédito Territorial", donde los propietarios tenían seis meses para inscribir la propiedad; de lo contrario, se declaraba fiscal. Los registros administrativos producidos por este y otros organismos, como por ejemplo el Departamento Topográficoinaugurado en 1877,no buscaban organizar, analizar e interpretar datos cuantitativos para desarrollar una toma de decisiones en lo que hace políticas públicas. Más bien su tarea era definir y mensurar una superficie determinada con el fin de establecer los límites de una propiedad privada, dar seguridad jurídica a su dueño, escriturarla, favorecer un ordenamiento territorial y probablemente una futura inversión; y claramente para que el Estado pueda cobrarles impuestos, no tenía otros muchos propósitos. Esos eran los fines para los que había sido creado. 

Recién en 1878 se creó la "Oficina de Estadística, Archivo y Biblioteca", adscripta a Contaduría General, con el objetivo de centralizar la información de todas las dependencias provinciales y coordinar con oficinas nacionales (Tenti, 2013). Con el tiempo esta Oficina consolidó la estadística santiagueña al recopilar los hechos vitales producidos por el Estado a través del Registro Civil de las Personas (1886) que daba cuenta de nacimientos, defunciones y nupcialidades. Recordemos que hasta esa fecha la que llevaba dicho registro, desde el siglo XVI en toda América Latina, era la Iglesia Católica. Esta secularización de los hechos vitales permitía ahora calcular las tasas de natalidad o mortalidad, crecimiento vegetativo u otras que efectivamente eran propiamente demográficas. 

En 1906 se creó la "Dirección General de Estadística", absorbiendo la vieja Oficina publicando boletines anuales sobre demografía, economía, salud, estadísticas judiciales, bosques y edificación. Para 1942, la institución se había convertido en "Dirección General de Estadística, Registro Civil y Trabajo", y finalmente, por la ley 2273, el 13 de abril de 1950 pasó a llamarse "Dirección de Estadística y Censos", adoptando con el tiempo la denominación actual: Dirección General de Estadística y Censos (DGEyC).

Amalio Olmos Castro: un estadista provincial

Un caso destacado dentro de este proceso es el de Amalio Olmos Castro (1887-1947), y a quien debemos una parte de esta reconstrucción, y quien desempeñó un papel fundamental en la modernización de la estadística santiagueña. Director de Estadística, Registro Civil y Trabajo desde 1935 hasta finales de la década de 1940, Olmos Castro consolidó la recopilación de datos vitales y la producción sistemática de estadísticas demográficas y sociales, sentando bases sólidas para la institución.

     

Provenía de una tradición de funcionarios multitasking: aunque no era profesional de la estadística, su compromiso y dedicación permitieron que la institución avanzara en eficiencia y cobertura. Fue corresponsal Demográfico del Departamento Nacional de Higiene (1934) antes de asumir la dirección provincial y fortaleció la función estadística del Estado en tiempos de cambios sociales y económicos importantes.

Su labor ilustra cómo individuos comprometidos pueden transformar instituciones, mostrando que la estadística no solo refleja la realidad, sino que también contribuye a organizarla y proyectarla hacia el futuro.

Conclusión

La historia de la estadística en Santiago del Estero muestra cómo el Estado ha utilizado sistemáticamente la información para conocer, organizar y planificar la sociedad. Desde el siglo XIX, los registros administrativos permitieron controlar el territorio, regular la tenencia de tierras, gestionar recursos hídricos y asegurar la recaudación tributaria, sentando las bases de la estadística oficial provincial.

La evolución de organismos como la Mesa de Estadísticas (1867), la Oficina de Estadística y Crédito Territorial (1869) hasta llegar a la Dirección de Estadística y Censos y posterior DGEyC refleja la transformación gradual de la burocracia estatal hacia la institucionalización de la información consolidando la producción de datos confiables que permiten proyectar la población, planificar políticas públicas y comprender la dinámica social de la provincia.

La figura de Amalio Olmos Castro ejemplifica cómo la acción de individuos comprometidos puede potenciar estas instituciones. Su labor al frente de la Dirección de Estadística, Registro Civil y Trabajo fortaleció los registros vitales y profesionalizó la recopilación de datos, demostrando que la estadística no solo refleja la realidad, sino que también organiza y proyecta el futuro de la sociedad.

Pero además, la estadística no se limita a ser un instrumento de Estado: sus categorías y cifras penetran en el habla cotidiana y en la manera en que los ciudadanos nos percibimos. Conceptos como hogar, población activa, nacido vivo, edad o ingresos se incorporan a nuestra identidad y moldean la forma en que nos pensamos y nos contamos a los demás. De esta manera, la estadística influye tanto en la administración de la sociedad como en la construcción de nuestro sentido común y autopercepción.

En definitiva, la estadística en Santiago del Estero revela la interacción entre poder estatal, burocracia, información y sociedad, mostrando cómo el conocimiento numérico se convierte en un recurso estratégico para la modernización del Estado, la secularización de funciones previamente religiosas y la construcción de una visión organizada y legítima del territorio y la población provincial.

Referencias

Bourdieu, P. (1993). "Espíritus de Estado. Génesis y Estructura del campo burocrático". Revista Sociedad. Facultad de Ciencias sociales (UBA).

Otero, H. (2006). Estadística y nación. Una historia conceptual del pensamiento censal de la argentina moderna. 1869-1914. Prometeo Libros.

Rossi, M. Banzato, G. (2018). Tierra y sociedad en Santiago del Estero: El antiguo Matará, siglos XVII a XX. Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia. En Memoria Académica.

Tenti, R. (2013). La formación de un Estado periférico. Santiago del Estero (1875-1916). Santiago del Estero: Ediciones Universidad Católica de Santiago del Estero  

Lo que debes saber
Lo más leído hoy