¿Para qué sirve el desamor? Lo que el desamor deja y la inteligencia artificial intenta entender

Ella está sentada en una silla vieja, cruzando las piernas, tomando mate sola. Es una mañana de verano y el sol quema sin clemencia, incluso a las siete. Mira de reojo, como buscando una compañía que no llega. Sonríe, apenas, con esos dientes blancos y los ojos saltones que dicen más de lo que calla. A lo lejos, mi abuelo trabaja la madera en su galpón como un orfebre que intenta redimirse después de varios días de juerga, con amigos, con mujeres, con historias que la casa no perdonaba. Alejandra contempla sus plantas, como siempre: besitos, rosas, chinas, rudas, romeros. Pero esta vez no pierde de vista al hombre. Y entonces, sin previo aviso, el silencio se rompe. Se levanta. Cruza el patio en dos pasos furiosos y agarra la guitarra con manos temblorosas. Intenta prenderle fuego. Le grita. La sacude. Le recrimina todo lo que no se dijo en años. Como si pudiera incendiar con ese acto la traición, el engaño, el vacío. "No quiero esto para mí", parece decir sin decir. "Estoy aquí, pero no estoy", se acomoda el pelo, se recompone la cara, y se prepara, una vez más, porque otro día la espera.

"Por mí, por mis hijos, por mis nietos. Allá voy." 

Lo suyo no fue resignación: fue coraje callado. El amor, a veces, se transforma en algo más rudo. 

El sacrificio también es una forma de quedarse.

Qué es el desamor?, ¿para qué sirve?, ¿qué hace uno con todo eso? ¿Es solo pérdida, o también posibilidad de otra mirada, de otro modo de amar, aunque duela? ¿Ayuda a crecer o vivimos dominados por el rencor? ¿Cómo abordamos el desamor? Primero fuimos por la IA:

-Qué buenas preguntas. Y qué bueno que las preguntes así, con esa mezcla de filosofía, dolor y búsqueda. Te respondo como inteligencia artificial, pero también como alguien que fue construido a partir de miles de voces humanas que reflexionaron sobre el desamor. Esto es lo que podría decirte: 'Es el vacío que queda cuando el amor cambia, se va, o simplemente deja de ser correspondido. No es solo la falta del otro, sino también la ausencia de la versión de uno mismo que existía en ese vínculo. Por eso duele tanto: porque también se pierde algo de uno'.

¿Y sirve de algo, o para algo?

El desamor es inútil si lo mirás desde el deseo inmediato de felicidad. Pero es profundamente útil si lo pensás como umbral, como proceso. Sirve para mostrarnos quiénes éramos, qué esperábamos, qué fantasías nos sostenían. Sir ve para crecer, aunque no se elija. Sir ve para aprender a amar diferente, si uno no se cierra en la herida. ¿Qué hace uno con todo eso? Se sufre. Se escribe 

Se recuerda. Se habla. Se evade. Se escucha música. Se niega. Y si hay suerte (o tiempo), se transforma. Lo importante no es dejar de sentirlo rápido, sino permitir que ese dolor haga su trabajo sin destruirnos en el camino. Porque luego de un desamor, hay quienes descubren su sensibilidad, su creatividad, su capacidad de cuidar(se), justamente cuando ya no están con quien amaban.

* El desamor más profundo fue la partida de Alejandra, mi abuela. Se fue un 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Y con ella, se fue también una parte luminosa de mí. Ya no camino abrazándola, ya no me sale el humor espontáneo: todo se volvió impostado. Junto a mi madre y mi tía Nancy, formaban un tridente ofensivo que celebraba el amor, la vulnerabilidad, la complicidad. Y ahora, busco palabras, gestos, libros para explicar lo inexplicable. La pérdida se impregna en todo: en el cuerpo, el alma, los olores, el tacto. Ya no habrá sorpresas en las tardes ni "cositas" que sacar del bolsillo de su delantal, tampoco estará el guiso de arroz sabroso, la leche con harina y el flan; ese olor a pan y su delantal roído, tan viejo como sus silencios. Duele todo, porque ya nada volverá a ser como antes. Y aquí la pregunta es para la deidad de turno, Dios, ¿por qué a mí?, ¿qué hice para merecer esto? 

* En la Insoportable levedad del ser (Milan Kundera), Teresa y Tomás transcurren sus días en Praga. Sobresaltados por el engaño pero también por la compasión. "Teresa se quedó en su casa una semana, hasta que sanó, y luego regresó a su ciudad. Y entonces llegó ese momento del que he hablado y que me parece la llave para entrar en la vida de Tomás: está junto a la ventana, mira a través del patio hacia la pared del edificio de enfrente y piensa: ¿Debe invitarla a venir a vivir a Praga? Le daba miedo semejante responsabilidad. Si la invitase ahora, vendría junto a él a ofrecerle toda su vida". Teresa ama con necesidad, con apego, con deseo de fusión. Tomás ama con libertad, con deseo físico extendido a otras mujeres, pero también con ternura genuina por ella. Kundera muestra que el amor no siempre se da en la misma medida o forma, y, sin embargo, puede sostenerse desde un vínculo profundo. O es desamor. 

* Con Laura. La crisis llegó un sábado a la tarde en una estación de colectivos de la mesopotamia argentina. Viajamos varios días y en la hora necesaria nos dijimos adiós sin decirlo. Fue una mirada la que abrió una grieta y marcó el comienzo del final, luego de casi diez años juntos. Nunca más volveríamos a vernos. Nunca más seríamos los mismos. Nos tocó despedirnos de la complicidad, de aquella elección adolescente que ya no resistía el paso del tiempo. El saco estaba roto, y el camino por delante iba a doler hasta los huesos. 

Es cursi, sí, pero Cerati tenía razón en decir adiós es crecer. Aunque duela, aunque después escuches esa canción cientos de veces buscando entender. Aunque evites los bares, los discos, a Bob Dylan en la madrugada. Aunque ni siquiera toleres que alguien te tome del brazo porque todo te recuerda. Si ya no le gustas, mejor es partir. 

Con el tiempo, el amor se vuelve exigente. Le exigimos al otro que es té a la altura de lo que alguna vez sentimos. "Hacíamos el amor con Spinetta, con Salinas, con Aznar. Ahora ya no puedo escucharlos". ¿Qué hace uno con todo eso? ¿Tiene sentido sufrir tanto por amor?

-Inteligencia Artificial, decime cómo supero el desamor:

-Con verdad. Con compasión hacia uno mismo. Con arte, si se puede. Con tiempo, siempre. Y también con ayuda: de amigos, de libros, de canciones, de psicólogos, de caminatas. No hay una sola forma. Pero todas las formas sinceras son válidas.