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Un drama que crece: por qué los niños se enojan y lloran cuando se los aparta de los dispositivos

¿Cuál es el nivel de daño que les están causando los adultos a los niños, al dejarlos con los celulares durante un tiempo prolongado? La Lic. Rosario Sanguedolce explica qué ocurre con estos chicos.

09/08/2025 06:00 Santiago
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El reemplazo de los juegos didácticos o al aire libre por las pantallas ya es un hecho. Son cada vez más los niños que pasan gran parte del día conectados a sus dispositivos, consumiendo videos o juegos virtuales. Si bien el drama es generalizado, porque no sólo afecta su visión o agrava el sedentarismo, hay que poner especial énfasis en las reacciones de los niños frente a ellas y, peor aún, cuando deben despegarse por unos minutos de sus celulares.

¿Qué ocurre? ¿Por qué los niños se montan en ira cada vez que los padres quieren quitarles, aunque sea por unos minutos, las pantallas? ¿Es normal que lloren porque deban dejar el dispositivo por un rato? ¿Cuál es el nivel de daño que les están causando los adultos a los niños, al dejarlos con los celulares durante un tiempo prolongado?

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En diálogo con EL LIBERAL, la Lic. Rosario Sanguedolce, especialista en Psicología Infantil, explicó la razón por la que los chicos manifiestan reacciones extremas ante la posibilidad de "desconectarse" por un momento del mundo virtual.

"Toda esa situación que se plantea en el tema del uso de pantallas y la desesperación del niño cuando le vamos marcando un límite tiene que ver con poder impartirle la crianza, poder darle herramientas para que él pueda insertarse en el mundo social, donde van a haber límites, reglas, tiempos de espera. Y ese niño tiene que aprender desde la casa con estas herramientas que les dan los padres desde la crianza, para poder insertarse en el mundo, porque si desde la casa no le damos las herramientas de capacidad de espera, de tolerancia, de poder tolerar la frustración de esperar el turno, de poder apelar a la creatividad y la imaginación cuando ya no se usa la pantalla, va a ser complicado que ese niño después pueda tener una socialización tranquila, saludable, adaptada", advirtió.

Como consecuencia de la falta de manejo de las reacciones y emociones que le generan ahora este desprendimiento momentáneo, en el futuro no muy lejano se verán "niños angustiados, que viven mucha con mucha inhibición, agresivos, con dificultades de establecer vínculos con los otros", consideró Sanguedolce.

En ese contexto explicó: "Si tenemos que explicar por qué ellos se desesperan cuando se acaba el tiempo de pantalla, es porque hay una baja tolerancia a la frustración, no hay capacidad de espera, no hay una paciencia en apelar al aburrimiento y buscar la creatividad y la imaginación a hacer otras cosas. Son niños que han aprendido a interactuar únicamente con una pantalla, a entretenerse con una pantalla y cuando esta pantalla no está, obviamente que viene la angustia".

¿Y cómo se manifiesta?, se preguntó la Lic. Sanguedolce: "La crisis de llanto que se viene después de desprenderse de una pantalla, es porque sienten una frustración. Es lo que nos pasaba a nosotros también: cuando de niño no nos salían las cosas como las queríamos, nos enojábamos, llorábamos. Es lo mismo. Entonces hay que tener paciencia con los niños porque es normal, es saludable que el niño muestre su enojo".

Señales de que la situación se cronofican

Hay un punto en el que el tema es agrava: cuando la frustración se "descarga" en sus entornos.

"El punto es que si esto queda cronificado, si se expande a otras áreas a donde el niño se desenvuelve, como la escuela o con los amigos. Puede pasar que no tolere en la escuela ningún tipo de frustración o no pueda sostener un vínculo con amigos porque toda esta situación la vuelca en ellos y no tolera las reglas. Ahí estamos ante una situación compleja en donde se hace necesario buscar una ayuda profesional, y también guiar a esos padres en la educación del niño. Estamos viendo niños en los que hay una falta de límites, de contención, de herramientas para tolerar el aburrimiento y el enojo. Hay que darles herramientas más naturales, simbólica, de jugos, de compañía para atravesar estos momentos. Son momentos esperables, pero cuando se cronifican y se expanden a otras áreas ya hablamos de situaciones de angustia desbordantes que merecen ser tratadas en profundidad".

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