Crónica de quien defiende sus ideas

Muchas veces es difícil mantenerse en pie en medio de la tormenta. La lluvia arrecia, las arenas movedizas de la realidad amenazan con tragarnos y la tentación de rendirse se asoma como una salida cómoda. Sin embargo, hay quienes deciden proteger, como quien res guarda un fuego mínimo con las palmas, la luz frágil, pero intensa de sus ideas. Ciro Novelli es uno de esos nombres que resisten. Cineasta, gestor, maestro y compañero de ruta para quienes creen en la potencia de la cámara como herramienta de transformación, él se empeña en mantener viva la llama en un tiempo, donde los vientos parecen soplar en contra. Mientras en la Argentina se cierran líneas de fomento del INCAA y se desarma parte del andamiaje que sostuvo a generaciones de directo res y productores, Novelli no se repliega. Por el contrario, redobla su apuesta: inspira, acompaña, empuja a que otros —jóvenes, curiosos, obstinados— no dejen de filmar, de contar, de crear.

Ese mismo pulso vital late en La Bibliodera, el concurso literario que logró convocar a adolescentes y jóvenes de los rincones más diversos de Santiago del Estero. Allí donde parecía que el silencio cultural iba a ganar la partida, aparecieron voces nuevas, inesperadas, capaces de construir mundos fantásticos y de pararse sin miedo en el territorio del terror y la imaginación. Desde pueblos del interior profundo hasta barrios de la capital, los chicos y chicas trajeron su manera de narrar, de resistir y de soñar.

En un país donde la centralidad parece siempre estar en Buenos Aires, producir arte en el interior tiene algo de gesta heroica. Significa levantarse cada día a pelear con presupuestos ajustados, con la falta de apoyos oficiales, con la indiferencia que margina a quienes no viven cerca del Obelisco. Pero también significa crear con otros paisajes, con otras memorias, con otra fuerza. Significa, sobre todo, defender la certeza de que las historias que nacen desde Santiago del Estero, con su tonada, sus leyendas y sus dolores, tienen derecho a ocupar un lugar en el gran mapa cultural. Por eso, esta no es solo la crónica de un cineasta, ni la de un concurso llevado a cabo desde la Municipalidad de Santiago del Estero: es la crónica de una provincia que se planta. Que decide no bajar la cabeza ni esperar la aprobación de nadie. Santiago del Estero defiende sus ideas, fomenta a sus jóvenes, sus artistas, su palabra. Defiende la luz de su fuego contra la tormenta. Y en esa defensa, en esa terquedad hermosa, se escribe un manifiesto silencioso, pero poderoso: aquí seguimos, aquí creamos, aquí resistimos.