"Desde la fonoaudiología observamos con creciente preocupación una tendencia al desplazamiento progresivo del lenguaje oral como principal medio de interacción cotidiana", sostiene la Lic. Anita Lemos.
Conectividad: experta cuestiona qué estamos perdiendo cuando dejamos de conversar Conectividad: experta cuestiona qué estamos perdiendo cuando dejamos de conversar
El tiempo de las pantallas, de la conectividad permanente y la inmediatez, está ocasionando numerosos inconvenientes en las personas, especialmente en los más chicos, por la abstracción de la realidad, la tendencia al aislamiento, y por el desapego a la comunicación con los pares, tanto en el ámbito escolar como en el seno familiar.
La licenciada en fonoaudiología Anita Lucrecia Lemos (MP 31), analizó que "vivimos en un tiempo donde la inmediatez, la conectividad constante y la brevedad de los mensajes escritos dominan nuestras formas de comunicarnos. Los audios se aceleran, los emojis reemplazan emociones y los algoritmos sugieren respuestas automáticas", por lo que se preguntó: "En este escenario, ¿Qué lugar ocupa la palabra hablada?".
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Contó que con un grupo de niños 9 años en la escuela a donde se desempeña como orientadora escolar fonoaudióloga, trabajó "con un cuento que trataba sobre la intencionalidad de las palabras y de los gestos en la comunicación, del ida y vuelta de estas palabras 'entre' ellos, como enriquecedora u obstaculizadora de los vínculos".
"Desde la fonoaudiología, profesión dedicada a estudiar y cuidar la comunicación humana, observamos con creciente preocupación una tendencia al desplazamiento progresivo del lenguaje oral como principal medio de interacción cotidiana. Hablar, escuchar activamente, mirar al otro a los ojos y compartir un silencio con sentido, parecen prácticas que van quedando rezagadas frente al vértigo de los dispositivos", puntualizó.
Sostuvo que "la palabra hablada es mucho más que sonidos; hablar no es solo emitir palabras, es poner en juego la emoción, la intención, el cuerpo, el contexto. Cada tono, pausa o inflexión lleva información valiosa que va más allá del contenido literal". "Cuando una mamá canta a su hijo, cuando un docente lee un cuento, cuando dos amigos se escuchan con atención, no solo están comunicando ideas, están construyendo vínculos", graficó.
Anita Lemos recordó que "el lenguaje oral es nuestra principal herramienta de contacto con el mundo, antes de aprender a leer y a escribir, ya hablamos. La voz humana contiene matices únicos, imposibles de reproducir en textos o imágenes. Hablar es estar presente".

Riesgos del uso temprano de dispositivos digitales
"Es muy importante llamar a la reflexión a aquellos padres que permiten que sus hijos usen aplicaciones para comunicarse con otros niños en edades tempranas.
Esto implica ser responsables también en la crianza digital de sus hijos, ya que si bien los niños tienen desarrolladas habilidades instrumentales para manejar los dispositivos digitales, no han podido desarrollar aún habilidades de tipo reflexivas para poder regular aspectos de las conversaciones, que a menudo los pone en situaciones de conflicto con sus pares, porque se hace difícil comprender los sentidos de las conversaciones y en otros casos los pone en peligro ya que no tienen la capacidad de reflexionar que del otro lado tal vez no está su amiguito y sino tal vez un adulto mal intencionado".
Transformación de la dinámica familiar
Para la Lic. Lemos, "el uso excesivo de dispositivos digitales, tanto en adultos como en niños, ha transformado radicalmente nuestras dinámicas familiares y sociales, hoy es común ver mesas donde cada integrante mira su pantalla en vez de compartir una charla. Los tiempos de conversación espontaneas se reducen. Incluso en las infancias, los dispositivos ocupan muchas veces el lugar del juego simbólico, del relato, del dialogo con el otro".
"Desde la práctica clínica fonoaudiológica, advertimos que el uso prolongado y temprano de pantallas puede afectar el desarrollo del lenguaje oral, dificultar la adquisición de vocabulario, disminuir la capacidad atencional y limitar las habilidades conversacionales. También puede impactar en la comprensión emocional y la empatía", concluyó la especialista.








