Por Marcela Lazo.
Una sana construcción Una sana construcción
Escuche a una docente decir: "Todos traemos algo para dar" refiriéndose a los alumnos. ¡Me encantó esa mirada!! Y pensaba ¿Y si intentamos mirar lo bueno que trae cada persona?
Sin embargo, escucho negar y renegar de los que estuvieron antes o tratar de destruir la construcción o el legado de los anteriores, y eso solo trae desolación, dolor, miseria, quiebres irreparables, divisiones, que a la larga no le sirve a nadie, ni al que lo hace, ni al que lo recibe. Es pan para hoy y hambre para mañana como dice el dicho.
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El respeto mutuo entre generaciones; el reconocimiento de unos a otros; la aceptación; el aprendizaje de las virtudes y los errores de los que estuvieron antes Nos permite CONSTRUIR y CREAR sobre bases sólidas y beneficiosas.
Todos construimos sobre bases dejadas por los antecesores. Si las rechazamos y nos enojamos porque no fue como quisiéramos, les estamos faltando y nos faltamos a nosotros mismos.
Quizás nos hace mucha falta respetar, reconocer y aprender de los que estuvieron antes. Y aprender de nosotros mismos, de las debilidades y cualidades que nos habitan; aprender de los jóvenes o adolescentes que son el termómetro para medirnos si somos ejemplo e inspiración o no lo somos.
RELACIONARNOS y CONVIVIR ENTRE GENERACIONES desde un lugar sano, sin querer ser unos mejores que otros, no es tarea fácil; pero nos permite valorarnos más, enfocarnos en los que nos UNE y hacer una construcción de respeto a nuestras diferencias y diversidad humana. CONSTRUIR NO DESTRUIR.
Además, TODOS TENEMOS DERECHO A PERTENECER, ¡SOMOS VALIOSOS POR NATURALEZA! Nos guste o no, lo aceptemos o no.
Aquí vale ejercitar la frase: ¡EL MUNDO NO SERÍA LO MISMO SIN TU PRESENCIA!! ¿Y si le decimos al que no nos cae bien? Buen ejercicio para conectar con el AMOR DE HERMANOS.










