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"En 2026 la economía crecerá, pero con una gran distorsión y el consumo seguirá deprimido"

Entrevista exclusiva de EL LIBERAL con el economista Luis Secco, director de la consultora Perspectivas Económicas.

28/12/2025 06:00 Economía
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El economista Luis Secco analizó el escenario económico para 2026 en diálogo con EL LIBERAL y advirtió que, si bien la actividad mostrará un crecimiento en términos promedio, ese avance será "amarrete" y con fuertes desequilibrios sectoriales. En ese contexto, sostuvo que el consumo continuará siendo el principal punto débil de la economía argentina, condicionado por la falta de una mejora clara en el empleo, los salarios y el ingreso disponible de las familias.

Según Secco, el año próximo no se diferenciará sustancialmente de 2025 en materia de actividad. "Vamos a tener crecimiento, pero con una gran distorsión. Habrá sectores que seguiran tirando para arriba, sobre todo los vinculados a exportaciones, y otros que todavía no levantan cabeza, como la construcción, la industria y el comercio", explicó. Justamente estos sectores más rezagados son los que tienen mayor peso en los grandes centros urbanos y en el empleo, lo que termina moldeando una percepción social negativa sobre la marcha de la economía.

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Esa disparidad sectorial, remarcó, genera "sensaciones encontradas" en la sociedad: mientras algunos rubros muestran dinamismo, amplios segmentos de la economía cotidiana siguen estancados. "Eso no parece que vaya a cambiar mucho durante 2026", señaló, y alertó sobre un creciente cansancio en empresas y trabajadores que atravesaron un 2025 "de espera", confiando en una recuperación que no termina de llegar.

Para el economista, el principal problema es que el crecimiento proyectado no será suficiente para producir un cambio significativo en el empleo ni en el poder adquisitivo. "El ritmo de expansión no alcanza para generar un salto en el nivel de empleo, por lo tanto el consumo va a seguir deprimido", afirmó. En ese sentido, subrayó que la economía argentina suele crecer de manera más perceptible cuando se expande el consumo, algo que hoy está ausente.

Secco explicó que para que el consumo repunte se necesita una combinación de factores: más empleo, mejores salarios o, alternativamente, mayor disposición a endeudarse o a desahorrar. "El Gobierno apuesta a que se utilicen los dólares del colchón, que ese ahorro se canalice en préstamos y que la economía engrane por ese lado. Pero eso requiere un nivel de confianza mayor", advirtió. Sin una mejora clara en las expectativas, difícilmente las familias decidan gastar sus ahorros o endeudarse.

A este panorama se suma la presión que seguirán ejerciendo los precios de los servicios sobre el ingreso disponible. El economista recordó que rubros como luz, gas, alquileres, expensas, educación y salud vienen aumentando por encima de los bienes y absorben una porción cada vez mayor del salario. "Cuando terminás de pagar todo eso a principio de mes, el ingreso disponible se achica", sostuvo. Para 2026, además, anticipó un impacto adicional por la reducción de subsidios, que llevará a que una parte importante de la clase media pague tarifas más altas.

En este contexto, Secco consideró poco probable una reactivación fuerte del consumo masivo. "Para que el consumo crezca de manera sostenida, los salarios y el empleo deberían crecer más rápido que esos precios, y eso no está ocurriendo", explicó. Por el contrario, estos aumentos en servicios introducen inercia inflacionaria y limitan cualquier mejora en la demanda interna.

Respecto de la inflación, estimó que continuará bajando, pero de forma gradual. "No va a caer a cero ni de manera abrupta. Probablemente se mantenga por debajo del 2% mensual durante varios meses", señaló. Esa desaceleración, aclaró, no será suficiente para generar un alivio inmediato en el bolsillo si no viene acompañada de una recuperación del ingreso real.

En síntesis, Secco proyectó un 2026 con crecimiento moderado, bajo impacto en la vida cotidiana y un consumo que seguirá siendo el eslabón más débil de la economía. "El desafío es que el año próximo permita concluir que esta vez sí es diferente. Para eso, la confianza tiene que mejorar y la recuperación tiene que llegar efectivamente a los hogares", concluyó.

En cuanto al gasto público, señaló que, aun con equilibrio fiscal, el Presupuesto prevé aumentos reales del gasto en 2025 y 2026, con una fuerte caída en subsidios, una dinámica que ya se observó este año. Respecto del proyecto de "inocencia fiscal", lo calificó como positivo, especialmente para personas humanas y profesionales, aunque subrayó que su impacto dependerá de la reglamentación. "Puede facilitar la utilización de los dólares ahorrados, pero hay que ver la letra chica", advirtió.

Sobre el régimen cambiario, Secco fue crítico con la decisión de mantener el cepo junto a un esquema de bandas cambiarias indexadas. "Es una anomalía. El gobierno sigue mostrando miedo a flotar y ese temor se traslada al mercado", afirmó. A su entender, la oportunidad de eliminar los controles cambiarios se desaprovechó y eso genera ruido e incertidumbre. Si bien reconoció que las bandas indexadas evitan una mayor apreciación del tipo de cambio real, planteó la duda central: "¿El tipo de cambio actual es de equilibrio?". Para el economista, existen múltiples señales de atraso cambiario, como el turismo emisivo, los tours de compras y el déficit de la cuenta corriente.

Finalmente, Secco explicó que el riesgo país refleja una macroeconomía que "todavía tiene ajustes pendientes". Recordó que el programa económico necesitó varios rescates —del FMI, de exportadores y del Tesoro estadounidense— y que aún no se consolida la capacidad de acumular reservas genuinas. "La aprobación del Presupuesto es un test aprobado, pero vienen otros: el pago de deuda, la reforma laboral, la acumulación de dólares. En la medida en que el Gobierno supere esos tests, el riesgo país debería bajar", concluyó.

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