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EL LIBERAL . Santiago

Homenajearán a Sor Mercedes Guerra por su vida heroica y de entrega al prójimo

06/04/2019 21:30 Santiago
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Homenajearán a Sor Mercedes Guerra por su vida heroica y de entrega al prójimo Homenajearán a Sor Mercedes Guerra por su vida heroica y de entrega al prójimo

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE EL LIBERAL Y ESTAR SIEMPRE INFORMADOEl próximo sábado 13

a las 21, se realizará la entrega

de los premios “Personalidades

Destacadas de

Santiago del Estero” en el

Colegio Hermanas Franciscanas.

La reconocida

periodista de América TV,

Amalia Granata y Gurnier

Producciones organizaron

este evento con el fin de

homenajear a personalidades

e instituciones destacadas

“que trabajan social y

responsablemente en bien

de la comunidad”, según

informaron.

El homenaje central de la

entrega de distinciones, será

para la “Sierva de Dios” Madre

Mercedes del Niño Jesús

Guerra y Contreras, una

santiagueña que supo forjar

con sus actitudes cristianas

heroicas la fundación

de la Congregación de

las Hermanas Franciscanas

que celebra en esa fecha sus

139 años “siendo y haciendo

amigos para Jesús”.

Desde la organización resaltaron

que la finalidad de

este acontecimiento es “despertar

la solidaridad por los

que menos tienen, ya que se

colaborará con el Centro de

Promoción de la Mujer (Ceprom)”.

Madre Mercedes Guerra

La madre Mercedes Guerra

nació en Salavina en el

mes de septiembre de 1817,

hija de Antonio Guerra español,

y de doña Inés Contreras,

santiagueña. El 7 de diciembre

fue bautizada en la

iglesia del Carmen de la Villa

de Salavina.

A los casi dos años perdió

a su madre, y su padre

la condujo a Córdoba,

donde procuró darle

la educación que convenía

a su situación social y a su

familia. En 1821 murió Antonio

Guerra, y ella vivió

con sus hermanas Juana

María, Fortunata y Tránsito,

y asistió al colegio de

Huérfanas de Santa Teresa

en calidad de alumna externa.

De 1837 en adelante,

cosió con su hermana

para el Ejército de la Patria,

a instancias de su cuñado,

el coronel Domingo

Riesco, amigo del General

Juan Manuel Belgrano.

Allí pasó los años de su

adolescencia y su juventud,

en la cual despuntó desde

temprano un fervoroso anhelo

de ser religiosa franciscana.

Sin embargo, su clara

vocación fue rigurosamente

probada, ya que recién después

de diez años de espera

(1847-1857), el 3 de marzo

de 1857 tomó el velo e ingresó

en clausura, con las monjas

Clarisas Capuchinas de la

ciudad de Buenos Aires, tenía

entonces 40 años.

Hacia 1859 se dedicó a

enseñar a domicilio a los

alumnos incorregibles en

forma gratuita, recibir pensionistas

y a cuidar a los enfermos

a domicilio con profunda

abnegación. Hacía varios

años que Sor Mercedes

estaba consagrada a los que

sufren, y cuando en 1871 se

declaró la epidemia de fiebre

amarilla, ella asistió a

los apestados (hubo más de

12.000 muertos en la ciudad).

Olvidándose de sí misma,

del peligro de contagio que

corría y de su propia debilidad

física, porque quedó inválida,

multiplicó sus esfuerzos,

valiéndose de una muleta,

para asistir material y espiritualmente

a los apestados.

Con tal sacrificio y abnegación

mereció después el

aplauso de la sociedad porteña

que se concretó en un premio

que le otorgó la Municipalidad

y la Sociedad de Beneficencia

de Buenos Aires.

Su vida estaba marcada

por el sufrimiento, y Dios

volvió a visitarla mediante

una prueba que puso de manifiesto

toda la profundidad

de su fe y entereza de su temple

el 22 de mayo de 1872. De

un momento para otro, asistiendo

al señor Ambrosio

Lezica, que estaba enfermo,

quedó ciega sufriendo agudos

dolores en los ojos. El Dr.

Cleto Aguirre uno de los fundadores

de la oftalmología

argentina, le aconsejó una intervención

quirúrgica para

calmar el tormento.

Ella aceptó y fue operada

por él, y quedó ciega durante

18 meses, hasta que el Señor,

por mediación de la santísima

Madre se dignó a devolverle

el don de la vista, en

forma completamente singular.

Cuando un hijo del señor

Lezica, Domingo Faustino,

regresó de Francia en

1873, le ofreció agua de Lourdes.

Mercedes rezó la novena

echando mano del agua y recobró

la visión.

Ante este milagro, los

hombres de ciencia se mostraron

incrédulos, pero ella

no se dejó condicionar ante

tal actitud y continuó con

la actividad de cumplir con

la promesa realizada: fundar

una sociedad o congregación

que se dedicara especialmente

al cuidado de

los enfermos a domicilio

sin distinción de credo ni

de clases sociales.

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